El bienestar en el ámbito laboral influye directamente en la salud y en la productividad de los trabajadores. Un estudio de la OMS realizado en el año 2018 mostró que los problemas de salud mental, como pueden ser la ansiedad y la depresión, suponen unas pérdidas económicas del 30% en las empresas y en la economía. En la actualidad, los datos muestran que en el año 2020 la ansiedad y el estrés entre los trabajadores aumentó un 70%; una cifra que ha agravado la COVID-19. Esto ha tenido un impacto negativo en la salud mental del 78% de los empleados de todo el mundo.
El estrés y
la ansiedad se han incrementado, ya que estamos viviendo un momento de gran
incertidumbre en el ámbito laboral, debido al gran aumento del desempleo, ERTES y los
posibles despidos. Todo ello ha provocado que muchos trabajadores teman perder
su trabajo o tener recortes salariales. A todas estas causas se le suma que el
apoyo social, considerado como uno de los recursos más importantes para hacer
frente al estrés, se esté viendo afectado por muchas de las medidas adoptadas
para combatir la actual pandemia. Esto, a su vez, ha comprometido la
interacción social de los trabajadores, tanto dentro como fuera de las empresas. Esta
falta de apoyo social se traduce en menor satisfacción laboral y se observa
tanto en los trabajadores que acuden presencialmente a la empresa como en los que están
teletrabajando desde sus casas. Por una parte, los empleados que siguen
acudiendo a la oficina se ven obligados a seguir las medidas impuestas por
sanidad y éstas pueden causar distancia física y psicológica con sus compañeros.
Esto provoca sentimientos de aislamiento e incluso es posible que acudan a su puesto
laboral con un gran temor al contagio, por lo que puede disminuir su
rendimiento. Sin embargo, el teletrabajo, aunque de
primeras pueda otorgar ciertas comodidades, se ha impuesto en nuestra sociedad
de una forma muy drástica; conllevando nuevas tensiones a los trabajadores como
puede ser el aislamiento de sus compañeros de trabajo a la vez que hacen
malabares para conciliar su vida laboral y personal.
Por lo tanto, no cabe duda de la importancia que tiene invertir en salud mental en las empresas. Desde el departamento de RRHH se podrían aplicar una serie de recomendaciones para disminuir el estrés y la ansiedad a la que están siendo sometidos los trabajadores.
¿Qué se puede
hacer desde el departamento de RRHH?
•
Integrar iniciativas de apoyo psicológico en
respuesta a la COVID-19 en el lugar de trabajo.
•
Crear un sistema de apoyo entre compañeros
para minimizar el estrés y el agotamiento a través de reuniones virtuales donde
compartan sus experiencias, sus temores y preocupaciones.
•
Prestar atención a los trabajadores con
condiciones de salud mental y problemas psicosociales preexistentes. Se ha de
tener en cuenta que las personas con discapacidad pueden ser menos capaces de
hacer frente a estas circunstancias y pueden necesitar más apoyo.
•
Poner a disposición técnicas de reducción del
estrés y de relajación: sesiones de relajación, mindfulness,
tutoriales, aplicaciones…
•
Informar tanto a los directivos como a los trabajadores
sobre cómo se puede acceder a los programas de salud mental, a los servicios de
apoyo psicosocial y a los programas de asesoramiento facilitando
el acceso a tales servicios.
•
Mantener la confidencialidad sobre los
servicios prestados a cada trabajador.
Por último,
se puede fomentar la mejora de la salud mental de los teletrabajadores trasmitiéndoles
una serie de recomendaciones sencillas destinadas e implantadas por ellos
mismos:
•
Organización horaria: limitar el
tiempo de trabajo manteniendo el horario de la oficina y respetando los
descansos.
•
Evitar distracciones: las nuevas
tecnologías sobre todo en forma de redes sociales roban mucho tiempo y esto
hace que se tenga que invertir más tiempo para llegar a cumplir los objetivos.
Por lo tanto, sería recomendable silenciar el móvil y solo mirarlo en los
descansos.
Para dividir
los tiempos de trabajo y así evitar las distracciones se puede utilizar la técnica
de pomodoro. Esta técnica consiste consiste en dividir la jornada
laboral en intervalos de 25 minutos, separados por una pausa de cinco
minutos. Durante esos intervalos el trabajador debe dedicarse a una
tarea en concreto, sin distracciones, y después de 4 bloques de
trabajo hacer un descanso más largo (20/30 minutos). Esta técnica nos sirve para
mejorar la productividad, ya que en los 25 minutos de cada intervalo se está
concentrado en una tarea concreta.
•
Un espacio de trabajo agradable: el lugar
donde se teletrabaja debe estar ordenado, bien iluminado y con todo el material
necesario. La idea es estar lo más cómodo posible para así fomentar una buena
productividad.
•
Listado de tareas: mantener un
listado de todas las tareas a realizar y saber priorizarlas. Esto se convierte
en un punto clave para mantener la productividad, ya que al no estar en el
entorno de trabajo habitual se tiende a perder el foco de atención.
•
Conectarse con el equipo: estar
trabajando desde casa no tiene que significar estar solo. Se trata de
establecer una metodología de colaboración que no se vea afectada por la presencia
virtual y fomente la coordinación y colaboración del equipo a la vez que
aumenta el apoyo social.
•
Evitar el aislamiento: se
recomienda mantener contacto fluido con amigos y familiares. Si no es posible
quedar presencialmente, al menos realizar alguna videollamada.
•
Siempre que sea posible, flexibilizar
teletrabajo y presencialidad: a través de turnos o bien de grupos estables
que se distribuyan entre casa y oficina. De esta manera se evita el
aislamiento porque se sigue interactuando con los compañeros.
•
Romper la rutina: proponerse
algún reto diario para hacer cada día diferente y así no caer en la monotonía.
•
Dedicar un espacio y tiempo para evaluar cómo se encuentra.
Para
concluir, es importante que las empresas se preocupen de la salud mental de sus
trabajadores. Si una persona se encuentra descontenta con su empleo, eso
repercutirá en su vida personal y viceversa. No debemos
olvidarnos que cuanto mejor estén los empleados, mayores resultados económicos
obtendrán las empresas y habrá menores tasas de ausentismo, menos accidentes
laborales y menos bajas por estrés o ansiedad. La situación actual ha
repercutido en las empresas y ha hecho que muchas tengan a una gran parte de
sus empleados trabajando desde casa cuando nunca antes habían trabajado de tal
forma. Para facilitar que esta situación no acarree problemas en sus vidas y
que no se sientan “aislados” o “desbordados”, se debe facilitar que los
empleados sigan conectados unos con otros, ofrecerles unas pautas para realizar
la jornada laboral de la forma más eficaz posible y brindarles apoyo y soporte.
Si las personas que están teletrabajando siguen las recomendaciones citadas
anteriormente, evitaran caer en la monotonía y disminuirían el nivel de estrés.
Asimismo, destacaría la recomendación de intercalar teletrabajo y asistencia a
la oficina, ya que muchas empresas están poniendo en práctica está medida y sus
empleados asisten tres días a la oficina y dos teletrabajan. Esto trae la
ventaja de poder seguir manteniendo la interacción entre compañeros. Aunque me
parecería interesante dar la oportunidad a los empleados que son considerados
de riesgo o que por miedo prefieran quedarse en sus casas la posibilidad de
solo realizar teletrabajo.
¿Y tú… qué
opinas?
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