Todo lo concerniente a los Recursos Humanos
es, en esencia, de naturaleza compleja y poliédrica. Estamos hablando de
procesos en los cuales se interrelacionan personas, organizaciones, agentes,
instituciones, equipos, departamentos, normas etc. En definitiva, un sistema
complejo en el que, en términos hegelianos, “todo tiene que ver con
todo”. Por ello, el conocimiento de las distintas realidades y procesos que
acontecen en el seno de una organización o empresa y que están protagonizados
por personas debería conllevar, a mi juicio, un enfoque analítico mixto e
integral.
En mi caso, el énfasis en la metodología
cuantitativa, en la articulación estadística de las relaciones humanas y, por
ende, en la aplicación de la misma en procesos que tienen que ver con los
Recursos Humanos ha sido una constante desde los inicios de mi devenir
formativo y profesional: medias, medianas, desviaciones, varianzas, análisis
discriminantes, cuartiles, correlaciones, pruebas ANOVA, regresiones, pruebas
no paramétricas etc. Todo ello aplicado a esferas como la satisfacción laboral,
los valores laborales, la adquisición de competencias clave, evaluación de la
formación etc. Y ello me ha sido de gran utilidad hasta la fecha (y lo seguirá
siendo), pero siempre vi y me hicieron ver que había otras puertas abiertas.
Está claro que el análisis estadístico, tanto a nivel descriptivo como
inferencial, es una herramienta de vital utilidad en el campo de los Recursos
Humanos, pero su ultra-utilización en detrimento de otras modalidades
analíticas minora la efectividad de los análisis que se realizan.
Hace cuatro años tuve la inmensa suerte de
compartir unos meses con un genio como Robert Stake en el Center for
Instructional Research and Curriculum Evaluation, en la Universidad de
Illinois. Su método, las conversaciones que tuve con él y aquellas clases
pausadas, reflexivas, compartidas con personas de distintas partes del mundo,
que solían empezar con un poema o una lectura, me hicieron cambiar mi
percepción sobre el análisis de la realidad social, aunque en aquel momento no
fuera del todo consciente de ello. A menudo me sorprendo al constatar cómo
aquellas conversaciones, aquellas lecturas, las experiencias compartidas en
aquel remoto paraje del midwest americano, me vienen aún a la cabeza
(recientemente me ha pasado durante las clases del Máster). Pero, más allá de
lo enunciado anteriormente, descubrí que la metodología cualitativa podía ser
tan rigurosa y válida como la cuantitativa. En concreto, el método de estudio
de casos (metodología sumamente utilizada en el ámbito de los Recursos Humanos)
desarrollado por Stake, un referente mundial en la materia, es uno de los
ejemplos sobre cómo se pueden enfocar este tipo de estudios de manera adecuada.
También aprendí, entre otras cosas, que los hallazgos han de triangularse y,
sobre todo, que hay que buscar la esencialidad en el juicio, y desarrollar
tanto evaluaciones comprensivas como evaluaciones basadas en estándares.
Y, yendo más allá de la metodología en sí
misma, un campo como el de los Recursos Humanos requiere de una transversalidad
que no siempre se contempla. En nuestro país tenemos una tradición nefasta a la
hora de parcelar el conocimiento. Queda claro de la Economía, la Psicología, el
Derecho, la Sociología o la Pedagogía son materias con una influencia decisiva
en nuestro ámbito, pero en muchas ocasiones se olvida adoptar un enfoque verdaderamente
transversal que genere una perspectiva integral. Y olvidamos, por ejemplo,
áreas como la Historia o la Filosofía, áreas que tienen mucho que decir sobre
quiénes somos, sobre las personas.
¿Podemos realizar una evaluación de la
satisfacción laboral en un contexto dado atendiendo solo a escalas de
valoración tipo Likert? ¿Podemos tener un conocimiento profundo del desempeño
atendiendo solo a mediciones cuantitativas? ¿Basta una entrevista genérica para
medir el clima laboral?¿En la selección hay que usar únicamente métodos
psicológicos? No cabe duda que estos métodos de análisis son muy válidos, pero
su tratamiento individualizado da resultados necesariamente parciales. Por
ello, creo indispensable que los profesionales de los Recursos Humanos dominen
tanto técnicas cuantitativas como técnicas cualitativas, entendidas estas
últimas como un paradigma metodológico con rigor y robustez. Y que,
independientemente de nuestra titulación formal, desarrollemos un enfoque
transversal en el que se interrelacionen las distintas áreas de conocimiento en
función de nuestros objetivos.
La naturaleza humana es, por defecto,
imperfecta, muchas veces imprevisible e irracional. Somos seres complejos,
sociales y multidimensionales. Pero hay que organizar, articular, motivar,
optimizar etc. En definitiva: tomar decisiones. Y esas decisiones serán mucho
más certeras si adoptamos un paradigma metodológico de análisis mixto,
riguroso, transversal y ajustado a lo que pretendemos y a los recursos
temporales, espaciales y materiales de los que que disponemos. A lo largo de
este Máster tenemos una oportunidad única para adquirir y potenciar este
enfoque.
