Si miramos hacia atrás, vemos que las
organizaciones han ido avanzando en cierta medida “gracias” a diferentes
situaciones o estados de crisis. ¿Por qué desde hace ya tantos años se nos
viene avisando que hay que ser innovadores, no estancarse, y siempre acabamos
estancándonos? y ¿por qué es en tiempos de crisis cuando más se remarca esta
necesidad de innovar, de crecer, de desarrollarse, de ser excelentes y desarrollar
competencias que sólo nosotros (y otros pocos) poseen ya?
Si hacemos una comparación entre el
desarrollo del conocimiento y el de las organizaciones, observamos que éste es
igual o muy parecido en ambos contextos. Tal y como propone Kuhn, el desarrollo
de la ciencia, y con ella del conocimiento, se produce dentro de un paradigma
conocido como “revolución científica”. Según este paradigma existen períodos de
ciencia “normal” intercalados con crisis de paradigmas.
Un paradigma dirige los esfuerzos
científicos y sirve para organizar las observaciones científicas. El paradigma
focaliza la atención de los investigadores hacia los datos que lo confirman,
sin embargo, llega un momento en que dicho paradigma no puede explicar la
aparición de anomalías en los datos. Es entonces cuando hablamos de crisis.
Cuando se ha comprobado que muchas de las hipótesis disponibles son erróneas,
la ciencia entra en una crisis conceptual que dificulta su avance hasta que
aparecen paradigmas alternativos. Finalmente, la revolución científica se
produce cuando un nuevo paradigma sobrepasa al viejo y comienza un nuevo
período de ciencia normal.
El hecho de que la evolución de las
Organizaciones siga el mismo proceso no es un descubrimiento desde luego
novedoso y, siendo así, deberíamos preguntarnos: ¿por qué es tan difícil ser
innovador? ¿Qué ocurre para que el ser humano tenga que recaer en situaciones
de crisis como principal mecanismo de motivación al cambio?.
Una de las principales causas se
encuentra en la tendencia del ser humano a confirmar sus propias hipótesis,
fenómeno conocido como “abstracción selectiva”. Las personas supersticiosas,
por ejemplo, tienden a interpretar las casualidades en función de sus
creencias: Cuando ocurre un fenómeno que concuerda con su creencia lo anotan
mentalmente como un dato más que la confirma, sin embargo, tienden a obviar
aquellos hechos contrarios a la misma: Se recuerdan el número de personas que
sanan tras una visita a Lourdes, pero no aquellas que continúan igual o
empeoran. Este mismo proceso lo
encontramos en numerosos trastornos psicológicos como la depresión: Los
pacientes depresivos tienen tendencia a confirmar la hipótesis de que todo lo
hacen mal o de que no valen para nada. De este modo prestan especial atención a
sus errores y se olvidan de sus éxitos, ya sean pequeños o grandes. En las
organizaciones, el paradigma de la dirección marca una tendencia lineal hacia
una única meta que es la confirmación de su propio paradigma.
Esto nos obliga a plantearnos ¿hasta
qué punto tendemos cada uno de nosotros a confirmar nuestras propias
hipótesis?, ¿hasta qué punto cerramos puertas a nuevos métodos o visiones o
bien seguimos el camino que nos marcan nuestros propios paradigmas?. Si
queremos ser innovadores, y ahora cada vez más debemos serlo, planteémonos esta
pregunta cada día y ayudemos a planteársela a todos aquellos con quienes
trabajamos para conseguir así el cambio.
Anexo I. Una forma de
evaluar la tendencia positivista.
TAREA 2-4-6 Wason
Esta tarea es interesante para
trabajar tanto con individuos como con grupos.
Procedimiento: Se les dice a los
participantes que tres números (2-4-6) están ordenados de acuerdo con una regla
relacional simple que el tutor tiene en la cabeza. Los participantes deberán
descubrir la regla de la siguiente manera:
1. Deberán pensar una hipótesis sobre
la regla que creen que ordena los tres números. Se les da la orden estricta de
que sólo pueden anunciar la regla cuando estén completamente seguros de que
ésta es la que el tutor tiene en la cabeza. Para ello deben:
2. Generar tríadas sucesivas de
números (a modo de experimentos) que les permitirán descubrir si esa hipótesis
es o no correcta. Plantearán una tríada al tutor y éste les dirá si encaja
dentro de la regla que él tiene en la cabeza. Se les permitirá escribir las
tríadas generadas para observar su proceso.
3. Una vez que los participantes
crean conocer la regla la anunciarán al tutor. Si ésta no fuese correcta el
tutor le indicará que no es correcta y que continúe la tarea.
La regla es "Tres números en
orden ascendente".
Cuando realicen este ejercicio, lo
más probable es que la primera hipótesis de sus pupilos sea que se trata de
“números múltiplos de 2”, “números de dos en dos” o bien “números pares”. Para
ello, lo más probable es que hayan generado varias tríadas y que éstas sean
todas ellas confirmatorias de su hipótesis: 8-10-12, 24-26-28… Sin embargo,
pocos de ellos plantearán una tríada de números que sea contraria a su
hipótesis de partida.
