miércoles, 21 de noviembre de 2018

Salario Emocional, por Claudia Pascual

La OMS tiene un Plan de acción sobre la salud mental (2013-2020) en el que se establecen los objetivos y estrategias para promover la salud mental en los puestos de trabajo. El acoso, la intimidación, la depresión y la ansiedad tienen efectos negativos tanto a nivel de salud mental como económica. Se ha estimado que cuestan anualmente a la economía mundial US$ 1 billón en pérdida de productividad, pero no es solo pérdida económica, sino también vital, uno de los casos más llamativos fue la ola de suicidios que sufrió France Télécom entre 2007 y 2010.

Cuidar el potencial humano es positivo económica y moralmente. Lograr el bienestar laboral es una tarea de todos, es decir, de todo el equipo sin tener en cuenta el cargo. Aunque sí que es cierto que es más fácil y aconsejable si hay un guía, un líder.

Para que un equipo se sienta a gusto está detrás el trabajo de un buen líder, hay muchas definiciones de líder, pero he logrado encontrar la que más coincide con mis valores personales, y es, el LÍDER con CARISMA; entendiéndolo como una persona con estas características:

• Consciente, sabiendo que  todo aquello que se hace o se dice tiene un impacto. Hay que ser conscientes, para saber hacia dónde queremos llegar y si hemos llegado.
Saber quiénes somos, como nos relacionamos y como participamos en torno a todo un sistema.
 
• Asertivo, como forma de comunicación, expresar lo que se piensa con claridad y educación, respetando tus derecho personales y de los demás.
 
• Recíproco, dar y recibir. Ser agradecido y solidario. Saber escuchar.
 
• Incluyente. Lo distinto complementa, no hay que excluirlo. Por tanto, hay que introducir, incorporar opiniones diferentes a las propias. Cuantas más ideas se planteen, habrá más opciones de encontrar la mejor.
 
• Social. Conectar e influir en la gente, crear relaciones nutritivas, ser empático, aprender a colaborar, y crear en el equipo un sentido de pertenencia a la empresa.
 
• Mentalidad de abundancia. Hay que ser generoso con el tiempo, con la atención que se preste a los demás, con los recursos, con la confianza, con el reconocimiento. Ser optimista y positivo.
 
• Aprendizaje continuo. Hay que aprender constantemente, toda persona puede enseñarte algo. Y atendiendo a los continuos cambios políticos, sociales, económicos, medioambientales, tecnológicos hay que repensar, re-innovar, re-evolucionar y reinventar.
 
Para mí, un líder no tiene que ser un superior, tiene que ser uno más, que conozca  tan bien a los demás compañeros del equipo, que pueda sacar el máximo potencial en sus fortalezas y además que disfrute haciendo su trabajo. Martin Seligman dice que "la auténtica felicidad nace de identificar y cultivar tus fortalezas y utilizarlas en tu trabajo".
Puede sonar a utópico, yo prefiero pensar que hay una persona indicada para un determinado puesto, y que la clave está en encontrarle, enseñarle y afianzarle.
 
 

Por tanto, en mi opinión para lograr el éxito en la empresa hay que formar un equipo que sea solidario, con unos determinados valores morales, con ilusión, en un entorno de felicidad que suponga el bienestar del propio equipo, lo que supondrá una reducción del absentismo laboral, generará una buena imagen de la empresa e incluso creará un sentimiento de pertenencia, aumentará la motivación y atraerá o retendrá el talento, además de conseguir un compromiso en el equipo.

Si lo trasladamos a la práctica, algunos ejemplo pueden ser preparar actividades o torneos deportivos para generar confianza y unidad de equipo, establecer un día afterwork o celebrar los cumpleaños para crear relaciones nutritivas, sociales y horizontales, y así dejar a un lado la relación jefe/empleado, regalar cursos de formación para que el equipo esté más preparado en determinados conocimientos y a la vez dar una sensación de permanencia en la empresa, promover la conciliación familiar con un horario flexible o con ayudas para guarderías, promover la salud en la empresa con snacks saludables, u ofertar menús para personas con intolerancias, vegetarianos etc... para que el empleado se sienta comprendido y que se le ha tenido en cuenta.
 
Coincido con Albert Schweitzer en que "el éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito" . ¿Cómo te sentirías mejor, cobrando un poco más pero odiando los lunes, o cobrando un poco menos pero disfrutando de los lunes? Yo, lo tengo claro, prefiero un salario emocional.
  

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