lunes, 8 de noviembre de 2010

PRÁCTICAS por SUSANA AGUADO

Os pongo en situación. Hace dos años me planteé dónde realizar el practicum de Derecho, esos quince créditos obligatorios de la carrera que serían lo más próximo que habría estado, por aquel entonces, a la vida laboral. Estaba entusiasmada por la idea de aprender, por hacer algo distinto a sólo estudiar, por poner en práctica un poco de lo visto en la Universidad. Es por eso que la Facultad me ofreció unas prácticas en una Notaría, pues desde allí habían solicitado un becario. El viernes previo a mi comienzo decidí pasarme a presentarme y a acordar mi horario y, en la medida de lo posible, mis funciones.
Y ésta fue la conversación que, a grandes rasgos, mantuvimos la Notaria y yo:

- “Buenos días, soy Susana, la chica de prácticas de Derecho.”
- “Ah, sí. ¿Y a qué vienes? ¿Qué vas a hacer aquí?”
- “Usted dirá, pero mi intención es aprender lo que se suele hacer aquí, así como ayudarles en la medida de lo posible.”
- “Ya, pero es que no te necesito. No necesito a alguien que no sepa. A tu predecesora la tuvimos ordenando las estanterías y haciendo fotocopias, así que… no sé qué hacer contigo. Si no se me ocurre nada el lunes… pues como la otra becaria.”

No podía haberme imaginado un panorama más desolador. Mi primera incursión en la vida laboral y me encuentro con que, de buenas a primeras y por ser estudiante, se supone que no puedo hacer nada. Me llamó la atención que no se tuvieran en cuenta ni mis conocimientos, ni mis ganas, ni mi disposición por hacer y aprender todo lo que fuera necesario. ¡Y eso que pedían a un becario de la Universidad!
Sin embargo el trabajo tiene que hacerse bien a pesar de las malas acogidas y debemos sobreponernos a los problemas que surjan por el camino. ¿Cómo? En mi caso aprendí que hay dos cosas que nadie nos puede quitar (si acaso, pueden ser potenciadas – y fácilmente, pues ambas van de la mano–): la motivación y la autoconfianza. Y lo mejor de todo es que está al alcance de nuestra mano contribuir a fomentarlas en los demás lo cual, en mi opinión, es fundamental para que los resultados lleguen más rápido y mejor. Estamos demasiado acostumbrados a lo negativo, a destacar lo malo de los que nos rodean, ¿pero les decimos lo bueno suficientemente? ¿Por qué nos cuesta tanto si somos conscientes de los beneficios que reporta? Con ello todos tendríamos una visión más acertada y completa de quiénes y cómo somos, de lo que somos capaces y de nuestras áreas de mejora, conseguiríamos ser más eficientes y todo esto repercutiría en nuestro bienestar personal (y por ende en el de los que nos rodean). Entonces, ¿por qué no llevarlo a cabo?
En definitiva, animar a la gente a conseguir lo que se propongan, destacar su potencial y, en definitiva, hacerles sentir bien no deberían ser obligaciones, sino actitudes naturales de cualquier persona y sobre todo, de un buen líder. Nunca debemos dejar que nos abandone ni la motivación ni la confianza porque no olvidemos que es lo que nos va a dar fuerza para hacer todo y hacerlo bien. Creo que fue gracias a eso que, durante mis prácticas, no hice ni una fotocopia e incluso al final del período me pidieron que volviese. Sin embargo y aunque aprendí mucho, no era ni el sector ni el ambiente en el que quería trabajar, pero esa ya es otra historia.

6 comentarios:

  1. Lo primero, cómo no, Susana, es agradecer que nos cuentes una historia tan personal y que es posible que a muchos nos resulte familiar.

    Además, de tu reflexión, me quedo con lo que sabes de psicología para ser licenciada en Derecho (y en ADE, que todos lo sepan), pues no todo el mundo relaciona con la naturalidad que tú has hecho dos conceptos que para mí son primos-hremanos y que suelen ir de la mano, autoconfianza y motivación (pensemos en nosotros mismos, cómo normalmente nos gustan las cosas que se nos dan bien).

    Ahora sólo queda que tu siguiente experiencia laboral (en prácticas o contratada como Dios manda) sea mucho más positiva. A ver si alguno de que los que te han leído se animan a darte una oportuinidad para demostrar tu valía.

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  2. Muchas gracias Félix, de nuevo, por darnos la oportunidad de participar en el blog pero sobre todo por tus palabras.

    Quería compartir mi experiencia porque refleja bastante bien lo que nos suele ocurrir a los recién licenciados, que no tenemos oportunidad de demostrar de lo que somos capaces. Y no me refiero a circunstancias económicas que impidan a las empresas contar con nosotros, sino a la falta de competencias emocionales de algunos de sus integrantes.

