jueves, 15 de julio de 2010

PARABOLA DE LOS TALENTOS por NURIA DELOLMO

Buenos días a tod@s.

Lo primero que me gustaría hacer es presentarme, soy Nuria del Olmo, durante este año he sido alumna del Master de Dirección y Gestión de Personas en la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Valladolid y por primera vez me embarco a escribir algo en un foro en el que hay personas y profesionales que admiro mucho, por lo que, un poquito de respeto me da, pero allá voy y me lanzo.

¡15 de Julio!, periodo de descanso y vacaciones para muchos de nosotros, por lo que he intentado publicar algo que no fuera muy técnico, algo que nos haga reflexionar y allá va.

El otro día charlando con un amigo del talento de las personas, recordé una parábola que escuché de niña en el colegio:

Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó.
Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco.
Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos.

Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Llegándose también el de los dos talentos dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Llegándose también el que había recibido un talento dijo: Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo. Mas su señor le respondió: Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Una de mis reflexiones?
Que ya le vale al hombre que repartió los talentos!!!!
Utilicemos la metáfora de: el hombre que se iba al extranjero es el Dtor de RRHH.
Ya fue injusto a la hora de repartir los talentos (ya sean responsabilidades o euros), encuentro perverso el repartir cantidades distintas y luego que venga el cachondo exigiendo lo mismo a todos y tocando las narices.
Efectivamente el talento (cualidades o euros) de cada persona hay que trabajarlos individualmente y ponerlos en practica, cada persona somos responsables de hacer el mejor uso posible de los recursos, siempre que nos esforcemos por conseguir algo será recompensado, tal como ocurre en la parábola.

Sin embargo:
  • ¿No creéis que este Dtor. De RRHH debería haber aprovechado ese talento del último siervo, ponerlo a producir y no desperdiciarlo, hacerle crecer y multiplicarse? ¿Cómo?
  • Y por último ¿Cómo retenemos a los dos primeros siervos con tanto talento intrínseco, para que no se vayan con el próximo Señor extranjero que le ofrezca 6 talentos?

Felices vacaciones!!!!!

5 comentarios:

  1. Jajaja, me gusta la entrada....recuerdos de época de monaguillo....

    A mi me gusta la discusión desde la perspectiva. Respondo a tus preguntas mientras te doy la mía.

    Está claro, que la directriz fue "haceos cargo de la hacienda", así que entiendo que cada uno tenía un cometido en función de su capacidad (principio de delegación correcta). El enfado del de RRHH es porque se encontró que el que menos tareas tenía asignadas, no había mejorado nada las cosas, y todo lo que no mejora, se envejece, empeora... cómo la luna, el punto de equilibrio no se alcanza y lo que no crece mengua.

    En cambio, el tratamiento de los que si consiguen, gracias a poner en juego sus habilidades o talentos, mejorar, es el mismo. No da más al de 5 que al de 2, es el mismo mensaje. A mi me parece que actua perfectamente exigiendo en función de los recursos dados y la capacidad de los RRHH.

    Por último, creo que la parábola es válida para los tiempos que corren, donde buscamos perfiles de personas que no se conforman y hacen mejorar a nuestras empresas. Estoy seguro que la parábola de los talentos no se refiere sólo a dinero, sino a responsabilidad y recompensa, por muchos talentos que le vengan a dar a tu equipo, si hay un compromiso y una recompensa acorde con los resultados, no son pocos los que preferirán quedarse con los 5 talentos + 2 del beneficio obtenido que con los 6 que le ofrecen en otra parte....

    Bueno, es un punto de vista, por supuesto. Gracias, un saludo

    David

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  2. Buenos días Nuria, desde luego la idea de hacer de hermeneuta otra vez, es muy original, y muy acertado el asunto de utilizar la comparación de talentos en sus dos significados.

    Mi interpretación personal viene dada por las palabras que considero claves en el texto. Una de ellas y la más importante es "...Por eso me dio miedo..." Si la Fe mueve montañas, el miedo las crea. Miedo a no cumplir con las expectativas de su Dtor. de RRHH. Miedo a perder lo que ya tiene. Miedo a la responsabilidad. Miedo al castigo. A decidir no solo el qué, si no el cómo. En definitiva, miedo a equivocarse. Porque cada persona ha sido educada de una manera.

