viernes, 21 de enero de 2011

INDIGNEZ VOUS! por JOSÉ HERRADOR

Recientemente el periódico “El País” se ocupó del gran impacto que está teniendo un pequeño manifiesto de 30 páginas titulado “Indignez-vous” (“Indignaos”) escrito por un filósofo y antiguo miembro de la resistencia francesa, de 93 años, llamado Stephane Hessel, que se vende al precio de 3 euros. No está traducido al castellano aún, pero seguro que muy pronto va a aparecer en las librerías.
Más de 850.000 personas han comprado ya el librito, un hecho que no parece responder ni al precio ni a la notoriedad del autor, que fue uno de los padres en su momento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hoy está animando las tertulias de muchos cafés franceses, así como llamando a la sociedad para la recuperación de valores que sustituyan al individualismo, hedonismo y materialismo dominantes.
A continuación recogemos la opinión de uno de los muchos cibernautas (Carlos Etcheverría) que se han pronunciado sobre este evento, significando la importancia del documento en un momento de crisis social de los valores. Él cuando vio que se habían vendido 300.000 ejemplares renunció a sus derechos a efectos de facilitar la difusión e impacto del documento.

"Indignaos es el título de un manifiesto llamando a la insurrección pacífica en Francia, que por desgracia aún no ha llegado a España en su versión castellana. Es la voz de la indignación de Stéphane Hessel, un hombre de 93 años, antiguo combatiente de la resistencia francesa, superviviente de los campos de concentración de Buchenwald y Dora, uno de los redactores en 1948 de la Declatación de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, embajador de Francia y Comendador de la Legión de Honor.

¿Porqué tenemos que soportar las cosas que aborrecemos? Esta invocación para rescatar los verdaderos valores es también una invitación a los jóvenes a oponerse a todo tipo de totalitarismos y dictaduras y rescatar la verdadera democracia; a exigir independencia a los medios y enfrentarse al acoso a la libertad de prensa; a mostrar su enfado ante la desigualdad, la pobreza, o la despiadada dictadura económica de los mercados financieros, motivo más que suficiente para iniciar una insurrección pacífica real. Es un llamamiento contra la indiferencia que nos encoge de hombros ante la adversidad.

Hessel habla de una amnesia generalizada de la sociedad, despreocupada del desastre ecológico planetario, haciendo especial énfasis en la falta de rumbo y en la pérdida del sentido de los dirigentes políticos por su apoyo a los grandes consorcios bancarios y corporaciones multinacionales, en detrimento de los ciudadanos en un momento en que la crisis está acabando con el bienestar social en Europa.

Lo que está siendo cuestionado, dice, es la base de las conquistas sociales. ¿Quién controla, quién decide y quiénes son los interesados en esas decisiones descabelladas? Por eso hace falta que nos indignemos cuando percibimos que hay cosas intolerables.

Y pide una insurrección pacífica contra el desprecio al débil, la insolidaridad o la exaltación del dinero; contra el consumo masivo o la competencia de todos contra todos.

En su mensaje de coherencia y dignidad, refuerza la desconfianza hacia los poderosos que amenazan la paz y la democracia, reivindicando la actitud del resistente en una apelación al noble sentimiento que, más o menos recóndito, anida en todos nosotros: la rebelión contra la injusticia."

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con la primera idea de Stephane Hessel, con la demagógica, la de:” El llamamiento a la sociedad para la recuperación de valores que sustituyan al individualismo, hedonismo y materialismo dominantes”. Pero con lo que sigue … una pregunta; ¿ Cuánta gente se uniría para enfrentarse al poder establecido, al capitalismo...etc.?, ¿De que forma lo harían? Y... ¿Cuantos de ellos no hacen, ni harán, nada para alcanzar esos principios iniciales?, ¿Qué hacen para cambiar ellos o su entorno más cercano?.

    Indignarse con los gobernantes, sistemas, etc. Puede ser una proyección de lo que no podemos aceptar en nosotros mismos y de esa forma enajenarnos de nuestras actuaciones y sentimientos: “Ellos nos odian”, “ellos son los malos”, “por su culpa”...

    Pienso que no deberíamos centrarnos en solucionar el mundo sino a las personas- a nosotros-. No hace falta cambiar a nadie, con cambiarnos -cada uno - y al menos acompañar a alguien de nuestro entorno sería suficiente y más fácil.

    Os dejo un cuento:

    Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención.

De repente se encontró con una revista en donde venía el mapa del mundo ¡Justo lo que precisaba!. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: "Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie".

Entonces calculó que al pequeño le llevaría días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. "Papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".

Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.

Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.

¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?

-Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?

-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre ...

Así que dí vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que si sabía como era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo.


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  2. No cabe duda que el potencial y motivación de las personas es clave. No obstante una forma de hacerlo más eficaz y eficiente es asociándose y creando estructuras que den mucha más fueerza a la que individualmente poseemos las personas. Por otra parte no todos creen en los mismos valores, ni trabajan en la misma dirección. No hay más que mirar en nuestro entorno social y ver las diferencias sociales, discriminaciones, conflictos de intereses, etc. El poder social es necesario tenerlo para impulsar cambios sociales. Ejemplos tenemos muchos y desde muy antiguo. San Francisco de Asís daba testimonio personal con sus conductas, sin embargo creo una institución para influcir socialmente. Y vaya que si influyó. Y otros muchos en otras direcciones.

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  3. Decía : Michael Jackson en "Man in the Mirror""If you wanna make the world a better place, take a look at yourself and then make a change"

    Si nos preguntaramos a nosotros mismos, a cada uno de nosotros por todo esto, ¿qué nos responderíamos?:
    ¿Qué valores tenemos? ¿Cuáles hemos decidido tener y cuáles, sin saber cómo, están arraigados dentro de nosotros y no podemos desprendernos de ellos? ¿Cuánto de coherentes somos con nuestros propios valores? ¿Cuántas actitudes o acciones criticamos de los demás que de vez en cuando aparecen en nosotros mismos? ¿Somos quienes realmente deseamos ser o quienes los demás esperan que seamos?

    Si tuvieramos la humildad de respondernos a nosotros mismos con honestidad, ¿Qué nos responderíamos?
    Cuidadín no sea que el primer cambio para cambiar el mundo sea cambiar nosotros mismos.

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