    Creo que es muy importante ver más allá en las personas, motivarlas y confiar en ellas para que todo sea, ya sea en lo personal o en lo laboral, más fluido y dé mejores resultados.

    No sé si la actitud de la que hablo en la entrada es muy frecuente, pero considero que las empresas deberían intentar con más determinación evitar que se contamine el ambiente tan fácilmente como en el lugar en el que estuve.

    Para terminar, por supuesto, recordar que todo comentario siempre es bien recibido. Muchas gracias de nuevo.

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  3. Hola Susana: He leido tu entrada. Me parece muy interesante y aleccionadora para todos (alumnos y empresarios. Esto que te ha pasado es demasiado frecuente. No obstante también hay que verle el lado positivo. En tu caso con la energía
    que muestras nadie va a poderte quitar tus ganas de aprender y de contribuir. Precisamente lo que queremos a través del Foro y de del máster es valorar cada vez más a las personas, pieza clave del entramado de las empresas del conocimiento. Por esto los debates, el compartir experiencias y confrontar criterios y principios es necesario que se extienda a toda nuestra Comunidad, la cual está a falta de empresas (hay algunas) que transpiren estos modelos organizativos. Animo desde aquí a todos tus compañeros a que no se desanimen en esta maratón que han emprendido. El esfuerzo y la tenacidad en la lucha por aprender y compartir deben de ser guías y lemas que alimenten estas dinámicas que habéis emprendido. Saludos cordiales y muchas gracias. José Herrador.

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  4. Buenos días a todos.
    El caso de Susana es muy interesante y creo que común en la mayoría de nosotros.
    Es un doble reto profesional y personal, ya que a parte de aprender y formarte tienes que superar esas barreras que te ponen los compañeros (hacerte el vacío, sentirte como una inútil, marginarte...). Es una sensación horrible y desalentadora y encima suele ocurrirnos en una edad temprana por lo que nos lo tomamos a título muy personal. Para afrontar estas situaciones lo mejor es demostrar tu valía, que las nimiedades de funciones que nos delegan las hacemos rápida y perfectamente, con ello hacemos que cada vez nos tengan mayor consideración y además, un carácter extrovertido hace ganarse la confianza de los demás.
    La experiencia es un grado y te das cuenta que no en todos los sitios es igual. Hay gente que están dispuestos a utilizar su tiempo en enseñarte y ser buenos compañeros, que por otro lado opino que es lo más inteligente porque cuanto antes lo aprendamos más auto suficientes seremos, y sentirte integrada o no cada vez te importa menos y las adversidades las asumes mejor y te hacen madurar más.
    Estoy muy de acuerdo con Susana en que nunca hay que perder la motivación y la auto confianza,es más, tras superar estas situaciones ambas características se acentúan y te hacen más fuerte.
    Hay que ver siempre el lado positivo de las cosas.
    Saludos a todos.
    Laura del Valle

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  5. Así es, Laura. Es una pena que no sólo nos tengamos que enfrentar al paso lógico de demostrar nuestra valía a la hora de encontrar trabajo, sino también a ambientes tóxicos que no hacen ningún favor ni a la empresa ni a sus trabajadores y menos aún a quienes intentamos dar nuestros primeros pasos.

    Pero viéndolo por el lado positivo podemos contribuir a cambiarlo, y ésa debería ser uno de nuestros objetivos sea cual sea el puesto en el que acabemos (que llegará pronto, no lo dudes).

    Un abrazo y ¡muchas gracias por escribir!

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  6. Hola a todos y gracias, Susana, por su aportación tan interesante.
    Poco tengo que añadir a las apotaciones de los blogueros anteriores.
    Susana habla muy bien de la motivación y de la autoeficacia. Yo voy a añadir algún concepto más que pueda ayudar u orientar a los que se encuentran en una situación difícil, como casi todos los jóvenes titulados a la hora de buscar trabajo,y más, después de haberos despertado unas expectativas tal altas para vuestro futuro.Me limitaréa estas tres:
    La Resilencia: la capacidad para afrontar situaciones difíciles y superarlas y salir airosos.
    La Asertividad, la capacidad para autoafirmase y defenter tus derechos.
    La Autoestima, el concepto que tenemos de nosostros mismos, lo que somos, lo que valemos y lo que nos queremos.
    Si trabajamos en el desarrollo de estas competencias, nos sentiremos más seguros de nosotros mismos y afrontaremos las situaciones difíciles con optimismo y tesón.
    En el fondo esto es lo que Susana hizo.
    Saludos
    Rafael Cano

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