Leyendo
acerca de diferentes artículos acerca de políticas de empresa en la HBR (Harvard Business Review) me he
encontrado con éste. Trata sobre la resiliencia y me ha parecido interesante,
tanto por el contenido como el momento. Se trata de una traducción del original
por lo que, antes de nada os pido disculpas por los posibles errores así como
las libertades interpretativas. Espero que sea de vuestro interés:
“Cada
uno de nosotros, en la actualidad, somos culpables de un pecado: perder partes
importantes de nuestras vidas en actividades aparentemente absurdas como jugar
con un videojuego.
Pero
la investigación sugiere que la participación en algunas actividades que
asumimos son improductivas pueden ser, en realidad, una manera inteligente de
pasar el tiempo, sobre todo en el trabajo. Estas prácticas pueden hacer que las
personas sean más ingeniosas y resolutivas y menos propensos a abandonar cuando
las cosas se ponen difíciles. En otras palabras, pueden hacer que la gente sea
más resislente. Es por eso que he convertido en un objetivo personal perder por
lo menos cuatro minutos cada hora.
Empecé
a sumergirme este tema después de tener que guardar cama durante tres meses a causa
de una lesión cerebral traumática. Tenía órdenes de dejar que mi mente despejada:
sin e-mails, sin escribir, sin correr. Cada noche me iba a la cama con la sensación
de que el día hubiera sido un
desperdicio, y eso me hizo ansioso y deprimido. Me di cuenta de que me volvería
loco de ser tan improductivo a menos que pudiera redefinir lo que la
productividad significaba para mí. Pensé en actividades que aceleraran mi
recuperación con cosas pequeñas que me hacen sentir feliz, actividades creativas.
A
medida que me encontraba mejor, me entró la curiosidad acerca de por qué
algunas de las mayores pérdidas de tiempo, como mirar fotos de bebés, animales
o pasear por el barrio, eran las actividades que me habían ayudado a la mejoría.
Fue entonces cuando empecé a devorar literatura científica acerca de la
resiliencia, que se basa en la neurociencia, la medicina y la psicología. Y
esto es lo que aprendí: Hay cuatro aspectos de la capacidad de seguir adelante
después de un golpe físico, mental, emocional
o social y cada uno puede desarrollar con actividades que parecen
malgastar el tiempo.
Como
es de esperar, la resistencia física es crucial, ya que permite que el corazón,
los pulmones y el cerebro para reaccionar con eficacia ante situaciones
estresantes. Cada vez más, los investigadores coinciden en que un estilo de
vida sedentario es el obstáculo número uno para llegar a ser capaz de soportar
y recuperarse. Su consejo: Levántate y toma al menos unos pocos pasos de
distancia de su computadora cada hora.
La
investigación también muestra que la fuerza de voluntad se hace más fuerte
cuanto más lo ejercen. Abordar una tarea inútil, aunque complicado, suavemente,
como chasquear los dedos exactamente 50 veces o contar hacia atrás desde 100,
son maneras científicas de mejorar la concentración y la determinación y por lo
tanto la resistencia mental. De hecho mejora sin motivaciones externas.
¿Qué
hay de la resistencia emocional? Para tener menos miedo al fracaso y más
abierta a la utilización de diferentes estrategias, trata de experimentar, en
promedio, tres emociones positivas por cada una negativa a lo largo del día.
Los científicos llaman a esto la relación y 3:1 mirando a un animal, a un
adorable bebé o hacer un record en Angry Birds.
Por
último, la resiliencia social es acerca de las relaciones que nos ayuden a
encontrar recursos cuando los necesite. Aquí, los estudios sobre los efectos de
la gratitud y el tacto sugieren el desarrollo de hábitos que lo conectan a
otros. Enviar una nota de agradecimiento una vez al día por e-mail, chat o
mensaje de texto. Dar la mano, si lo haces durante seis segundos, el toque
aumentará los niveles de oxitocina en el torrente sanguíneo y la de su colega.
(Los niveles elevados de que se han asociado con confianza.)
Una
mayor capacidad de resiliencia le hará más capaz, y que beneficiará a su
organización.”
Jane
McGonigal para HBR, Octubre de 2011.
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