jueves, 11 de septiembre de 2014

CAMBIO, por CARLOS GONZÁLEZ GÓMEZ

Cuando vi la fecha que me brindaban para la publicación de este post, 11 de septiembre, pensé “¡vaya día!”. Todos recordamos esa fecha y lo que estábamos haciendo en el momento de recibir la noticia.

En mi caso, acababa de comer y estaba descansando unos minutos antes de volver al trabajo y veía las noticias en la tele. Recuerdo que la impresión fue enorme y que pensé: -“Ya está. Ya nada volverá a ser lo mismo

Ese pensamiento rememorado me llevó a decidir sobre el tema a abordar en este post: El Cambio.

Pues lo cierto es que cada día que pasa, todo cambia. No pensemos solo en grandes acontecimientos como el 11-S, la caída de Constantinopla, la Revolución Francesa, Las guerras del siglo XX., etc. A veces los cambios son globales, y otras veces son individuales y/o más pequeños y sutiles. Pero en cualquier caso nunca nada vuelve a ser lo mismo. 

Mi hermana acaba de tener un bebé, tres colegas anuncian por linkedin que comienzan nuevas etapas profesionales, la semana que viene se incorporan dos personas en mi empresa, el hermano de un amigo muere de un infarto con 45 años, prácticamente la totalidad de nuestras células se renuevan cada cierto tiempo….
Cambio, cambio, cambio, y por tanto continuamente nos estamos adaptando, creciendo y aprendiendo, que es otra forma de cambio, adaptándonos al entorno.

Me resulta curioso el darme cuenta que de alguna manera, nuestra mente nos hace vivir en una especie de estabilidad ficticia. Buscamos continuamente la estabilidad, un área de confort en la que la certidumbre nos proporcione cierto sosiego. Alteramos la percepción de la realidad para hacerla más cómoda. De no ser así, no nos plantearíamos en serio aspectos fundamentales en nuestra vida, como formar una familia, adquirir una casa con una hipoteca a 30 años, etc. De alguna manera ese filtro mental también nos ayuda a tomar decisiones vitales.

Me parece a mí que cuando hablamos del Cambio es como hablar del amor. Cuanta literatura, música, pintura, escultura, cine, teatro, arte en definitiva, se ha inspirado en el amor. Y parece mentira, pero cada aproximación e interpretación ha sido más o menos original, pero siempre nos hemos sentido inclinados a este tema. Será porque forma parte intrínseca de nuestra naturaleza. 

Actualmente hablar del Cambio, en el ámbito de los negocios y de los R.R.H.H. parece un poco de lo mismo. Quizás es que, aunque siempre ha estado presente en la vida de la humanidad, parece que ahora los cambios son más rápidos y eso nos descoloca un poco. Hay que adaptarse y en ocasiones a una velocidad que pone a prueba nuestra capacidad de adaptabilidad y flexibilidad.

Supongo que lo nuevo es la globalización. Cuando las interrelaciones entre personas, países, regiones, empresas, consumidores, etc son tan inmediatas debido a los medios de transmitir información, la percepción de que todo cambia empieza a ser algo abrumador.

¡Ay la tecnología!: Echemos la vista atrás por un momento: Internet nace en 1969, se democratiza en España en los 90 con el adsl, hace 25 años; en el 2006 hay unos 100 millones de usuarios y para el 2.016 se prevé que haya 2.000 millones.
Los móviles se democratizan también en el 2.000. Hace 15 años pocos tenían un teléfono móvil. Las redes sociales tienen la edad de mi hijo menor…

Que todo cambia es por tanto una certeza. Lo nuevo es la velocidad del cambio. Y por tanto lo que parece que toca actualizar ante esta nueva realidad es nuestra capacidad de adaptarse eficientemente a los cambios. Rápido. Con poco coste. Cumpliendo con los objetivos.
Cuando hablo con compañeros, amigos, colegas, suele aflorar un pensamiento. Una sensación. “Todo ha cambiado en el ámbito de la relaciones laborales - amén de otros ámbitos.”: cambios legislativos, giros en las negociación colectiva, necesidades e intereses de empresas y personas, rupturas de los antiguos contratos psicológicos entre empleador y empleado, cambios sociológicos, crisis, globalización…

Quizás lo que nos falta es perspectiva para poder apreciar cuanto de profundo es el cambio. Como me comentaba recientemente un amigo, el Imperio Romano no se dio cuenta de que los bárbaros les habían invadido.

Supongo que lo que nos toca ahora, como siempre, es tratar de liderar el cambio. Es nuestra responsabilidad advertir a la gente que tenemos a nuestro alrededor y que forma parte de nuestras empresas que el mundo se mueve y cada vez más rápido.
No perdamos de vista que básicamente el mundo se rige por un sistema capitalista y globalizado y que las estrategias de compañías de todo el mundo se dirigen a alcanzar o mantener una posición determinada frente a sus competidores. Muchas compañías encaran este entorno tan dinámico e incluso volátil aceptando ya que el Cambio es una constante (qué paradoja). Sam Palmisano, CEO de IBM suele decir a sus directivos que él no cree en previsiones que vayan más allá de una semana.

La capacidad de adaptarse a distintas situaciones y proponer la mejor solución en cada momento es una capacidad humana. Es por tanto responsabilidad de los responsables de personas el transmitir la necesidad de mejorar esa capacidad. Los recursos humanos son casi siempre el corazón del sistema de respuesta efectiva ante los cambios.

Entiendo que es un factor crucial en el éxito como persona, profesional o como empresa el disponer de unos recursos de adaptación rápidos y eficientes: Llámese a estos recursos: formación, idiomas, flexibilidad, solvencia económica, innovación, compromiso, resiliencia, adaptabilidad, movilidad, profesionalidad, resistencia al estrés, sentido del humor…, en cualquier caso son recursos que nos ayudaran a enfrentar el futuro incierto con la certidumbre de que estaremos preparados para lo que tenga que venir.

1 comentario:

  1. Buena reflexión sobre el cambio, Carlos. Tenemos que estar prevenidos, eso sí, siempre desde una postura serena que nos dará unos puntos de vista mucho más abiertos y también nos dejará afrontar el cambio con mucho más entusiasmo y receptividad .

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