jueves, 21 de abril de 2016

"Positivismo, una creencia que nace de ti" por Tania Martinez

Positivismo, una palabra que está muy de moda en los últimos tiempos, relacionada con los líderes de equipos de trabajo, con la gestión del talento y con la motivación de personas.

Y es en la motivación de personas, en concreto en la automotivación, donde quiero enfocar mi propuesta para aquellas personas con tendencias negativas, proponiéndole y haciendo un esfuerzo se conviertan en positivas.

El primer paso para que una persona sea positiva, es que se lo crea, y desprenderse de creencias auto-limitantes, por todos conocidas,  del tipo “yo no soy negativo/a, soy realista”, “porque todo me sale mal” o “soy gafe, todo me pasa a mi”.

Numerosos estudios demuestran que las personas negativas normalmente llevan aparejados unos niveles de autoestima bajos, tema que daría para otro post, pero centrándonos en el tema que nos ocupa hoy, ser una persona positiva tampoco significa olvidarse de la  asertividad,  saber decir que no cuando no quieres hacer una cosa.

Tanto el positivismo, como la autoestima y la asertividad  de cada persona, necesitan de un entrenamiento de situaciones prácticas, para que vayamos interiorizando todos los conceptos, y todos los engranajes funcionen a la perfección de forma automática sin darnos cuenta. Si ese entrenamiento no se ha realizado de manera innata o a una temprana edad, se debe hacer ahora, sin mayor demora.

Los siguientes pasos que puede dar una persona en pro de la positividad pueden ser pararse y analizar que “cosas o hechos le suceden”, si realmente todo le sale mal y aunque las comparaciones son odiosas, en este caso vienen muy bien para que el sujeto se de cuenta de que siempre hay personas a tu alrededor que están en situaciones bastante más desfavorables que las propias y  aprender a relativizar los problemas.

En el mundo laboral, el ser una persona positiva no es un requerimiento académico o una competencia necesaria para el desempeño profesional, pero sí que ayuda en determinados puestos o cuando adoptas un rol concreto, por ejemplo, un coach o un  jefe de proyecto. En estos casos concretos la persona debe  ser positiva, porque nadie se imagina a un Coach diciendo a su Coache, “si tienes razón, como nos va a salir mal, no merece la pena intentarlo”,  o un jefe de proyecto, “no vale la pena dedicarle a este proyecto dos años de nuestras vidas”.

Con el paso del tiempo, la persona se encontrará mejor ánimo, sus problemas se habrán relativizado, empezará a valorar y creer en sí mismo/a, en que se puede conseguir todo lo que se proponga, tanto en el plano laboral, como en el académico y por supuesto, en el personal.

No nos engañemos, nadie quiere como compañero de clase o de trabajo una persona negativa, triste y apática, nos encanta rodearnos de personas positivas, sociales y que cada vez que entran en un sitio o mantienes una conversación con esa persona, proyecta una energía y un positivismo por todo lo que hace, contagioso  y digno de admirar.


P.D.: ¡No te olvides de levantarte cada mañana con una sonrisa!

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