miércoles, 8 de enero de 2020

El poder de las emociones y la inteligencia emocional en el liderazgo, por Ana Martínez

¿Cuál es la emoción que te ha ocurrido para que decidas leer esta publicación y que sensación has tenido a la hora de leerla?

Las emociones son parte de nuestra vida y determinan la calidad de vida de cada uno de nosotros ya que no se pueden controlar, pero si se pueden gestionar. Por ello, es importante conocer e identificar las causas de porque se producen cada una de nuestras emociones y saber gestionarlas, de forma favorable, para poder alcanzar nuestros objetivos y tener éxito en lo que hacemos. Sin embargo, si no sabemos gestionarlas produce que caigamos en un bucle del que, a veces, es difícil salir en el cual nos hacemos daño a nosotros mismos.

 

Algunas emociones, por ejemplo, la alegría, el amor y la esperanza generan deseos de vivir, alcanzar metas, el desarrollo de habilidades sociales, etc. En cambio, el desagrado, la tristeza y el miedo producen no tener ganas de comer ni de vivir, alejarnos de nuestros seres queridos y pensamientos negativos.

En el mundo laboral, la mayor parte de las compañías buscan personas empáticas, asertivas, motivadoras, que tengan habilidades sociales, disciplinadas, con iniciativa y con capacidad de autocontrol mientras que para puestos directivos buscan perfiles que sean capaces de gestionar las relaciones interpersonales con éxito.

La inteligencia emocional es fundamental para cualquier empresa y, en especial, para las personas que trabajan en ella y sobre todo en el liderazgo. Un buen líder tiene que saber escuchar, ofrecer un clima laboral agradable, garantizar a su equipo comprensión, compasión, confianza, compromiso y entusiasmo para sacar el trabajo adelante e identificar el estado de ánimo de las personas para motivarlas y entusiasmarlas a diario. Con todo ello, se puede conseguir que los empleados sean más productivos, felices y que los ingresos mejoren.

Algunos trabajadores desarrollan su capacidad de liderazgo de forma natural, pero el liderazgo e incluso la inteligencia emocional también pueden aprenderse en el día a día. Además, es importante que los empleados sepan manejar sus emociones, para evitar casos de estrés y ansiedad que pueden perjudicar su salud.

Para terminar, me quedo con una frase de Daniel Goleman (escritor, periodista, profesor y psicólogo), que hace mención en su libro “Inteligencia emocional”, en la que dice “Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución”. Por lo tanto, saber gestionar nuestras emociones es saber gestionar nuestra vida.

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