En el contexto de la actual
globalización económica, y en el caso de nuestro país agravado con la profunda
crisis económica, muchas de las empresas en la que trabajamos están obligadas a
buscar clientes en mercados exteriores. La adaptación de las personas a las
nuevas situaciones de comunicación en otros idiomas es en muchos casos compleja
y complicada. Lo que en realidad ocurre en las grandes empresas es que al
globalizarse el idioma corporativo cambia, cambiando radicalmente nuestras
condiciones para la comunicación.
¿Cuál es tú primer idioma? Español,
Ingles, Francés,…El idioma que aprendemos cuando crecemos es especial, un
vínculo directo con nuestra cultura y la forma en la que lo utilizamos con
amigos y familia es un reflejo de nuestra personalidad. Podemos ser muy habladores
o más bien callados, porque no nos gusten las conversaciones largas, puede que
hablemos con un fuerte acento local o disfrutar escribiendo correos
electrónicos largos y descriptivos a nuestros compañeros. Todo esto es fantástico.
Estas diferencias enriquecen nuestras vidas y nuestras relaciones. Sin embargo,
cuando estamos trabajando la primera norma de la comunicación es la “claridad”.
Seguro que estáis de acuerdo conmigo.
Parece obvio ¿verdad? Pero en algún momento todos nos hemos enfrentado a un
informe o un documento complicado y nos hemos enfadado al intentarlo descifrar
por enésima vez, que quiere decir y que se supone que tenemos que hacer al
respecto.
El problema es que las personas que no
piensan en su forma de comunicarse hacen que la empresa emplee grandes
cantidades de dinero. Pongamos un ejemplo:
Redacta un informe o un documento
breve de una página que deben leer 20 personas. Si los lectores tardan un
minuto en leerlo y entienden lo que tienen que hacer, la empresa paga 20
minutos del tiempo de los empleados. Sin embargo, si es demasiado largo está
mal redactado tienen que leerlo cuatro o cinco veces, y los costes de la
empresa aumentan en consecuencia. A lo que hay que añadir el consiguiente enfado
y las pastillas para el dolor de cabeza…
La situación se complica si el idioma
corporativo no es nuestra lengua materna. Las personas para las que coincide el
idioma materno con el corporativo deben emplearlo de un modo sencillo y claro
para aquellas personas que se han esforzado en aprender inglés.
Cada persona tiene su talento, que
emplea y desarrolla dentro de su actividad habitual; técnicos, ingenieros,
economistas….Si embargo la mayoría queremos ayudar a nuestros compañeros en
lugar de hacerles la vida más difícil, por ello incluyo unos consejos que se
pueden aplicar al redactar:
·
Decide qué quieres incluir y qué no. Organiza
la información. Esto te puede llevar algunos minutos, pero seguro que tus
compañeros entenderán antes los puntos principales y la empresa ahorrará tiempo
y dinero.
·
Comprueba que el tono es correcto. Sé siempre
respetuoso en los correos electrónicos, en especial con las personas que no
conozcas.
·
Utiliza las palabras y las frases lo más
breves y sencillas posible.
¡Buena suerte!
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