miércoles, 26 de febrero de 2020

El Síndrome de Burnout, por Mónica Bermejo

En los últimos años se ha ido incrementando las bajas por culpa del estrés laboral. ¿A qué se debe este aumento de estrés en el trabajo?

El estrés es un estado de cansancio mental debido a un rendimiento mental y físico muy superior al normal. En el contexto profesional el estrés laboral no solo tiene factores de riesgo que pueden afectar al organismo, sino que es importante comprobar cuál es la interpretación que hace la propia persona de la situación. En el mundo laboral, dentro de la estructura organizacional se comienza a tener en cuenta los estresores de trabajo, como puede ser la carga mental de trabajo, el trabajo repetitivo, la falta de autonomía, las horas extras, etc. Es necesario que la empresa no solo se centre en el entorno laboral del trabajador, sino también en su entorno familiar y social.

EL SÍNDROME DE BURNOUT se define como un tipo de estrés laboral, un estado de agotamiento físico y mental que tiene como desenlace que los trabajadores tengan una autoestima baja y pierdan totalmente el interés por su trabajo lo que disminuye claramente la productividad.

El estrés laboral se debe a la gran carga de trabajo y a una mala organización por parte de la empresa y del propio trabajador lo que desencadena en un mal desempeño del trabajador en su puesto de trabajo y que el propio trabajador no se encuentre en estado optimo, debido a que a nivel cerebral puede afectar a la capacidad de aprendizaje, memoria y estado de ánimo; por lo que los trabajadores se terminan pidiendo la tan temida baja por estrés laboral

‘‘No podemos escoger aquello con lo que tenemos que enfrentarnos en la vida, pero si podemos cambiar como sentimos el estrés y lo que pensamos de él’’




Pero, ¿cómo podemos enfrentarnos a este gigante que tanto afecta a las empresas?

Si queremos que tanto los trabajadores como la empresa se encuentren sanos en este aspectos tenemos que usar todas las herramientas que tengamos a nuestro alcance, siempre con la premisa de que la prevención es nuestra mejor estrategia.

Hay numerosas pautas para prevenir el estrés que el trabajador puede realizar de manera individual  y ejercicios y actividades que la empresa puede hacer a nivel grupal para disminuir al máximo los factores que incrementa el estrés laboral, creando un ambiente laboral relajado y optimo para sus trabajadores.

La Ley obliga a la empresa a ocuparse de los riesgos psicosociales que pueden crearse en el entorno laboral, pero el trabajador también tiene que colaborar en la construcción de su propio bienestar físico, psíquico y emocional.

jueves, 20 de febrero de 2020

La robotización y la IA, ¿crean o destruyen trabajo?, por Paula Monedero

El mundo se encuentra ante un proceso de cambio, incluyendo también el sector laboral. El motivo de este cambio es lo que los economistas llaman “Industria 4.0” o “La cuarta Revolu-ción Industrial”, que consiste en la introducción e implantación de las nuevas tecnologías en las empresas. Con todo esto, podemos afirmar que las innovaciones tecnológicas están cambiando la naturaleza fundamental del trabajo.

Muchos trabajadores son conscientes de la amenaza que supone este cambio tecnológico en relación a un gran número de puestos de trabajo diferentes. Y aquí es donde se encuentra el paradigma: ¿la tecnología crea o destruye empleos?
 
 

 
Este es un ejemplo de cómo muchos trabajos manuales que desempeñan personas en las cadenas de producción de las fábricas son sustituidos por robots.

Pero lo cierto es que aunque los robots destruyan algunos puestos de trabajo, no significa que el número total de empleos vaya a descender, ya que la incorporación de robots en las empresas puede contribuir a generar otros empleos, ya sea de manera directa o indirecta, ya que la tecnología acompaña al crecimiento y expansión de las empresas, creando nuevas necesidades, nuevos productos y por tanto, nuevos puestos de trabajo.

El capital humano de las empresas no puede desaparecer por completo, simplemente ha cambiado la forma de trabajar, mientras que antes muchos trabajos se basaban en la fuerza física y se realizaban actividades repetitivas, ahora se trata de trabajos basados en competencias (conocimientos y habilidades).

Por lo tanto, habría que dejar de hablar de creación o destrucción de puestos de trabajo y empezar a hablar más de transformación del empleo. Todo esto implica la necesidad de adaptación a este proceso de cambio que crece a gran velocidad aumentando la cualificación y las capacidades de las personas.

La robotización o automatización es una tendencia imparable, con lo cual debemos adaptarnos a los nuevos cambios y aprovechar las oportunidades y ventajas que nos ofrece.
 
 

jueves, 13 de febrero de 2020

La Hiperconectividad Des-Conexión de la vida Laboral, por Marta Casado

Sábado 3 de febrero 21:15 - Un sobre, una luz, se ilumina la pantalla de tu móvil. Un correo electrónico nuevo. Coges tu smartphone con expectación e intriga. “¿Qué será? ¿Qué ha pasado a estas horas? Tiene que ser grave” – piensas mientras introduces el código de desbloqueo. Lo lees rápidamente. Es un correo enviado de manera automática. No tiene importancia.
 
Realmente sí que la tiene. En esos segundos en los que cogías el teléfo no móvil, te han asaltado 4 ó 5 asuntos pendientes que dejaste el viernes en la oficina y ya no puedes sacarlos de tu cabeza, aunque estés en ese bar con tus amigos.
 
