jueves, 17 de noviembre de 2011

DEFINICIONES por JOSÉ BRATOS

Me gusta observar a las personas, y hace unos días dispuse de mucho tiempo para hacerlo. En un centro comercial estuve observando como una persona atendía los requerimientos de clientes y no clientes que formábamos una larga cola.
Me resultó llamativo la facilidad que tenía para apaciguar al cliente alterado, para sonreír al impaciente, para informar al que lo solicitaba,… Eso no se aprende con un curso de formación, pensé. Ni con dos.

Porqué sería que cuando llegué a casa, me puse a buscar la definición de TALENTO. Me pregunté si el comportamiento de esa persona entraría en la definición de Talento, y me di cuenta que realmente tendría mucha dificultad si me requiriesen dar una definición de Talento.

En esos momentos el acceso más rápido que tenía a la definición, fue la Wikipedia. Leí detalladamente lo poco que ponían. Me extrañó que no hubiese páginas y páginas. No se que me esperaba, pero sentí un alivio enorme, porque después de leerlo me di cuenta que no soy el único que tiene dificultad para definir lo que es el Talento.

Leí cuestiones de aptitudes, de capacidades, de hereditario, de conductas, de genios, de un curioso libro titulado “el hombre mediocre” del que sería para hablar en otro momento. Pero convincente, convincente, poco. Así que pulsé el link de la definición del diccionario de la RAE: “Capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación”.

¿Capacidad? ¿Como cualquier cisterna o bidón?. Curiosamente capacidad viene definida en el mismo diccionario como: “Aptitud, talento, cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo.”

Podríamos entonces unificar las dos definiciones como: “Cualidad que dispone a alguien para el buen desempeño o ejercicio de una ocupación.”

Ya. Cualidad. Como el color del pelo, la altura, o la estructura ósea. Tal como estáis pensando, busqué el significado de cualidad, pero como se dice en la jerga empresarial, no proporcionaba valor añadido a la definición.

Pero fui un poco más lejos. Interpreté “Cualidad que dispone a alguien para…”. Como si fuese algo ajeno a la voluntad de la persona. No eres tú el que manejas la cualidad, es ella la que te dispone a ti para… Lo quieras o no. Sea voluntad tuya o no, el hacer uso de esa disposición.

Estoy seguro que esa trabajadora del centro comercial, no era consciente de todo lo que estaba haciendo. Esa sincronización de contenido de la expresión verbal, con la comunicación no verbal y el tono con el que lo decía, no podía ser conscientemente tan bien ejecutada.

Creo que el talento es una actitud, es un paradigma, es una manera de visualizar el entorno y comprender las causas-efectos, es “el color del cristal con el que según se miran las cosas”. He puesto comillas porque gramaticalmente no es muy correcto, pero como expresión se entiende ¿No?.

“Esa facilidad que tienen algunas personas para, entender el porqué suceden las cosas, o parte de ellas, y para modificarlas o hacer que ocurran.” A su gusto o al de otros, no entro en juicios de valor.

¿Qué término os sugiere que identifica esa definición?

De la gestión del talento, ya ni hablamos.

3 comentarios:

  1. Magnífica entrada José.
    Me has tocado uno de los temas que más me apasionan y con el que soy capaz de tirarme horas hablando con quien sea (hace poco recuerdo una conversación José Herrador sobre ello) y ahora que comienzo a escribir intuyo que puede que haga un comentario mayor que tu post.

    Recuerdo que hace años, dos federaciones deportivas (y algún club, si no recuerdo mal), dentro de su programa de “detección de talentos” -orientados a chavales entre 10 y 14 años- (por cierto, hay un nuevo lector y colaborador del blog que es muy experto en este tema) me pidieron incluir un apartado que hiciera referencia al aspecto psicológico, cómo detectar quién a priori será mejor competidor y más constante en los entrenamientos que el resto, quién tendría más posibilidades de tener éxito siendo ya adultos en su deporte.

