“Después de todo este tiempo, el Sol nunca le ha dicho a la Tierra: "Estás en deuda conmigo". Pensad en lo que puede hacer un amor así: Iluminar todo el mundo”.
Estoy releyendo un libro que encontré en la red y que luego compré para entender esta capacidad tan nombrada y utilizada, aunque vulgarizada, y me encontré con la inteligencia espiritual. El libro se titula Inteligencia Espiritual, de Francesc Torralba, director de la cátedra Ethos de la Universidad Raimon Llull. A este tipo de inteligencia se la conoce también, por algunos, como inteligencia existencial o trascendente, complementaria a las ocho / nueve inteligencias múltiples de Howard Gardner – Profesor de Harvard - y que recoge en el último de sus libros alusivos a este tema – La inteligencia reformulada.
La inteligencia, no sólo se reduce a lo académico, sino que es una combinación de todas las inteligencias. Ser hábil en el deporte o en las relaciones humanas implica unas capacidades que, por desgracia, no están seriamente contempladas en los programas de formación académica.
Según Howard Gardner, creador de la Teoría de las inteligencias múltiples, la inteligencia es la capacidad para resolver problemas o elaborar productos que puedan ser valorados en una determinada cultura. El autor nos recuerda que el 30% de la inteligencia es heredada y el resto es educación, cultura, ambiente económico y hasta alimentación. Propuso varios tipos de inteligencia, igual de importantes: Inteligencia lingüística, lógico-matemática, musical, espacial, musical, corporal-cinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista, existencial o filosófica (estas dos las incorporó posteriormente al primer listado de inteligencias en su libro “La inteligencia reformulada”).
La inteligencia interpersonal e intrapersonal coinciden con la llamada inteligencia emocional que promovió Daniel Goleman, de la que tanto hablamos ahora. Para Goleman la inteligencia emocional “es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Tener inteligencia emocional es la capacidad que el ser humano tiene para decir las cosas en el momento correcto, de la manera, correcta, con la intensidad correcta y en el lugar correcto a las personas correctas”.
Que no existe un único tipo de inteligencia lo sabíamos desde hace mucho. Nos lo dice el sentido común observando nuestras relaciones. Sabemos que hay personas con una gran habilidad lógico-matemática y una reducida inteligencia lingüística, y otras con una inteligencia espacial muy desarrollada y una notable falta de habilidad emocional. ¿Y la inteligencia espiritual? Es la que nos permite transcender, crear y, en última instancia, ser felices de una manera profunda y duradera. La inteligencia espiritual puede ser religiosa o laica. Aquí me estoy refiriendo a esta segunda que vincula al ser humano consigo mismo, con los demás y con su entorno global, en vinculación profunda con todo lo que existe.
Solo lo espiritual es libre en el ser humano frente a los otros porque no es biológico. La demostración de que el ser humano puede no ser esclavo de sus instintos, aunque siempre sea cautivo de su cuerpo. Somos a la vez cuerpo y espíritu. Esta inteligencia es la que le permitió a Viktor Frankl sobrevivir en el campo de concentración de Auschwitz, tal como comenta en su libro “En busca del sentido”.
La inteligencia espiritual admite varias definiciones, todas ellas compatibles y complementarias entre sí, sin embargo la más básica, sencilla e ilustrativa de este enfoque, se refiere a ella como: La capacidad de ser feliz a pesar de las circunstancias. Esta definición fue dada por Gallegos en su libro Inteligencia Espiritual (2006).
“Nos referimos a una inteligencia que nos faculta para preguntar por el sentido de la existencia, para tomar distancia de la realidad, para elaborar proyectos de vida, para trascender la materialidad, para interpretar símbolos y comprender sabidurías de vida. El ser humano es capaz de un conjunto de actividades que no se explican sin referirse a este tipo de inteligencia. Es especialmente cultivada en los grandes maestros espirituales, en los filósofos y artistas, también en los creadores – apunta Torralba-.
Para Zohar y Marshall “la Inteligencia Espiritual es la inteligencia primordial; es la inteligencia que nos permite afrontar y resolver problemas de significados y valores, ver nuestra vida en un contexto más amplio y significativo y al mismo tiempo determinar qué acción o camino es más valioso para nuestra vida. Consideran que la inteligencia espiritual está en todo nuestro ser, como una totalidad trabajando de manera armónica con la inteligencia racional y la inteligencia emocional”.
La Inteligencia Espiritual se distingue por las siguientes características que he entresacado de los diferentes autores citados, y que algunas concuerdan con la inteligencia emocional:
- Capacidad de ser flexible.
- Poseer un alto nivel de conciencia de sí mismo.
- Capacidad de afrontar y trascender el dolor y el sufrimiento.
- La capacidad de ser inspirado por visiones y valores.
- Reluctancia a causar daños innecesarios.
- Tendencia a ver las relaciones entre las cosas (holismo).
- Marcada tendencia a preguntar ¿Por qué? o ¿Y si? y a pretender respuestas fundamentales.
