Aún recuerdo este verano, en uno de esos momentos de ofuscación y “atranque”, en el que se acumulan el trabajo y los problemas, y decidir se convierte en algo trascendente (fuera de la rutina del día a día). Sabes que comienza esa fase (que de lo que hagas en ese momento, en ese instante, depende parte de tu futuro, de tu equipo, de parte de tu organización…), porque acojona.
DECIDIR, ¡qué cosa!
Recuerdo que acudí al blog del Foro Ulises y repasé las etiquetas de liderazgo. Disfruté muchísimo de los post y los comentarios que tenemos. Recuerdo que estaba preparando un post sobre productividad y estaba envuelto en un debate de un grupo de linkedin en el que coincidí con el amigo Antonio Fernández, Director General de Renault Consulting y colaborador de la Escuela, que hacía apostolado de Berto Pena, seguidor y adaptador de David Allen, uno de los gurúes de la materia, que acababa de impartir una conferencia increíble en la Cámara. Y recuerdo como recabé en un post de Antonio absolutamente evocador y emocionante, http://www.renault-consulting.es/blog/general/79/ y decidí que iba a centrarme el próximo curso del Blog del Foro en el liderazgo y la capacidad de decisión.
En pocas cosas han coincidido mi padre y un profesor mío (y ahora Antonio y su abuelo), pero una de las más curiosas es que ambos trajeron a colación el mismo dicho popular cuando yo iba y venía en el qué hacer con mi vida, dónde ir, en fin cuando tenía que tomar decisiones importantes. “Caga más un buey que cien golondrinas” me dijeron, menuda tontería, pensé yo, con la que tengo encima y con refrancitos. Reconozco que la traslación que hace Antonio Fernández de la sabiduría popular al principio de Pareto (regla 80/20), que estudié en el Master de Calidad Total y Excelencia en la Gestión me emocionó, ya que es una herramienta muy potente a la hora de acometer la toma de decisiones, sobre todo si son críticas.
Como sabéis Pareto observó que el 20% de la población tenía el 80% de la riqueza del país (qué cosas eh), pero su traslación a la economía, la calidad, la logística… nos ofrece una herramienta con mucha fuerza. Para alguien de letras como yo, “esta visión ingenieril” me ha servido para reforzar un montón de carencias que suplía con mi intuición (a la que debo mucho).
En el esquema de la Escuela de Mandos que estamos diseñando hemos subdivido el liderazgo en tres grandes grupos el liderazgo ideológico, el sociológico y el técnico. Reconozco que la aportación de esas herramientas técnicas de las “mentes ingenieriles” (estoy casado con una ingeniera) me han servido enormemente en esas fases críticas de toma de decisiones. Después de todo este rollo querría compartir alguna de ellas con vosotros.
DECIDIR, ¡qué cosa!
Recuerdo que acudí al blog del Foro Ulises y repasé las etiquetas de liderazgo. Disfruté muchísimo de los post y los comentarios que tenemos. Recuerdo que estaba preparando un post sobre productividad y estaba envuelto en un debate de un grupo de linkedin en el que coincidí con el amigo Antonio Fernández, Director General de Renault Consulting y colaborador de la Escuela, que hacía apostolado de Berto Pena, seguidor y adaptador de David Allen, uno de los gurúes de la materia, que acababa de impartir una conferencia increíble en la Cámara. Y recuerdo como recabé en un post de Antonio absolutamente evocador y emocionante, http://www.renault-consulting.es/blog/general/79/ y decidí que iba a centrarme el próximo curso del Blog del Foro en el liderazgo y la capacidad de decisión.
En pocas cosas han coincidido mi padre y un profesor mío (y ahora Antonio y su abuelo), pero una de las más curiosas es que ambos trajeron a colación el mismo dicho popular cuando yo iba y venía en el qué hacer con mi vida, dónde ir, en fin cuando tenía que tomar decisiones importantes. “Caga más un buey que cien golondrinas” me dijeron, menuda tontería, pensé yo, con la que tengo encima y con refrancitos. Reconozco que la traslación que hace Antonio Fernández de la sabiduría popular al principio de Pareto (regla 80/20), que estudié en el Master de Calidad Total y Excelencia en la Gestión me emocionó, ya que es una herramienta muy potente a la hora de acometer la toma de decisiones, sobre todo si son críticas.
Como sabéis Pareto observó que el 20% de la población tenía el 80% de la riqueza del país (qué cosas eh), pero su traslación a la economía, la calidad, la logística… nos ofrece una herramienta con mucha fuerza. Para alguien de letras como yo, “esta visión ingenieril” me ha servido para reforzar un montón de carencias que suplía con mi intuición (a la que debo mucho).
