viernes, 25 de noviembre de 2022

Smart Working; Por Pablo Frontela Sánchez.

         En plena transformación digital, resulta evidente que nuestra forma de entender el trabajo y trabajar ha cambiado. Las empresas buscan adaptarse a dichos cambios tratando de conseguir que sus trabajadores estén más satisfechos, motivados y sean más productivos. Pero, ¿qué pasa cuando los empleados pueden tener acceso a todos los sistemas   de   información   de   la empresa?, eso facilita la aparición de nuevos modelos de trabajo como el denominado Smart Working.

Smart Working se traduce como “trabajo inteligente” pues aparece como un modelo de trabajo, siendo la fusión del teletrabajo y las nuevas tecnologías, basado en dar a la plantilla de empleados o trabajadores todas las herramientas necesarias para alcanzar un nivel de rendimiento profesional máximo en cualquier lugar, en cualquier momento, así como bajo cualquier medio, en este caso, medio digital. 

Se trata de una fórmula de gestión empresarial fundamentada en tres pilares básicos: movilidad y flexibilidad horaria, trabajo por equipos y el uso de nuevas tecnologías.  Este modelo propone una gestión más eficiente de las personas buscando no sólo aumentar la productividad, sino también la satisfacción del talento, a través de la conciliación.

El eje fundamental de esta metodología de trabajo es la confianza entre la empresa y el trabajador. En pocas palabras, genera resultados en base a consecución de logros y objetivos sin tener tanto en cuenta el trabajador trabaje un número determinado de horas como la calidad final del trabajo.

El Smart Working se apoya en las nuevas tecnologías, no sólo para permitir al profesional decidir el lugar de trabajo, sino también el horario, al igual a las herramientas a emplear en su labor. Este sistema intenta adaptar el empleo al profesional permitiéndole un alto grado de autonomía. No obstante, la implantación de este sistema supone un reto tanto para las empresas como para los trabajadores.

 


En mi opinión, el panorama actual del mundo laboral obliga a las empresas a replantearse la manera de enfocar el cómo organizar el trabajo de sus empleados.

El auge del teletrabajo durante la pandemia del Covid-19 y su implementación en modelos híbridos junto con trabajo presencial tras la vuelta a la “nueva normalidad” puede transformarse en un arma de doble filo para la productividad y los resultados de las empresas en base al desempeño de sus trabajadores.

Por un lado, puede ser un gran instrumento a la hora de atraer y fidelizar talento joven que se siente atraído por aspectos como la flexibilidad horaria, la posibilidad de trabajo en un ambiente fuera del de oficina, o las facilidades en la conciliación de la vida personal y profesional.

Sin embargo, la implementación del teletrabajo obliga a un necesario ejercicio de fe y confianza en el trabajador por parte de las empresas, pues al encontrarse este fuera de un tradicional ambiente de trabajo puede traicionar de forma voluntaria o involuntaria esa confianza depositada en él por parte de su empresa, resintiéndose sus resultados.

Para evitar que se den este tipo de fenómenos me parece una gran idea implementar nuevas estrategias como acordes con la realidad actual como por ejemplo el mencionado Smart Working, ya que al orientar de forma directa al empleado hacia la consecución de una serie de objetivos y resultados específicos en vez de plantearle el trabajo como la simple realización de un número determinado de horas, se logran anular de forma efectiva los posibles efectos negativos anteriormente mencionados derivados de la ausencia de un ambiente laboral tradicional en el que muchas veces el trabajador siente el ojo de un “Gran Hermano” que le obliga a ser productivo.

Y tú, ¿qué opinas?

Pablo Frontela Sánchez
Alumno del Máster en Dirección y Gestión de RRHH 2022-2023
Escuela de Negocios de la Cámara de Valladolid

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