"La realidad objetiva se ha evaporado
y lo que nosotros observamos no es la naturaleza en sí, sino la naturaleza
expuesta a nuestro método de interrogación" (Heisenberg)
Muy buena expocíón Alvaro. Creo que muchos de nosotros en nuestra vida profesional y en numerosas ocasiones, queriendo aplicar la transversalidad e integración de distintos componentes, hemos tenido que renunciar a ello para seguir las directrices, a mi modo de ver totalmente equivocadas, de aquellos que estaban por encima de nosotros. ¿Cómo convencerles? Esperemos que el Master de RRHH nos permita adquirir HABILIDADES nuevas de apliación practica para la consecución de nuestros objetivos. El privilegio que has tenido de estudiar en una Universidad Americana con Stake y compartir experiencias multiculturales, lo considero muy enriquecedor, dandote la oportunidad de adquirir una vision mucho más amplia no solo a nivel cognitivo. ¡que magnifica experiencia! Un abrazo Cristina
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Medir a las personas solo con números es un error, aplicar el sentido común y una buen método mixto es clave. Así muchas veces despedimos a los más o a los menos caros, por ejemplo, y pasa lo que pasa. Más reflexión y menos actuar por impulsos. Muy buena entrada. saludos
ResponderEliminarEnhorabuena por el post Álvaro! Me ha encantado el contenido y tu forma de exponerlo y presentarlo.
ResponderEliminarComparto plenamente tu percepción sobre la necesidad de transversalidad y de combinación de métodos cualitativos-cuantitativos. Además, creo que esa falta de integración multidisciplinar tiene mucho que ver con nuestro sistema educativo que nos va "forzando" a especializarnos, ofreciéndonos pocas posibilidades de conocer otras formas de análisis.
Un saludo a todos,
Celia
Me ha gustado mucho tu comentario, Álvaro. Sobre todo cuando dices que, en ocasiones, se pierde el enfoque transversal que nos hace integrar la información. Como tú bien dices tendemos a parcelar el conocimiento. Me recuerda mucho a lo que Ford aplicó a la producción: división del trabao en pequeñas tareas que hacen cada una de ellas muy sencillas y posibles de desempeñar por cualquier persona no cualificada. En contrapartida, se pierde el enfoque global del proceso, lo cual a veces genera errores y, por su puesto, falta de creatividad, innovación e identificación con el trabajo.
ResponderEliminarComo futuros gestores del Factor Humano hemos de hacer un esfuerzo por impulsar la visión general en las organizaciones, y favorecer el enfoque transversal donde, a mi parecer, todos ganan.
Un abrazo.
Arancha
Pues tenéis razón, lo que pasa es que la mayoría de empresas son pymes, y da gracias si hacen nóminas, contratos, PRL y poco más. Y luego claro, en un país donde todo se hace a C/P...están como para pensar muchos.
ResponderEliminarPero sería lo suyo si.
Saludos
Menuda potencia de fuego chico. Si pudiera añadir tanta información y conocimientos a mis impulsos e intuiciones...me volvería loco.
ResponderEliminarEn referencia a las Pymes, es verdad que no usan tantos métodos analíticos, ni análisis 360º ni casi nada de eso. Ellos no tienen un despacho para analizar tantos datos sobre los empleados. Como están entre ellos, almuerzan con ellos y saben si durmieron mal o les duele la tripa...
Por ciero, no todo el empleo en España lo generan las grandes empresas y sí hacen contratos, nóminas, PRL, LOPD, y muchas cocas más, que por cierto deben pagar, a un tercero.
Desde luego que yo no estoy sugiriendo que alguien que se dedique a los RRHH deba ser omnisciente y/o omnicompetente, y si ha dado esa impresión desde luego que he fallado en el mensaje. Yo soy el primero que, además como persona en proceso de formación en el campo, tengo muchas, muchísimas lagunas y aspectos a mejorar. Cualquiera que esté dirigiendo o gestionando personas, sea en una gran, mediana o pequeña empresa, tiene más competencias que yo en la materia.
ResponderEliminarLo mío es simplemente una reflexión personal, desde el punto de vista de lo que he vivido y vivo a diario. Y probablemente mi enfoque sea ideal y/o erróneo, no lo sé. Solo he querido plasmar lo que siento como estudiante de un máster de RRHH con el bagaje que tengo detrás. Estoy muy en sintonía de lo que han expuesto David, Cristina, Celia o Arancha en los comentarios. El no cerrarnos, no descartar métodos, articular distintas perspectivas, diferentes áreas de conocimiento...en la medida de lo posible. Y creo que este máster, con un profesorado tan experimentado y tan heterogéneo, es una oportunidad única para ello. Y también desde el punto de vista de mis compañeros/as, ya que nuestro background es muy diverso, y eso es algo que hay que aprovechar, aprendiendo los un@s de los otr@s, sin cerrarnos en preconcepciones o enfoques rígidos.
Sobre lo de las Pymes, creo que una persona en una Pyme (en este país sin ellas no seríamos nadie) que come con los empleados a diario etc. sabe muy bien cómo son, qué necesidades tienen etc. Posiblemente más que cualquiera que analice su comportamiento desde un despacho atendiendo a articulaciones matemáticas de su desempeño y no habla nunca con ellos. Lo que yo pienso es que sería conveniente conjugar ambas visiones.
Un saludo
Totalmente de acuerdo contigo Álvaro, sobretodo al dar importancia a las técnicas cualitativas como las cuantitativas en el mundo de los RRHH. Éstas nos sirven para anticiparnos al futuro, para prevenir/minimizar riesgos...en definitiva para poder tomar decisiones.
ResponderEliminarGran entrada compañero! Un saludo Isabel Ceamanos