martes, 8 de febrero de 2011

ESCUELA DE MANDOS por JOSÉ A. MENDOZA

El desarrollo tecnológico y económico alcanzado hoy en día, han hecho del mundo una aldea global en la que el acceso a la información, el movimiento de productos y de personas nos parece algo natural. En la actualidad, cualquier empresa tiene la misma tecnología que las empresas con las que compite. Lo mismo sucede con los sistemas financieros que puede poner en juego para comercializar sus productos (mejorando la crisis presente).
¿En qué campo puede basar una empresa su empuje competitivo?. Toda empresa, debe trabajar principalmente con tres grupos de variables para alcanzar la productividad máxima: la tecnología aplicada en sus procesos, los flujos económicos y financieros con que gestiona sus compras, sus ventas y sus inversiones, y las personas con todo el complejo mundo que crean sus relaciones.
Analizando lo que podemos hacer con cada uno de esos tres grupos de variables, vemos que el mundo tecnológico y económico tienen su autonomía y toda empresa puede utilizar los servicios como cualquier otra, por lo que será difícil obtener una clara ventaja en ambos aspectos. Sin embargo las personas, sus relaciones y la estructura organizativa es algo que cada empresa debe definir. Tanto que, es precisamente en este aspecto organizativo y relacional en donde aparece la estructura genética de la empresa, cuyos genes nos dan las principales características de la misma. Es pues el conjunto de personas y sus relaciones, lo que pueden proporcionarnos la principal diferencia frente a los competidores.
Toda empresa de hoy ha de aspirar a desarrollarse en el mundo global y no únicamente en la región en que está implantada. Pero la globalidad nos ha traído una complejidad que uno sólo no entiende bien, pues son muchos los factores que influyen en los logros que pretendemos alcanzar.
¿Cómo hacer frente a la complejidad?. La mejor forma de responder adecuadamente es trabajando en equipo, no en grupo. Necesitamos colaboradores y no simplemente contratar personas. Necesitamos personas comprometidas con los objetivos de la empresa, motivadas, entusiasmadas con sus tareas. Necesitamos líderes que trabajen las relaciones humanas de manera excepcional.
Pero los líderes no nacen hechos, necesitan un aprendizaje y el aprendizaje no sólo requiere experiencia, ha de acompañarse de una reflexión. Reflexión en que solemos perdernos por la complejidad de las situaciones. Es cada vez más necesario en nuestra comunidad, crear un espacio en el que puedan compartirse experiencias y facilitar las reflexiones complejas. Este es el objetivo de la escuela de mandos que pretendemos dar forma.
En el marco de la Cámara de Comercio de Valladolid, unos cuanto expertos en recursos humanos hemos llegado a esta conclusión. Queremos ayudar a las empresas a progresar en las relaciones humanas que les dan carácter. Para ello, pensamos que una vía importante es desarrollar a sus líderes y nos hemos puesto en marcha.
Hemos constatado que tenemos abundantes materiales para crear una escuela de mandos, para definir procesos de aprendizaje sobre el liderazgo. Pero todo proceso, requiere una estructura adecuada a los objetivos que pretende alcanzar. Aquí es donde necesitamos trabajar junto a las empresas que quieren modificar su genética, que quieren cambiar empleados por colaboradores, jefes por líderes. Juntos podremos construir una basílica, una catedral o una capilla en la que compartir experiencias, tener momentos de reflexión y planificar cambios en nuestro estilo de trabajo.
La Cámara de Comercio nos proporciona su organización y sus medios. Los expertos, su saber. Las empresas, sus personas y sus problemas. Todos, el entusiasmo para compartir objetivos y plantear los cambios que darán respuesta a las demandas de un mundo global y complejo, en el que cada vez es más necesaria una dosis de humanismo y un entorno ético que empape toda actividad.

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