En el esquema de la Escuela de Mandos que estamos diseñando hemos subdivido el liderazgo en tres grandes grupos el liderazgo ideológico, el sociológico y el técnico. Reconozco que la aportación de esas herramientas técnicas de las “mentes ingenieriles” (estoy casado con una ingeniera) me han servido enormemente en esas fases críticas de toma de decisiones. Después de todo este rollo querría compartir alguna de ellas con vosotros.
El proceso de priorización depende del individuo. En mi caso hay una serie de fases para la cuestión en cuestión, que enumero:
- ¿Qué hacen por ahí?, ¿cómo lo hacen?, ¿me sirve? Vuelven herramientas tan familiares como los DAFO o el benchmarking.
- ¿Qué hago?, ¿qué tengo?, ¿qué he hecho otras veces?… aquí no sirven las herramientas. Un repaso a tu misión, la estrategia y a tus objetivos no viene mal.
- ¿Qué factores emocionales rodean al asunto? ¿Hasta qué punto puedo prescindir o abstraerme de ellos?
En fin, de las decisiones a tomar, dividir entre aquellas que representan o afectan a cuestiones o procesos que suponen un alto porcentaje de nuestros resultados y obviamente dar prioridad a las mismas. Me encantaría añadir que luego aplico un AMFE u otras técnicas preventivas para intentar visualizar posibles fallos, pero el día a día no te permite más y finalmente el olfato o la intuición acaban apareciendo. Por no decir el trabajo de competencias decisivas relacionadas con el desarrollo personal y profesional, que también ayuda, y mucho.
Personalmente pienso que siempre actuamos basándonos en la intuición. Antes de ese momento analizamos, estudiamos, consultamos...( El que sepa y pueda realizar estas actuaciones racionales). En el momento justo de la decisión deberíamos preguntarnos: ¿Es racional lo que voy a hacer?(Cabeza). ¿Es lo que quiero hacer? ( Corazón). ¿Es con la decisión que me quedaré más agustito? ( Tripas). Pero de forma literal, hay decisiones que nos duelen en el corazón o en las tripas, debemos escuchar a estos órganos. Se ha demostrado que el sistema entérico piensa por si solo ( en la proporción que lo hace el cerebro de un gato).
ResponderEliminarPor lo tanto creo que hay que estar muy bien preparado ( el trabajo de las competencias a las que se refiere Roberto). Hay que analizar todos los posibles escenarios, pero no en la situación crítica sino como parte diaria de nuestros trabajos de dirección( DAFOS, Benchmarking...). Y tomar decisiones con la ayuda de la intuición ( que ha dejado de ser tan aleatoria).
Gracias Roberto me ha gustado
Aplicar el principio de Pareto, así sin más , a un tema de productividad no me parece correcto, porque distorsiona la realidad y no tiene en cuenta una serie de factores importantes. Ese supuesto 20% de esfuerzo para 80% de resultados no tiene en cuenta la capacidad.
ResponderEliminarEs algo así como decir el 20% de los alumnos acumulan el 80% de los sobresalientes .... HOMBRE POR ALGO SERÁ !!
"El poco esfuerzo" viene respaldado por otro tipo de recursos. Rafael Nadal me ganaría al tenis sin esfuerzo alguno, gracias a su talento y su oficio.
Quizá esa idea de premiar el esfuerzo la arrastramos del colegio, donde en el intento por hacernos a todos iguales se premian más el esfuerzo que los resultados.
Todo esto hace que no valoremos los "intangibles" que permiten que con "poco esfuerzo" se puedan conseguir grandes resultados. La golondrina se sorprende de lo que puede cagar el buey pero el buey se sorprende de que la golondrina pueda volar ..... SIN ESFUERZO.
Es importante conocerse, saber cuales son las fortalezas y debilidades propias y no tener miedo en ceder espacio a otros en nuestras debilidades porque sino podemos encontrar bueyes que quieran volar o golondrinas que pretendan cagar una tonelada. Y todo porque el otro lo hace ..... sin esfuerzo.
En resumen, hay ambitos en los que tenemos capacidad para decidir y actuar facilmente y con poco esfuerzo obtener grandes resultados y otros en cambio que quedan fuera de esas capacidades y ni todo el esfuerzo del mundo puede hacer que el buey pueda volar como una golondrina.
un saludo
Hijo Pródigo
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ResponderEliminarSi quiere viajar un paiz tan bello mas que todo,?excursiones en estambul
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