    Yo entendía que el niño que con 12 años mide 190 cms tiene un potencial talento para jugar a baloncesto o voleibol (por citar dos), quien tiene una coordinación óculo- manual por encima de la media tendrá un mayor talento para jugar a tenis o ping pong y quien tiene un índice de masa corporal muy bajo y alta flotabilidad podrá ser mejor nadador que el resto.
    Para mí eso es talento, esas cualidades innatas que precisamente tú llamas cualidad.

    A nivel físico y técnico lo tenía clarísimo (y sigo teniendo), pero por entonces pensaba que, a nivel psicológico, no había nada que predeterminara que uno fuera mejor en lo que me pedían que los otros –hay deportistas de élite de todas formas y colores desde el punto de visto psicológico- y les animé a desechar la idea de preseleccionar o eliminar a nadie teniendo en cuenta ese factor. Eso sí les invité (con una federación incluso lo desarrollé yo) a trabajar con esos “potenciales talentos físicos y técnicos” dos aspectos psicológicos para mí fundamentales en un deportista, las variables psicológicas que intervienen en el rendimiento y el constructo de “fortaleza mental”. De aquél programa salieron una Olímpica y una medallista mundial Junior.


    Ahora pienso un pelín diferente. Creo que cualquier persona (y me salgo ya del tema deportivo) posee un talento determinado para cada cosa y que aunque no esté predeterminado en sus genes (o sí, como la altura para jugar a basket) sí se muestra o desarrolla a temprana edad. En el tema psicológico sí creo que quien tiene una mayor inteligencia emocional tiene más posibilidades de tener éxito a la hora de rendir en determinadas situaciones.

    Yo, en contra de tu definición José, no creo que la clave del talento sea la actitud (sí del rendimiento) pues por mucha actitud que yo pusiera u horas de entrenamiento extra, pudiera ganar a Federer jugando a tenis o a Kasparov una partida de ajedrez. O ser mejor que Steve Jobs desarrollando herramientas informáticas o que Picasso pintando. Ellos tienen un talento especial para lo que decidieron hacer.

    Para mí, como resumen, el talento es la capacidad innata (o aprendida muy pronto) que una persona tiene para hacer algo. Así de simple.

    Y también tengo, para terminar, algunas cosas cristalinas:

    1- Que todos tenemos talento para algo.
    2- Que con trabajo podemos mejorar nuestra capacidad en aquello que no tenemos especial talento.
    3- Y que, como decía Robert De Niro en “Vida de ese chico”, “en esta vida no hay mayor desgracia que el talento desaprovechado”.

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  2. Muchas gracias Félix, son comentarios muy instructivos.Vamos entrando en calor con el debate, y por supuesto que podemos echar horas en el asunto.

    En mis divagaciones no quería dar a entender que una persona que no posea talento, no pueda realizar un buen desempeño de una ocupación. Pero creo que es una actitud, porque dos personas pueden estar observando el mismo hecho, y sacar conclusiones distintas. Me explico. Dos personas pueden estar observando un cuadro en el museo del Prado, y una persona con talento artístico está viendo equilibrio de las figuras, armonía de los colores, distribución de la luz,…Yo vería una agrupación, bonita o no, de colores y formas. Después de muchos cursos de pintura, podría ver y hacer algo parecido a lo que hizo la otra persona con talento. Pero tendrían que ser tantos cursos, que no merecería la pena.

    Dos personas pueden jugar muy bien al tenis, una entró en la escuela deportiva a los 6 años, la otra sabe qué juego de muñeca debe hacer para colocar la bola en ese punto, y no en otro. Sabe qué giro le tiene que dar a su cuerpo en el momento del golpe para dar más o menos potencia. Lo aprendió mirando. Se preocupa más de su preparación física, porque si tiene talento para ese deporte, es que “entiende” el porqué del tenis. Le resulta más fácil ser bueno jugando al tenis.

    Efectivamente es de suponer que todo el mundo tiene un talento específico. El mío, con la edad que tengo, creo que me toca descubrirlo pronto. Y es verdad que “…en esta vida no hay mayor desgracia que el talento desaprovechado…” Creo que una de nuestras tareas es evitar esa desgracia.

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