jueves, 3 de octubre de 2013

LA LEVEDAD DE LO HUMANO por JESÚS ALCALDE

Siempre me ha llamado la atención la fragilidad de la función de recursos humanos en la organización, que no acaba nunca de consolidarse del todo a pesar de la importancia que todo el mundo reconoce a las personas.
 
Por una parte me sorprende la dificultad para asentar un nombre, unas veces como si fuera una carencia de identidad y otras innova tantos nombres que hace dudar de su reputación: Dirección, área, departamento, servicio o negociado, gestión, administración,..., de asuntos sociales, de organización y recursos humanos, de personal, del talento, de competencias, de formación y desarrollo, de personas, de medios, ...

Por otro lado, la inclusión en un mismo saco de aspectos bipolares, dicotómicos y contradictorios, como caras opuestas de una misma moneda: lo laboral y lo humano; el contrato legal y el contrato psicológico; lo higiénico y lo motivador; la norma y la visión; el puesto y el rol; las competencias y la innovación; el desempeño y la formación y el desarrollo;... que juntos no se llevan bien y conviene separarlos

Además, en la jerarquía de necesidades evolutivas de la organización aparece siempre tarde. Primero está el vender; luego el producir o prestar servicios; y luego la administración (pero esto se suele sacar fuera, porque no forma parte del negocio). Solo cuando el grupo es más importante que el negocio, aparece la necesidad estratégica de la función de personas: el talento, el liderazgo, el compromiso, la coordinación, el cambio, el futuro y la innovación. Los aspectos positivos de la función, como la formación y el desarrollo, y las funciones directivas de personas de la línea de mando, como la comunicación, la motivación y el liderazgo, solo aparecen en organizaciones donde el grupo es más importante que el negocio. Aquí estamos menos.

Por todo esto, la implantación en las pymes y en la administración, por ejemplo, no pasa mucho más allá de las relaciones laborales y contratos, administración pura y dura, incluso de la formación que dícese entonces profesional.

Y si alguna vez hicimos algo, cuando viene la crisis, todo se queda en lo que era, en la administración, en datos y números, en recortes, pocas veces en personas, que tienen la capacidad de renacer de sus cenizas.

Como profesionales de esta función estamos a la deriva, nuestra aportación no pasa de lo higiénico, no llegamos a ser ni críticos ni estratégicos para el negocio.

Además,  muchos de los negocios están más basados en el aprovechamiento de la oportunidad del carbonero que en la elaboración de un océano azul.

En tiempos de crisis se nos caen los proyectos de excelencia, de desarrollo, del talento. ¿Cuántas organizaciones conocéis que apuesten por la formación, por la innovación, por las personas? Algunas pocas, que pelean por la adaptación a la oportunidad de mercado o por la internacionalización. Algunas que han comprendido que el mercado ha cambiado tanto que hay que reinventarlo, que hoy la mayoría de los negocios son nuevos o cambiados, diferentes.

¿Qué podemos aportar de valor a esta situación, los profesionales de esta función de personas?

Tenemos nuevas generaciones que culturalmente están en mejores condiciones para entender los cambios. Y gente con experiencia, en algunas batallas, que conocemos  la naturaleza humana. Y otra vez aparece la levedad de lo humano, la dualidad de las personas, lo viejo y lo joven, lo desfasado y lo nuevo, lo conocido y lo  emergente.

Tiempos de crisis, porque no vemos salida, porque no vemos claro cuál es nuestro papel, porque también nos atenaza el miedo, esa emoción paralizante que lo invade todo.

Ahora es cuando es más necesario apoyar a las personas, para que desarrollen autoconfianza y diseñen nuevas visiones de futuro. Pero no solo desde las emociones, que las emociones son frágiles, sino desde la reflexión  y la generación de ideas, que te hacen sentir firme y te orientan a la acción. Visiones nuevas, basadas en la creatividad e innovación, que pueden crear empresas donde el grupo y las ideas son más importantes que el negocio. Esa empresa permanecerá, se adaptará y liderará el mercado.

Cuando pienso en la innovación, me vienen a la memoria un inglés y un irlandés, que allá por el 1837, en Ohio, se dedicaban a fabricar velas y jabones y hoy todos usamos  algún producto de P&G, empresa, siempre deseada,  que ha sido mundialmente escuela de directivos y empresarios.

La función de personas puede ser estratégica, más allá de la administración, comunicando visiones,  liderando necesidades, motivando logros, generando ideas y modelando emociones, coordinando procesos,...

¡Fragilidad del ser humano, que encierra a la vez lo mejor y lo peor que puede darse!

Esto es un foro. Es mi opinión. Los que estamos cerca de esta problemática, ¿Qué otra cosa podemos hacer?

3 comentarios:

  1. Buenos días Jesús, como siempre, una reflexión excelente, lo malo que se quede en eso, una reflexión, siempre he pensado en las diferencias culturales que existen entre los paises, cada país tiene una cultura muy diferenciada del resto e incluyo si están "lindando", es curioso, y es en esa cultura donde están todas las premisas del resto de actuaciones, te pongo un ejemplo:
    Parking gratuito en el centro de New York durante la primera hora:
    El español estará pendiente del reloj para sacar su coche del parking antes de que pase una hora, se perderá todo lo explicado en el museo.
    El alemán piensa, que suerte de tener un parking en el centro de la ciudad, además tiene descuento, es rentable, aprovechará todo lo explicado en el museo.
    Hasta que la cultura no cambie no se puede pensar mas allá...........no merece la pena..........ni molestarse. El cambio tiene que ser mas primario.

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo, querido anónimo. El cambio tiene que ser más primario. Pero ¿qué es la cultura? Una forma preferida de pensar. Y ¿cómo la podemos cambiar? O ¿no merece la pena...ni molestarse?
    A veces el cabreo es útil, porque te saca del confort, para abrirte a otras realidades. Nuestra profesión relacionada con personas, debe entender de esto, para promover el cambio.

    ResponderEliminar
  3. Muy buen post, Jesús. Me gusta el título tan sugerente e impactante “LA LEVEDAD DE LO HUMANO” Me ha recordado a la novela de Kundera “La insoportable levedad del ser”

    Es difícil describir mejor la importancia que lo humano tiene en las organizaciones. Comenzando por lo fundamental, asentar un nombre, que no se ha conseguido. Como muy bien saben los lingüistas, lo que no tiene nombre no existe, no lo hemos procesado para nombrarlo. Nosotros tenemos tantos nombres, que nos conduce a la confusión.

    Esperemos que las nuevas generaciones, con más amplitud de miras y con una visión cultural más globalizada, sean capaces de situar a lo humano en el centro estratégico que se merece.

    Saludos cordiales para todos

    ResponderEliminar