jueves, 17 de diciembre de 2015

DEMOSTRADO: LA ZANAHORIA FUNCIONA, por SONIA DIEZ

"Demostrado: la zanahoria funciona" es un libro de A.Gostick y C.Elton sobre cómo un líder puede estimular el potencial humano. A través de una serie de fábulas te va contando diferentes situaciones de una empresa y cómo su líder quiere reconocer el trabajo de dos de sus empleados.

Bajo el título “la escenificación lo es todo” trata los temas de cómo elegir el premio correcto para cada empleado, el momento indicado para dar el premio que motive el rendimiento, cómo ofrecerlo de forma eficaz, cómo hacer un elogio en privado y saber en qué circunstancias puede ser convertido en una celebración pública y así conseguir motivar a los empleados.

Esta parte comienza con una anécdota de cómo un padre dijo a sus hijos delante de su esposa: “Quiero que sepas que aprecio mucho lo que haces”. Después de que el padre se marchara, la madre les preguntó a los tres hijos que por qué les había alabado su padre. El niño de diez años respondió: “Debe de estar enfadado porque no fregué los platos”. El de trece respondió: “No lo se, creo que se ha puesto sentimental” y el de quince años dijo: “Vete a saber, no creo que se entere de nada de lo que pasa”.

En el mundo laboral hay muchos jefes que hacen como este padre, creen que están elogiando a sus trabajadores y en realidad no trasmiten nada bueno. De nada sirve que llegue un día el jefe y te diga “Eh, chico, buen trabajo” o  “Estás trabajando muy bien”, cuando está claro que estas frases, al igual que la del padre, están vacías de significado y normalmente dejan al empleado con la duda de “¿Sabrá éste lo que hago yo realmente?”

Si se expresa la apreciación en general, las palabras poco concretas no comunican lo que la persona ha hecho bien y a menudo parecen poco sinceras. Es mucho mejor para elogiar al empleado hacerlo de forma explícita, por ejemplo decir, “Le felicito por cómo ha tratado a ese cliente, estaba muy nervioso, y usted lo trató con gran simpatía y lo calmó. Además usted se quedó un rato después de terminar el turno a pesar de que estaba agotado”.

De esto podemos resumir que los principales requisitos para un buen elogio son: ser oportuno, ser específico, ser sincero y estar preparado (conocer a nuestros empleados).

He hecho mención a esta parte del libro porque es muy importante que si quieres hacer algo y que tenga buenos resultados, tienes que hacerlo bien, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Hay que saber darse cuenta que a veces queremos trasmitir cosas y no lo hacemos de la mejor forma posible, por lo tanto debemos pararnos a pensar cómo nos gustaría que nos dijeran algo y así podremos obtener mejores resultados en cualquier situación.

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