 
 
El día 7 de diciembre de 2018 entró en vigor la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales entre los que se encuentra el derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral. El objetivo es garantizar el respeto del tiempo de descanso, permisos, vacaciones e intimidad personal y familiar de los trabajadores.
 
Actualmente todas las personas en las organizaciones hacen uso de los teléfonos móviles para llevar a cabo su trabajo. La posibilidad de trabajar desde cualquier sitio dota de gran rapidez y eficiencia a la comunicación y toma de decisiones de las compañías. Sin embargo, en un entorno tan dinámico cuesta poner punto final a una jornada laboral en la que estas saliendo de la oficina y acabas de recibir en tu smartphone 3 correos nuevos. El trabajo ha dejado de ser presencial definido como un lugar físico y regido por horarios, ahora son tareas crecientes que cumplir a diario y que no cesan cuando es la hora de salida. Como ejemplo según un estudio elaborado por InfoJobs el pasado año, el 51% de la población activa española afirma responder correos electrónicos y atender llamadas de trabajo durante las vacaciones o fines de semana.
 
Todo esto se traduce en unos términos que están definiendo la sociedad del siglo XXI: estrés, agotamiento, insomnio, ansiedad entre otros que afectan personal y laboralmente influyendo en la motivación, en la calidad de trabajo y en el absentismo. Las generaciones Z y millenial son colectivos especialmente sensibles a la hiperconectividad debido a que se les hace especialmente difícil desconectarse de sus dispositivos tanto en el ámbito laboral como en el personal.
 
La conciliación de horario y el compaginar la vida familiar, la reducción del estrés y la mejora en la motivación son unos pocos ejemplos de las ventajas de poder desconectar del trabajo.
 
 
 
¿Qué podemos hacer para convivir con la hiperconexión?
Tras analizar el escenario que tenemos que no augura un buen futuro en un mundo cada vez más hiperconectado, la norma que he mencionado anteriormente es un paso que abre un montón de soluciones y sobre todo una mayor concienciación social sobre el tema.
 
Algunas empresas ya se han puesto manos a la obra y proponen ciertas condiciones para que los trabajadores puedan desconectar del trabajo: cerrar todas las oficinas a una hora concreta o la obligación de poner el teléfono móvil al salir de la oficina en modo avión son un par de muestras que ponen en valor la importancia de la conciliación dentro de las organizaciones. Pero aún hay mucho trabajo que hacer.
 
Por parte de los usuarios de esa tecnología, el hecho de ser consciente de la sociedad en la que vivimos, y saber ser crítico con el tiempo del que disponemos y de a qué lo queremos dedicar es clave para poder tener el control de nuestro tiempo. Tenemos que ser nosotros los que dirijamos la relación con nuestros dispositivos, y no al revés.
 
Película: Todo en un día (1986) "La vida se mueve muy rápido. Si no te detienes y miras alrededor de vez en cuando, podrías perdértela"

jueves, 6 de febrero de 2020

El alcance de un plan estratégico de RSC, por Carlos Altuzarra

Si te pidiesen que definas la responsabilidad social corporativa, ¿cómo lo definirías?

Cuando hablamos de RSC tendemos a hacerlo en abstracto. Es complicado dar una definición certera, debido a la gran cantidad de conceptos que esta responsabilidad engloba. Nos encontramos con la dificultad de contabilizar de manera cuantitativa cuáles son esos beneficios, pero indudablemente un plan estratégico de RSC reporta a las corporaciones un aprovechamiento  económico, social y ambiental.

Como primer punto de partida, una empresa comprometida con esta realidad debe identificar con que actores se va a relacionar. Una vez identificados estos stakeholders, se pueden dirigir las líneas de actuación para conseguir que todos los engranajes funcionen y así alcanzar esa situación idónea de respeto por el medio ambiente y por el cuidado de las personas. Para esto, las empresas siempre deben tener presente, el papel principal que juegan en el devenir de la sociedad. Teniendo este objetivo en el horizonte, podemos analizar qué beneficios se obtiene de la puesta en práctica de estas políticas.

Si en nuestra corporación nos comprometemos a respetar las relaciones con nuestros colaboradores, si valoramos la diversidad e impulsamos planes de igualdad, si promovemos la conciliación y respetamos nuestro código ético, estamos creando un impacto positivo en nuestro entorno, que se traduce en un mejor rendimiento de las personas y en un incentivo extremadamente potente para futuras relaciones. No olvidemos que un trabajador puede ser el mejor reclamo o el peor.

Si cuidamos del medio ambiente, gestionando responsablemente los residuos, creando espacios libres de plásticos, fomentamos la sostenibilidad del negocio y la de la propia sociedad. Esto ayuda a generar confianza de cara a futuras alianzas con socios potenciales, permitiendo un mejor posicionamiento sobre empresas que no han adquirido este compromiso.

Apostando por el desarrollo de forma activa con asociaciones deportivas y entidades formativas, mejoramos la imagen de la empresa proyectando un mensaje de armonía social y siendo un activo principal en relación con la atracción del talento.

En definitiva, las actuaciones relacionadas con la responsabilidad social corporativa son sinónimo de garantía en cuanto a competitividad, prevención de riesgos y mejora de la gestión. Siendo parte esencial de esta responsabilidad, el compromiso de todos.