jueves, 15 de mayo de 2014

TECNOLOGÍA Y PERSONAS (O VICEVERSA), por RAFAEL ACEVES

- ¡Rinnnng Rinnnng!
- Buenos días, si quiere hablar con administración marque 1, si quiere hablar con intervención marque 2, si quiere hablar con el departamento jurídico marque 3, si quiere hablar con informática marque 4, si quiere….

Tras esta respuesta me quedé bloqueado…, después de unos segundos realicé la gestión deseada. El estupor surgía porque había desaparecido la persona que durante largos años atendía el teléfono distribuyendo las llamadas y realizando la atención directa en la recepción.

Actualmente puede parecer obvio pensar que una centralita realice la misma función y que ese puesto sea “innecesario”; sin embargo la mera contestación de “alguien” al otro lado del teléfono establecía un primer contacto más cercano.
Además, en mis llamadas empatizaba con los estados de ánimo de la recepcionista: se le podían reconocer días agobiados, alegres, cabreados,….como los que tenemos todos.

Este hecho puntual se corresponde con la radical transformación a la que nos aboca la tecnología: sustitución de puestos de trabajo y cambios en nuestros hábitos laborales.

La ciencia-ficción nos ha revelado desde hace años 2 caminos en esta relación del hombre con la máquina. Por un lado, aparece la teoría de la tecnologización donde los robots realizan progresivamente tareas “humanas” y acaban sustituyendo a estos. (HAL 9000 en “Una Odisea en el Espacio” = centralita telefónica, ordenadores).


Por otro lado, surge la teoría de la aumentación, es decir, al humano se le van implantando elementos tecnológicos y es él mismo el que paulatinamente se va convirtiendo en un cyborg. (“Robocop” = Google glass).


La sustitución en los puestos de trabajo por la tecnologización la vemos diariamente:

  • Gimnasios low cost (inscripción y pago por internet, atención al público eliminada, el monitor hace las veces de informador).
  • Whats app da servicio a 450 millones de usuarios con 55 personas trabajando.
  • Gasolineras autoservicio, peajes automatizados, compras de cualquier tipo vía internet eliminando al departamento comercial,…

Rifkin ya lo avanzaba en “El fin del trabajo” (se puede leer una buena discusión en el Blog Salmon).

Algo similar sucedió durante la Revolución Industrial y se redistribuyó el trabajo desde unos sectores a otros, pero ahora aparecen  elementos diferenciales: incorporación de la mujer al trabajo, aumento cada vez más rápido de la población mundial, velocidad de las innovaciones tecnológicas, globalización en la venta de productos,…

Esto supone, que por un lado se haya incrementado la población activa y por otro, que la tecnología está ampliando su “plantilla”. Es evidente que la tecnología es algo necesario e imparable pero habrá que preguntarse dónde estarán los trabajos en los que no se pueda o deba sustituir a las personas. Probablemente en los que personas hagan felices/ayuden a otras personas.

Por otro lado, está la influencia de la tecnología en los cambios de hábitos en la actividad laboral. Como los cyborg, cada vez existen más elementos que se nos complementan y nos monitorizan: trabajo desde la nube, seguimientos gps, aplicaciones infinitas para smartphones, ropa inteligente, domótica,…

Esto también produce un cambio radical para los departamentos de RRHH. El trabajador no presencial se “virtualiza” y su conexión con la empresa en el aspecto humano es cada vez más indefinida y difusa.

Sin embargo, las personas necesitarán igualmente un apoyo y una comunicación con la que adaptarse a la nueva realidad y resolver los problemas que les surjan en sus actividades laborales. Necesitarán un “coach” laboral como una necesidad para su mejor rendimiento…..y para sentirse personas.

Es decir, no un departamento de RRHH para los trabajadores de una empresa sino una empresa de RRHH para diferentes tipos de trabajadores.



Por cierto, no hace falta realizar comentarios al post, están automatizados. ;)

1 comentario:

  1. Genial post. Aunque creo que es un factor más de la evolución, todo se irá ajustando a medida que pase el tiempo, siempre ha sido así. Las cosas aparentemente son nuevas, pero su esencia es siempre la misma.

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