“El automenosprecio es el comienzo de la sumisión”
Erich Fromm
En la actualidad, en un mundo de constante cambio las empresas necesitan líderes “pegajosos” que sepan generan equipos de alto rendimiento con la capacidad de enganchar tanto a sus clientes como a sus empleados.
Todas las personas tienen un potencial propio que no siempre es aprovechado, en la mayoría de los casos tendemos a culpabilizar a las circunstancias, cuando los únicos responsables finales de nuestro rendimiento personal somos nosotros mismos.
Una persona está en condiciones de obtener el máximo rendimiento cuando su autoestima y su nivel de integración con el entorno son altos, lo que es decir, cuando se encuentran en forma tanto emocional como sociológicamente, ya que cuando nos sentimos mal con nosotros mismos nos “cortamos las alas” como así decirlo.
Las Variables fisiológicas como los niveles de energía o la salud personal están relacionadas a la a la larga, en función de los sentimientos dominantes de la persona. En conclusión, parece lógico pensar que la productividad y la calidad del servicio de una empresa caerán en picado si en ella abundan las personas que se sienten mal con su trabajo, con la empresa o consigo mismas.
Los procesos de mejora o de degradación de la autoestima no están únicamente ligados a los estímulos laborales. Muchas veces los estímulos familiares o sociales que se reciben fuera del entorno laboral cobran tanta fuerza como los laborales. Desde los cargos directivos, sí que es verdad que es muy difícil tratar este tema, pero se podría mejorar ofreciendo a las personas un trato correcto, confiado, educado e inteligente, para que se inicie un claro proceso de mejora ya que tratar bien a los colaboradores despierta un potencial de mejora impresionante, pero para poder conseguir esto, se requiere una condición indispensable bastante compleja de encontrar, ya que se necesitarían perfiles de directivos con alta calidad humana y sobre todo con un gran control emocional.
También cabe destacar que desde las organizaciones se puede potenciar el proceso de mejora o de deterioro de la conectividad o integración, ya que al líder, a parte, de tener un gran control emocional, tiene también que comprender el proceso de de aprender y mejorar como parte de su liderazgo, porque si no, poco le durará su actual rango, dado que su liderazgo tendrá vías de aguas que se pondrán en manifiesto en el proceso formativo de su gente.
Como conclusión, para obtener un entorno de alto rendimiento tenemos que tener en cuenta que las personas tienen que creer en las personas, y el equipo debe mirar al líder con complacencia y percibir que efectivamente su voluntad es la mejora y el perfeccionamiento de cada uno de los individuos que lo forman.
“Con entusiasmo hay logros, sin el solo pretextos”
HENRY FORD
Y tú, ¿qué opinas?
Victoria Martín Álvarez
Alumna del Máster en Dirección y Gestión de RRHH 2021-2022
Escuela de Negocios de la Cámara de Valladolid