jueves, 24 de abril de 2014

¡JODER QUÉ CARO, 72 DONUTS!, por JOSÉ MOZO.


David se llamaba y hace más de 15 años que trabajé con él. A pesar de su sobrepeso era una de las personas más ágiles e incansables que he conocido. La razón por la que "Davizón" aparece en este post era su manera, tan particular, de interpretar el valor del dinero - que, por aquella época y en su primer trabajo de juventud, ese concepto aun permanecía un poco nebuloso - .

Su genuina forma de interpretar el valor de las cosas me ayudará a enlazar con lo que quiero comentar hoy:

-"¿Cuánto has dicho que vale eso José?"
- "90 Eur. ( En esos tiempos serían pesetas, viejo que comienza a ser uno).
- ¡"Joder que caro, 72 Donuts"!.

Su unidad monetaria era el Donuts; " Esto cuesta tantos Donuts", "por el precio de esa maquinaria se podrían comprar tantos Donuts"... Recuerdo que todos los días yo ansiaba que llegara la hora del almuerzo para verle disfrutar.

No vemos las cosas como son, sino como somos
    
Fisiológicamente percibimos a través de los receptores. Y estos pueden ser exteroceptores, que son los encargados de captar los estímulos físicos exteriores y los propioceptores que son lo que lo hacen con los estímulos físicos de nuestro interior. A esa captación la llamamos sensación.

Los estímulos son fenómenos físicos. Éstos son recibidos por el órgano sensorial adecuado y luego esa excitación es transmitida a la corteza cerebral y transformada en una sensación que es un fenómeno psíquico.

La percepción es la que analiza esas sensaciones que se producen en la corteza cerebral y esa percepción depende de diversidad de parámetros.

Aparte de estos estímulos físicos situados en los músculos, piel y órganos, se añade otro parámetro como es el conocimiento intelectual. Añadimos a nuestra percepción lo que ya sabemos, o creemos saber del objeto. Un ejemplo del conocimiento intelectual es el tamaño de las cosas dependiendo a la distancia a la que nos encontremos de ellas. Un objeto se ve pequeño si se encuentra alejado pero la percepción real de su tamaño está calculada por la experiencia que hemos adquirido intelectualmente. 

Podríamos decir, para los que han leído este párrafo sin prestar demasiada atención (os pillé); que vemos a través de lo que ya conocemosNuestras creencias o sentimientos limitantes, educación, sesgos arraigados, una copa de más… actúan sobre nuestra percepción de las cosas.

Pretendo llegar a la conclusión que las percepciones son influidas por muchos factores y estos explican que los acontecimientos se perciban de diferente manera por cada persona.

Lo más interesante es que todos solemos experimentar como verdadero e incuestionable aquello que vemos o que percibimos e incuestionable también aquello que creemos que podemos o no podemos hacer. Además nos encanta tener razón y juntarnos con personas que comparten nuestras mismas creencias.

Pregunta de coach: ¿Cuándo o con quién tiendes a percibir aquello que "crees" que es, y se te olvida cómo influye aquello que "eres"?

El valor de las cosas no son Donuts, es el dinero... ¿O tampoco es el dinero? El valor del dinero también es una relación aprendida, no real. Quizá David estuviera en lo cierto.

Ahora a las 7 de la mañana me apetece un Donuts, a ver de dónde lo saco, eso sí es un problema. Con esta prioridad tan acuciante os dejo la reflexión, en vuestro tejado, de cómo afecta esto a las organizaciones y a nuestras empresas en el día a día.

"Uno de los principales objetos de la educación debe ser ampliar las ventanas por las cuales vemos el mundo" (Anold H. Glasow).

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