martes, 29 de noviembre de 2011

TELÉFONO por SONIA HERNÁNDEZ

Una amiga ha vuelto a trabajar para una gran empresa la cual es considerada de las mejores a nivel nacional en tema de excelencia; bueno hasta aquí todo va, lo curioso es que en su puesto de trabajo tienen un teléfono de hace 30 años, por lo menos; y esto ha sido motivo de discusión toda esta semana entre mi grupo. ¿cómo es posible que haya un teléfono tan antiguo en una empresa tan moderna? ¿No hay buena comunicación? En fin, hemos pensado y debatido sobre muchos aspectos. ¡El juego que da un teléfono!

Pasado un mes y algo de máster empiezas a ver las situaciones de otra manera, posees un poco más de capacidad para situarte desde otras perspectivas ante una situación. Esta semana, en el módulo de gestión del conocimiento, hemos hablado sobre lo poco que gestionamos el conocimiento a nivel laboral, cómo se deja marchar al trabajador con todo su conocimiento y el miedo que existe a la hora de transmitirlo. En mi opinión un pilar fundamental de lo que sucede es la desconfianza y la inseguridad.

La confianza es un aspecto clave para que una empresa funcione, un trabajador se sienta valorado, se pueda entender el trabajo y la forma de trabajar en otros términos. Esta es la definición del verbo confiar según la Real Academia Española:

Confiar: (Del lat. *confidāre, por confidĕre).

1. tr. Encargar o poner al cuidado de alguien algún negocio u otra cosa.
2. tr. Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa. U. t. c. prnl.
3. tr. Dar esperanza a alguien de que conseguirá lo que desea.
4. intr. Esperar con firmeza y seguridad. U. t. c. prnl.

¿Qué es lo primero que pensamos cuándo el trabajador no está en su puesto de trabajo? ¿Cuándo te dice que puede realizar su trabajo desde casa? O ¿desde la playa?

Lo primero que solemos pensar es que no es posible, otra opción es que “ya lo sé que puedes trabajar desde casa pero así te controlo”, “te pago por tiempo”.

Si se confiara más en los trabajadores se prodría aumentar la eficacia laboral en menor tiempo o, desde otra perspectiva, sacar más rendimiento a las horas de trabajo. Esto parece simple pero, al mismo tiempo, es complejo debido a que no sólo influye la confianza en el trabajador. Si nos encontramos en una dinámica en la que el tiempo establece todas nuestras actuaciones y éste forma parte de la estructura de la empresa, la confianza en la persona puede verse mermada. La referencia temporal limita la confianza al trabajador en ciertos aspectos debido a que es el tiempo el que establece su ritmo de trabajo sin tenerla en cuenta en muchas ocasiones. Sin embargo, si actuamos por objetivos todo se redefine debido a que la persona no está ligada al tiempo, éste en vez de ser una prioridad pasa a un plano secundario del que lo rescataremos cuándo estimemos oportuno.

Las respuestas a las preguntas planteadas anteriormente son diversas según tengamos al tiempo o a los objetivos como prioridad. Desde el primero, es casi inadmisible que un trabajador pueda desempeñar su trabajo desde un puesto que no sea el suyo porque se
tiende a pensar que no se le controla, que en vez de trabajar está de ocio, que se le paga por estar en su puesto y no en otro… podemos encontrar infinitas afirmaciones que lo confirmen. Pero, si contestamos a estas preguntas desde la referencia por objetivos, se entiende de otra manera más flexible tanto para la empresa como para el trabajador.

En esta situación generalizada de crisis en que nos hayamos sumergidos, sale a la luz la rigidez de la empresa y el poco margen de actuación que tiene; esto está en parte provocado por el concepto que tienen de eficiencia y eficacia en el trabajo centrada en el tiempo. Tener esta referencia es perder eficiencia y aumentar el coste de la empresa. Con la crisis encima hay que redefinir los conceptos de trabajo y tiempo, hay que flexibilizarse, aprender a desaprender para instaurar otro tipo de referencias que se adecuen más a todo lo que nos está viniendo y podamos hacerlo frente. Todo termina llegando y lo importante es estar ahí y, si se puede, adelantarse, el no tener miedo al cambio o a lo nuevo o desconocido.

Esto exige un esfuerzo activo por parte de los empresarios porque son ellos los que, en primera estancia, deben de estar dispuestos a creer en una empresa “no tradicional”, a salirse fuera de los esquemas tipicos del concepto de empresa. De establecer la dinámica como una actitud y relegar al tiempo a un segundo o tercer plano. Sus prioridades deben de cambiar.

Somos seres que tendemos a la estabilidad por naturaleza y lo reflejamos en todos los aspectos de nuestra vida, pero el ser estables puede volverse un obstáculo si dejamos que invada todas las partes de nuestra vida. Deberíamos fomentar actitudes que logren cierto equilibrio entre estabilidad y la dinámica de la sociedad. Si el mundo está en constante movimiento ¿por qué nosotros no? ¿por qué nos obcecamos en quedarnos como estamos?

Una cosa está clara, cada minuto, cada segundo es diferente, hay un impass que hace que unos vayan hacia delante, otros se queden en el mismo sitio y otros retrocedan, ¿qué tipo de persona queremos ser?

Lo que la sociedad crea, sabe, conoce, relaciona se queda ahí, no llega a todas las personas ¿qué podemos hacer ante esto?

Perdemos información muy valiosa y, lo más curioso, es que ni siquiera sabemos lo que tenemos para poder intuir lo que no estamos conociendo. ¿Cómo podemos desperdiciar esto? O reformulado de otra manera ¿cómo podemos dejar qué suceda esto? ¿por qué no estamos aprovechando todas las oportunidades que se nos ofrecen diariamente? hay tanta información disponible que no somos capaces de procesarla y se pierde y, probablemente, ya no la recuperemos.

En la sociedad hay una falta de escucha generalizada, en cualquier momento, hay alguien que se comunica con otra persona simplemente para sentirse escuchado. Tal vez, este individualismo ha propiciado la desconfianza ya que sino nos comunicamos ¿cómo la vamos a crear y mantener?
Lo que ocurre en la sociedad se refleja en el trabajo, en la forma de gestionar la empresa, en el clima laboral, en la conciliación laboral, en la actitud laboral, etc.

No pretendo llegar a ninguna solución, simplemente, reflexionar y aportar otras perspectivas para poder entender lo abstracto y complejo de todos estos concpetos. Dejar abierta una opción para el debate. Os animo a que me deis feedback y asi todos podamos aprender algo más.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por tu reflexión Sonia sobre la confianza en las organizaciones. Es un tema central para los directivos y consultores. Recientemente ha publicado el conferenciante sobre la gestión de la confianza José María Gasalla que se titula Asunto: confianza. En él trata de definir un modelo que defina el modo de gestionar la confianza y las competencias necesarias para la misma.

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  2. Informamos que esta entrada ha tenido, hasta hoy (una semana después de su publicación), un total de 89 visitas.

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