jueves, 18 de diciembre de 2014

EL LIDERAZGO, ¿CÓMO UN JUEGO DE NIÑOS?, por RODRIGO VILLAR CARBAJOSA

La imagen se repite, a lo largo del curso escolar, todos los fines de semana: En el patio de cualquier colegio, podemos ver a un grupo de niños compitiendo; sí, porque aunque en esas edades lo que tienen que hacer es disfrutar del deporte, de los compañeros, del aire libre, todos quieren ganar… pero esto lo dejo para otro debate. Es bueno que desde niños estemos compitiendo, porque el juego, siempre  viene a ser, desde la más corta edad, un entrenamiento para  la vida de adulto. Así se ha hecho en todas las culturas de la tierra, desde las más primitivas a las más modernas, y más  viendo la sociedad actual cada vez más competitiva, puede que  sea así, ¿o es mejor que en esas edades los niños disfruten solamente con sus juegos?

Una vez hecha esta reflexión quiero centrarme en lo me que interesa sobretodo: es en la figura del entrenador de esos niños, que aplica en muchos casos las habilidades que un líder aplica en sus organizaciones en el día a día.

El entrenador tiene contacto con el grupo de niños 2-3 días por semana y se encuentra con los mismos retos del día a día del líder, como por ejemplo:
  • La motivación: algunos  de esos niños que van a entrenar, lo hacen porque sus padres quieren que su hijo haga deporte, aunque a ellos no les haga mucha gracia pero el entrenador tiene que conseguir que esos niños vayan a entrenar para establecer relaciones con otros niños, descubrir el  aspecto competitivo, o por el espejo, en quien mirarse si se trata  de  un deportista famoso…  
  • La comunicación, es decir trasmitir la información de manera eficaz para realizar determinadas acciones del juego, como  por ejemplo cuando quedan pocos segundos para acabar el partido y en ese tiempo hay que sacar el máximo rendimiento. 
  • La empatía que hay que trabajar en el día a día con los niños, viendo sus necesidades y ayudándoles a desarrollar sus habilidades.
  • La disciplina, a través de la cual el entrenador debe lograr el acatamiento de unas normas de conducta y entrenamiento, aparte de conseguir  la comprensión de su utilidad por parte de los niños.
A lo largo de la semana el entrenador planifica los entrenamientos, buscando que los niños vayan adquiriendo y dominando cada vez más factores del juego para desarrollarlos el sábado que juegan enfrentándose a  otro equipo.

El entrenador premia, cada sábado que juegan un partido, dando más minutos de juego a  aquellos que mejor hayan entrenado durante la semana o que mejor estén adquiriendo las habilidades que se necesitan para jugar a ese deporte.

Todo este conjunto de habilidades que desarrolla el entrenador tiene dos finalidades:
a) Por una parte que el propio entrenador consiga  sacar de  un grupo de personas, en este caso unos niños, el máximo rendimiento,
b) Y para los propios niños, que la actividad sea muy enriquecedora, consiguiendo aprender trabajar en equipo  porque, deben ir adquiriendo las competencias para en un futuro enfrentarse a las diversas situaciones reales y muchas veces trascendentales de la vida de adulto.

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