Lo siguiente que podrá observar es
que, una vez que generen varias tríadas confirmatorias y planteen su primera
regla errónea, comenzarán a plantear tríadas contrarias a su nueva hipótesis.
En ese momento, el número necesario de tríadas para adivinar la regla del tutor
irá disminuyendo.
Esta tarea sirve para demostrar que:
1. Existe la tendencia de buscar
aquello que confirma nuestra hipótesis así como de usar estrategias
confirmatorias.
2. Cuando se usan estrategias de
control (estrategias contrarias a nuestra hipótesis), la posibilidad de acertar
aumenta así como la eficiencia del participante.
Totalmente de acuerdo contigo, Juan.
ResponderEliminarCada vez nos cuesta más inventar, porque no sé quién nos ha metido en la cabeza eso de que "hoy en día ya está todo inventado", y nosotros nos lo creemos y nos damos por vencidos.
Quizá sea por ello que en las crisis se inventa más, porque miramos el bosque un poco desde fuera, ya que desde dentro vemos que no nos va bien, que nos perdemos, y que "algo habrá que cambiar" ¿no?.
Tendremos que ser más locos y volver a inventar, pero no sólo ideas al aire, sino siendo pragmáticos, porque si no es así, las ideas se pierden. Ya lo decía nuestro querido Santiago Ramón y Cajal: "Las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas".
Un abrazo
Arancha
Yo también estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto, Juan.
ResponderEliminarAl hilo de lo que expones en relación a Kuhn y el desarrollo del conocimiento científico, yo me retrotraería incluso a estadios más tempranos, como la propia escuela. Tenemos (y hemos tenido) alumnos postmodernos en escuelas modernas. Vivimos una época de cambio profundo y acelerado, con un entorno turbulento e impredecible. Y la escuela, en muchos planos, sigue empeñada en los viejos paradigmas memorísticos, en la clase magistral etc. Por no hablar de la universidad. Desde niños, no estamos preparados para acometer la incertidumbre, para el "think outside the box". Creemos que todo el conocimiento se encuentra en los libros, que todo está inventado, y por eso cuesta tanto pensar diferente, de manera no convencional, creativa etc. Las propias estructuras educativas nos conducen a ese modelo de pensamiento "confirmatorio" al que haces referencia en tu post.
A nivel psicológico, me parece muy acertada la referencia que haces a la abstracción selectiva. Otros sesgos psicológicos útiles para explicar la falta de innovación podrían ser el sesgo de autoservicio, el sesgo heurístico de disponibilidad etc.
Un abrazo
Álvaro
Sí Juan, yo también estoy de acuerdo, de hecho yo siempre funciono "así de mal" normalmente soy mucho más eficiente cuando tengo algo de presión (sin excesos) y no me refiero a que venga alguien y me diga "inventa algo para mañana", no, pero cuando he tenido exámenes, me he concentrado más cuanto más se acercaba el día,es más en los últimos días me daba cuenta de que la "práctica habitual" me llevaba a ser más rápida asimilando conceptos. Y cuando en el trabajo he tenido una tarea y me decían, que tenía todo el mes...al final lo hacía todo, los últimos días. Ahora bien, cuando te piden algo para "ayer" se activan todos tus recursos e intentas dar el cien por cien de tu capacidad..¿que pasaría si siempre funcionásemos así?¿aportaríamos más ideas? ¿estaríamos preparados para momentos de crisis? También creo que las mejores ideas nacen de grupos de trabajo más que de trabajos individuales.
ResponderEliminarHola Juan, asi es la condicion del ser humano. Cuando se han vivido momentos maravillosos, donde hemos tenido de todo y hemos disfrutado de una estabilidad en la que NO sentiamos la necesidad de rebelarnos contra nada, ¡para que pensar! eso requeria un esfuerzo. De repente llegó un sumani que se ha llevado por delante la comodidad y placidez a las que estabamos muy amarrados y nos ha dejado descolocados. Sin embargo, hay que ser constructivos y reconocer que hay personas, organizaciones que SÍ CREAN, que SÍ INNOVAN, incluso desde y repetando la tradición. Vease el ejemplo de Cascajares, empresa agroalimentaria de nuestra tierra castellana, concretamente de Palencia, que ha traspasado fronteras para llegar a los hogares americanos en un dia tan especial para ellos como es el Dia de Accion de Gracias y desembarcará nada mas y nada menos que comercializando el famoso PAVO DEL DIA DE ACCION DE GRACIAS, con otra genial idea que es incluir en el envase el juego de la quilla para la suerte.Ojala hubiera muchas empresas asi, no te parece? Mientras tanto, quien sabe si en una próxima visita a Mercadonaen, tu amiga la cajera, te sorprende con alguna innovacion y te ofrece con más simpatia bolsas de colores, con sorpresas, que se abran solas.... Querido Juan bienvenido a nuestra tierra que aunque un poco secos somos muy honestos.
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