    Esto enlaza con la segunda clave, que al inicio del texto se indica "...a cada cual según su capacidad...". Tiene pinta que el señor intuía esas actuaciones de sus siervos, de tal manera que le entregó un solo talento, porque no confiaba en su capacidad. Su reacción es lo que extraña. No debería exigir al último siervo la capacidad de duplicar los talentos. Para eso ya tiene a los otros dos. Debería saber qué es lo que mejor sabe hacer, y ponerle a la tarea. Pero si eso lo hubiesen hecho en el siglo uno, imagínate que gestión de los RRHH se estaría haciendo ahora, en el siglo 21.

    Finalmente y jugando con el sentido de las palabras, para retener el talento de los dos primeros siervos que fueron capaces de duplicar sus talentos, creo que la mejor opción es utilizar las expectativas. Si a esas personas les creas expectativas (Reales) y les das confianza, tal vez lo que no deseen es ser siervos. Ni por 10 talentos.

    Un saludo,
    José Bratos

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  3. Estoy con David, el problema no es devolver uno o cinco talentos sino saber aprovechar lo que tiene cada uno. El de cinco fue premiado por devolver 10 y el de uno lo hubiera sido por devolver dos. La cuestión es que entonces y ahora, los perezosos se esconden tras la prudencia y la supuesta falta de capacidad. Así que el responsable de RRHH si no tiene una medida previa de lo que son capaces sus siervos no puede decidir correctamente, pero una vez puestos a prueba ya puede asignar puestos correctamente. Simplemente evalúa sus competencias, gestión y evaluación del desempeño y el potencial.
    Respecto a tu segunda pregunta ya están recompensados, su señor les pone a gestionar su capital, les pone frente a lo mucho, vamos que les da un ascenso. Selección por competencias. :-)

    En resumen la parábola ya contesta tus dos preguntas.
    Y quizá la pregunta que haría yo es ¿ Tan poco ha cambiado la gestion de RRHH a lo largo del tiempo? ¿Un poco de sicología y unos nombres biensonantes es lo que nos separa de la parábola?


    un saludo

    Hijo Pródigo.

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  4. Un post realmente original Nuria, me ha gustado mucho cómo has extrapolado una historia tan antigua a nuestros días.
    Yo voy a discrepar un poco de todos los demás contextualizando la paradoja. A mí que un "amo" les deje algo a sus siervos y a su regreso les exija que le hayan multiplicado el préstamo me parece un acto de tiranía "yo me marcho, te dejo x talentos, no te digo qué has de hacer con ellos y a mi regreso, sin que tú lo sepas, te exigiré que me los hayas multiplicado". No sé, no me parece muy ético.
    Es por ello que, a pesar de la creativa idea de trasladar la historia a nuestro tiempo, no creo que sea justo evaluarlo sin contextualizarlo, pues a día de hoy los trabajadores no son esclavos (en su más estricta definición) y se ajustan a unos objetivos de resultado que han de satisfacer (o superar) para los cuales son remunerados.
    Y así, acudiendo al contexto cultural en el que está la paradija, es como se responde a la última pregunta que planteas Nuria, en aquella época no hacía falta hacer nada para reterlos, eran "suyos" por ley. Hoy habría que recompensarles en su justa medida por su eficacia. Afortunadamente, algunas cosas han cambiado.

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  5. Hola Felix,

    Yo creo que justamente contextualizado está. Entonces eran esclavos y ahora trabajadores pero en cualquier caso con la "orden" de ser productivos. Dificilmente progresaremos en una empresa sin multiplicar los talentos en el ámbito que sea. La empresa (amo)exige y bien que exige y el que no es productivo tiene muchas papeletas para perder su puesto. Y llevado esto a la dirección o al ámbito de la gestión de RRHH no vale con enterrar la moneda y recuperarla años después. Hay que invertir, innovar, cambiar, esforzarse, adaptarse y por supuesto retener el talento y premiarlo para poder seguir siendo competitivo.

    un saludo

    Hijo Pródigo

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