viernes, 10 de febrero de 2023

¿Quieres convertirte en un Design Thinker?; Por María José Ferreyra Actis.


        Esta semana vengo a hablaros de una metodología para resolver problemas en equipo y de manera creativa, el Design Thinking. Ésta herramienta se empezó a desarrollar en el año 1969, y su utilización en los inicios estaba centrada en el diseño industrial. Como veis, no es novedosa y tampoco se desarrolló para su utilización en recursos humanos, entonces ¿Por qué vengo a hablaros de ella? Principalmente porque es un método centrado 100% en lo que más nos preocupa, las personas. El Design Thinking pone en el centro a la persona, a la que llama usuario, y desde esa perspectiva se trabaja para dar una solución a medida a su problema o necesidad. Soy consciente de que con lo que os he contado hasta ahora, los que no habéis oído nunca nada sobre Design Thinking, aun tenéis un enorme signo de interrogación encima de vuestras cabezas, por lo tanto, sin dar más rodeos voy a pasar a daros unas pinceladas sobre el método y su aplicación en el ámbito de los recursos humanos.  


En primer lugar, como ya he comentado, necesitamos un equipo de personas y cuanto más heterogéneo sea, mejor. En segundo lugar tenemos que tener claro quién es nuestro usuario, pero antes de definirlo, primero voy a ponernos en contexto. Hemos estrenado el 2023 hace muy poquito y, otro año más, una de las tendencias que lidera todos los rankings de Recursos Humanos es la atracción y fidelización del talento. Necesitamos crear propuestas de valor para nuestros empleados actuales y diseñar una buena estrategia para la captación de nuevo talento. Por lo tanto, ¿Quiénes podrían ser nuestros usuarios en Recursos Humanos? Por un lado el empleado y, por otro, el candidato que vaya a formar parte de nuestros procesos de selección. 

Una vez que tenemos claro el usuario, voy a contaros brevemente las cinco fases del proceso de Design Thinking;

1. Empatizar; ésta fase es la más importante, tenemos que ponernos en la piel de nuestro usuario y para ello hay que utilizar todas las herramientas que estén en nuestra mano. Desde las más obvias; preguntar, escuchar, observar… hasta otras más laboriosas tales como crear un mapa de empatía, focus groups, o utilizar otros métodos como el journey map, muy frecuente en Design Thinking. Hay que intentar ir más allá de lo obvio e intentar que nuestros prejuicios, ideas preestablecidas y preferencias no interfieran en nuestro estudio del usuario. Una vez somos capaces de sentir y pensar como nuestro usuario, nos preguntamos, por ejemplo, ¿Qué me duele/molesta/perjudica en mi día a día? ¿Qué me da miedo? Con estas preguntas van a salir a flote los pain points o puntos de dolor del usuario.

2. Definir el problema; hacer bien la fase 1 nos va a ayudar a poner el foco correctamente. Lo normal es que haya muchos aspectos a mejorar o pain points, pero hay que centrarse en lo verdaderamente importante para el usuario. Es muy frecuente  pensar de antemano que hay un determinado problema, y una vez que eres capaz de empatizar con el usuario te das cuenta de que el problema radica en algo que, a priori, no habías tenido en cuenta.

3. Idear; una vez definido el problema pasamos a la ideación, ésta fase es una oda a la creatividad y es muy importante liberarse. Lo mejor es decir todo lo que te venga a la mente, por muy absurdo que pueda sonar en tu cabeza. Como dijo Bill Gates; “Si nadie se ríe al menos de una de tus ideas, es que no estás siendo suficientemente creativo”. El objetivo es la cocreación, nunca se sabe si a una idea loca puede servir de base para otra idea más terrenal. La finalidad de estas sesiones es conseguir el mayor número de ideas posible, todas ellas posteriormente se volverán a revisar y solo se elegirán las que vayan en línea con la estrategia y cultura de la empresa, las que se ajusten al presupuesto y las que se puedan llevar a la práctica según los recursos disponibles. 

4. Prototipar; aterrizar la idea, coger un lápiz y un papel y hacerla tangible. Lo ideal es intentar crear un ensayo rápido y barato que nos facilite ejecutar la siguiente fase. Una buena herramienta en ésta fase es el Story Board.

5. Testear; probar el prototipo con una pequeña muestra de usuarios reales, escucharles otra vez de manera empática y sin prejuicios y, con ese feedback, ver qué cosas funcionan y cuales hay que cambiar. Si es necesario retroceder a fases anteriores, hay que hacerlo, el objetivo es diseñar la mejor solución al problema.

Una vez presentada la herramienta me gustaría reflexionar sobre por qué merece la pena perder aprovechar el tiempo en éste tipo de actividades en una organización. El mundo actual se caracteriza por ser muy diverso, exigente y cambiante, las fórmulas mágicas ya no funcionan, por lo tanto, ser capaces de innovar y ofrecer a nuestros empleados o candidatos procesos y soluciones adaptados al 100% a sus necesidades, es la clave. Con todo esto no se busca descubrir el fuego, cualquier idea pequeña y fácil de implementar, si es relevante para nuestro usuario, puede generar grandes beneficios.

Y tú,  ¿qué opinas?

María José Ferreyra Actis
Alumna del Máster en Dirección y Gestión de RRHH 2022-2023
Escuela de Negocios de la Cámara de Valladolid


 

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