lunes, 25 de enero de 2016

AUTONOMIA LABORAL Y ESTRÉS, por LUIS POVEDA

¿Existe alguna relación entre los niveles de estrés y el nivel de autonomía con el que cuenta el trabajador a la hora de hacer frente a sus grandes demandas laborales?

El último estudio de la  Agencia Europea para la Salud y Seguridad en el Trabajo (Riesgos Psicosociales en Europa) nos indica que los trabajadores con mayor nivel de autonomía laboral sufren menos estrés que aquellos trabajadores que con empleos similares, disponen de menos autonomía.

Alles, (2004) nos  describe la autonomía como una competencia, siendo ésta la rápida ejecutividad ante las pequeñas dificultades o problemas que surgen en el día a día de la actividad. Supone actuar proactivamente cuando ocurren desviaciones o dificultades sin esperar a consultar a toda la línea jerárquica; evitando así el agravamiento de problemas menores. También implica la posibilidad de proponer mejoras aunque no haya un problema concreto que deba ser solucionado.

El estudio propone la autonomía como la medida en que el puesto permite que el individuo experimente libertad, independencia y discreción en la programación y determinación de los procedimientos usados para realizar el trabajo.

En los países nórdicos, donde la cultura laboral se caracteriza por dotar a los trabajadores de un mayor nivel de autonomía, los trabajadores presentan un nivel de estrés mucho menor en comparación con trabajadores de otros países, en similares puestos de trabajo.

Según se deduce de los datos, los momentos de alta intensidad laboral no deberían suponer una fuente de estrés, siempre y cuando los trabajadores cuenten con los conocimientos, recursos y capacidades necesarias para cumplir los requisitos que demanda sus tareas.

En este contexto, la autonomía laboral puede ser un importante factor protector frente al estrés. La autonomía puede mejorarse, por ejemplo, aumentando la capacidad del trabajador en influir en su propio trabajo, dándole responsabilidad para poder cambiar el orden de las tareas, el método de trabajo, la velocidad, descansos, conciliación y sobre todo dándole voz y voto en la elección de factores que le afectan directamente.

La conclusión de este estudio nos aporta nuevos conocimientos para ayudar a los responsables de equipos a reducir el impacto negativo de los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo.

2 comentarios:

  1. Hola, muchas gracias por la aportación Luis.
    La verdad que inicialmente me ha resultado curioso porque podemos pensar que al tener autonomía podemos "cargarnos" de responsabilidad y eso incrementar el nivel de auto- exigencia y, por tanto, de estrés; pero no lo es. La verdad que en mi experiencia personal creo que es muy positivo y desestresante poder tener cierto grado de autonomía en mi puesto de trabajo. Además es una forma indirecta de que la empresa lance el mensaje de "te valoro y confío en ti, por eso doy autonomía" lo cuál suele ser bastante motivador.

    Simplemente añadir.... que se vuelve a validar una y otra vez el clásico modelo del puesto de trabajo de Hackman y Oldham (1980) que ya incluía la autonomía como una de las variables básicas del diseño de puesto. 35 años después sigue siendo un modelo de referencia.
    Os animo a que lo reviséis.

    Saludos a todos y encantada de reengancharme, que hacía mucho tiempo que no participaba en el foro.
    Celia

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  2. Hola saludos excelente artículo me gusto mucho, estoy pensando en estudiar un Curso de Técnico Superior en Higiene Bucodental, me recomienda mucho esta carrera pero ni idea sobre sus salidas laborales.

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