- Facilidad para estar contra las convenciones sociales.
- Capacidad de trascendencia del mundo físico y cotidiano para tener una percepción más elevada de sí mismo y del mundo circundante (ver la realidad desde la visión del águila).
- Capacidad de significar la actividad y los acontecimientos con un sentido.
- Comportarse de un modo virtuoso, es decir, el comportamiento ético consciente en las tareas y responsabilidades de la vida.
- Capacidad de aprender a ser y aprender a aprender.
Si potenciamos estas facultades creceremos en creatividad, consciencia crítica y autocrítica, más calidad relacional (mirar más lejano y profundo), seguridad personal, sentido de los límites, capacidad de dar y recibir feedback. Equilibrio interno emocional, definir la vida como proyecto desde una dimensión trinitaria del tiempo (pasado, presente y futuro), crecimiento en resiliencia, etc.
La Inteligencia espiritual se desarrolla desde la inteligencia intrapersonal (conocimiento, aprecio y comprensión de uno mismo) pasando por la inteligencia interpersonal o social (conocimiento, aprecio y comprensión de los demás) hasta llegar al conocimiento, aprecio y comprensión de todas las demás formas de vida y del propio universo.
La atrofia de la inteligencia espiritual conlleva graves problemas. El fanatismo, la banalidad, el servilismo, el dogmatismo, el sectarismo y otros graves dramas que atañen al mundo actual son la clara consecuencia de un déficit de inteligencia espiritual. Una persona espiritualmente inteligente tiene capacidad para analizar con profundidad lo que ocurre en su vida y en la vida de los otros, tiene el poder para descubrir sus recursos más íntimos y desconoce el aburrimiento. Tiene un alto grado de libertad, pues sabe relativizar y tomar distancia de los estímulos externos.
La felicidad duradera, a diferencia del bienestar material, es un estado interior, una actitud vital que se transpira y sólo podemos experimentarlo a través del cultivo de la inteligencia espiritual.
En nuestra función y aprendizaje de consultoría y dirección de personas necesitamos desarrollar especialmente las tres inteligencias (racional, emocional y espiritual), aunque crecer en todas siempre nos ayudará para el ejercicio de este papel complejo. En nuestro máster de Dirección de personas y desarrollo personal intentamos mostrarlo (esta es nuestra inteligencia espiritual), aunque hemos hablado más de lo racional y emocional, también transcendemos estos dos enfoques, buscando la felicidad como vivencia a integrar en nuestros círculos (proyectos) de vida (ser versus tener - reza uno de los libros de Erich From-).
En todo caso sugerimos algunas orientaciones conductuales que pueden ayudar al desarrollo de esta inteligencia espiritual: Práctica asidua de la soledad, gusto por el silencio y la contemplación, ejercicio del debate y del filosofar, buscar lo espiritual en el arte, dialogar socráticamente, experimentar la fragilidad y el deleite musical, así como ejercitar la solidaridad, preguntarse y cuestionar compartiendo con otras personas, practicar la lectura inspiradora, escuchar buena música, encontrar el beneficio en las situaciones “crisol” (traumáticas), etc.
Hay que buscar un estado de “mindfulness” (Puede entenderse como atención y conciencia plena, sin estrés, presencia atenta y reflexiva –Vallejo- ), que nos permita observar las emociones a distancia y vivir el presente, sin miedos y comprometidos.
En Harvard el curso con más popularidad y éxito, más que los de economía, de los cuales son los grandes especialistas es sobre la felicidad. Dicho curso se llama “Mayor felicidad” y es dictado por Tal Ben Shahar. Este curso atrae a 1.400 alumnos por semestre y 20% de los graduados de Harvard toman este curso electivo. ¿Por qué? Quizás porque este curso está basado en las últimas investigaciones de la psicología positiva, que les hace cuestionar creencias y supuestos arraigados en nuestra sociedad.
"No seas una gallina. Sé un águila. Las gallinas sólo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.
Por si os interesa el tema os pongo algunas referencias bibliográficas, filmes y links que he consultado y en algunos casos transcrito:
- Torralba, Francesc. Inteligencia espiritual. Plataforma Editorial. 2010.
- Howard. Gardner . La Inteligencia reformulada: Las inteligencias múltiples en el siglo XXI, Paidòs, Barcelona, 2007.
- Gallegos Nava,Ramón, (2005) “Educación y Espiritualidad. La educación como práctica espiritual”.
- Zohar, D. y Marshall, Ian. Inteligencia espiritual. Plaza y Janés. Madrid 2001.
- Ducan, Tony “El poder de la inteligencia espiritual”
- Wayne W. Dyer. (Autor de Tus zonas erróneas). El Poder de la Intención
- Goleman, Daniel. La práctica de la inteligencia emocional. Edit. Kairós.
- El Cambio. Dr. Wyne Dyer' (film)
- Tres films sobre los temas presentados: Intocable (film). La delicadeza (film). En busca de la felicidad (film)