jueves, 12 de abril de 2012

¿DÓNDE QUEDA EL HOMBRE? por JOSÉ MENDOZA

Llevamos años modulando nuestro pensamiento con el espíritu de la crisis económica. Hay en las personas con las que hablo tal temor, que llega a ser congénito porque se propaga de unos a otros reforzando los temores que ya tenemos y generando otros nuevos.

Ha calado tanto en nosotros la importancia de lo económico, que se nos presenta como la principal misión del Estado, y naturalmente de las Empresas. Refiriéndose a éstas y desde mucho antes de esta crisis, hemos oído muchas veces: “las Empresas están para ganar dinero”.

Mi argumento es que es falso. No es cierto que la principal misión del Estado sea atender los asuntos económicos, ni es verdad que las Empresas se funden para ganar dinero.

El Hombre y la Sociedad nos llevan a dos conceptos diferentes, pero de algo que es una sola cosa. No puede ninguno de ellos existir por sí mismo. Esto quiere decir que son dos nombres de la misma entidad. Se me dirá que si hemos usado dos nombres diferentes es para denominar dos conceptos también distintos. Y en efecto hemos creado conceptos diferentes de la misma cosa, porque la presentamos desde diferentes puntos de vista. Ortega nos diría que dos personas que ven un mismo paisaje desde lugares distintos, nos describirían una realidad diferente. Un individuo se hace persona en la Sociedad. Un hombre que no haya vivido en una sociedad, no sería persona (un niño de la selva, por ejemplo, no habla y por tanto no razona, ni puede aprender a hacerlo). Igual de absurdo es pensar en una sociedad sin individuos. Esto nos lleva a la sabida tesis de que el hombre hace a la Sociedad y ésta hace al Hombre.

Llegados a este punto, quiero resaltar el riesgo de los tiempos que corren: la Sociedad está haciendo hombres, pero si ésta ha tomado una orientación reducionista, como tal parece el actual enfoque económico, los hombres que en ella se generen quedarán deformados.

Podemos comprender fácilmente que las Empresas que viven en esta Sociedad, tengan orientaciones semejantes, ya que son subconjuntos dentro del general. Aparte, la concepción anteriormente mencionada que liga el fin económico al de la Empresa, cosa incierta en todo modo, ya que de ser verdadera, los procesos de las empresas tendrían este único fin, y vemos que no es tal, ya que son variados en sus productos: unas producen, por ejemplo, zapatos, otras electrodomésticos, otras ofrecen servicios varios, etc.

Las reformas realizadas y las que están por venir, están mayoritariamente orientadas a mejorar el sistema económico. Un sistema cada vez más globalizado por la capacidad creciente de interactuar las distintas partes del sistema social. El progreso técnico, el organizativo, el pensamiento y esfuerzo humano se dirige en la actualidad a mejorar las economías de los países, y de las empresas por extensión, (observar el auge que ha adquirido la banca, empresa especialista en la gestión del dinero). Todo esto es natural y está muy bien explicado por Abrahan Maxlow en su pirámide de valores.

Lo peor es que dentro del torrente de reformas, los fines que pretenden no contemplan al hombre como tal. Encontramos al Hombre como un medio para lograr los fines que perseguimos. ¿No estamos cometiendo un grave error?.

Son muchos los que todavía acuden cada día al trabajo y los que plantean nuevas estrategias para sus empresas o para sus equipos. A estos va dirigida la reflexión de este escrito, pretendiendo que consideren que el hombre que trabaja con ellos, que ellos mismos, es cada uno de ellos, un fin en sí mismo y no un medio para lograr otros fines.

Hace más de doscientos años (*), Kant llegó a esta conclusión, creyendo que el Hombre había alcanzado su mayoría de edad. Es posible que la euforia de la Ilustración le equivocase y aún estemos despertando a la pubertad. Será recomendable que nos empapemos de sus razones para averiguar algo más de la naturaleza humana.
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(*). En 1785 publicaba Immanuel Kant su libro “Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres”

3 comentarios:

  1. José Mendoza, me parece muy interesante tu reflexión, y sin duda comparto contigo la idea de que estamos en el camino equivocado. Me atrevería a decir que el actual sistema capitalista es el mayor culpable de este pensamiento. Sistema que creemos que es el mejor y sin embargo nos está llevando a preocuparnos por el dinero y por metas que para mi no deberían formar parte del conjunto de necesidades que se situasen en la cúspide de la pirámide de Maslow.
    Comparto como verás tu reflexión y creo que el actual sistema sólo beneficia a unos pocos a corto plazo. No se intenta buscar otro sistema ni se dedican recursos a ello y lo más importante en general nos está haciendo competir en vez de cooperar. Creo que desde ese momento estamos condenados a extinguirnos.

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  2. Comparto la afirmación de que "el hombre es un fin en sí mismo y no un medio para alcanzar los objetivos". Esto se vuelve difuso debido al capitalismo y la fuerte globalización en la que estamos inmersos como bien dice Borja Ovejero.

    También estoy de acuerdo en que la crisis económica y las reformas en las que nos estamos viendo envueltos provocan el centrar nuestra atención a las mismas, pero también es cierto que debemos de relativizarlo porque sino nos olvidamos de nosotros mismos y nos convertimos en un medio para lograr algo.

    Al posicionarnos en esta visión tan reduccionista del hombre nos estamos limitando y desperdiciando el potencial que como PERSONAS tenemos, así que os animo a "ampliar nuestras miras" para poder vernos como tal y como somos.

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