jueves, 28 de noviembre de 2019

Y yo, ¿qué clase de jefe quiero ser?, por Carlos Díez-Astrain

La Real Academia Española define jefe como la persona que tiene autoridad sobre un individuo o un grupo para dirigir su trabajo o actividades. De esta manera, podemos entender que el jefe ejerce una influencia definitiva en el día a día de los trabajadores, pudiendo convertir este en un plácido sueño o por el contrario en la peor de las pesadillas.

Carol Dweck, profesora de la universidad de Stanford, indica que la mentalidad de los jefes (independientemente de que se trate del superior jerárquico de la pirámide, de un directivo o de un mero coordinador) puede ser de dos tipos perfectamente diferenciados. Hablamos por un lado de mentalidad fija y por otro de mentalidad de crecimiento.

La primera determina aspectos absolutos: las personas saben o no saben hacer algo. Esta mentalidad  no contempla la posibilidad de esfuerzo ni de crecimiento. Los jefes con este tipo de mentalidad suelen rodearse de personas menos brillantes que ellas para impedir que les hagan sombra, se cuelgan todas las medallas y valoran mucho el concepto “jerarquía”. En el fondo, en este tipo de jefes lo que predomina es el miedo. Así, el rechazo al cambio y la innovación predominan sobre el fondo de sus actuaciones y correspondientes decisiones.

Por contrapartida, la teoría del crecimiento establece que tanto la inteligencia como el talento se pueden desarrollar. Los jefes que tienen esta mentalidad aceptan el error y lo asumen de manera positiva, no tienen miedo a los cambios, se disponen abiertos a escuchar y aprender, y tienen especial interés por el desarrollo de personas. Lógicamente, serán este tipo de jefes los que más impacto tienen a la hora de impulsar la motivación y la productividad de sus equipos.

Haciendo una profunda reflexión yo tengo claro que tipo de jefe quiero ser, obviamente de mentalidad de crecimiento. Me parece que la base del aprendizaje radica en la escucha activa y en la reiteración de la actividad una vez superada el factor “error”. Sin embargo, considero el artículo demasiado simplista y general. Los jefes son la cabeza visible de un grupo o conjunto de personas, con distintos objetivos, personalidades, situaciones personales y valores.

Liderar es una tarea demasiado compleja para dividir a los jefes en dos bloques con distintos tipos de mentalidad. Yo considero que no hay jefes de mentalidad simplemente fija y que tampoco existen los jefes que tiendan de manera absoluta al crecimiento de sus subordinados. Al final, todo se puede resumir  en una cuestión de equilibrio.
 
 

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