“No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo”. Nelson Mandela.
Estamos asistiendo a un tiempo en el que nos invade el miedo. No es una simple sensación, es todo un poderoso ejército lanzado a la conquista de nuestras almas (miedo a la incertidumbre, miedo a perder lo logrado, miedo a no estar a la altura, miedo al fracaso, miedo a la pobreza, miedo a la enfermedad,…). Es una interesante batalla, entre el miedo y nuestra incuestionable capacidad para sobreponernos, para avanzar, para superarnos, para resistir.
Todos nosotros somos el resultado de una exigente carrera por la supervivencia que se viene desarrollando desde hace siglos y cada uno de nosotros somos herederos de los mejores, de los que demostraron capacidad para adaptarse, de los que no se rindieron y trabajaron colaborando con otros, para llegar hasta hoy. Cada uno de nosotros somos extraordinarios, únicos, valiosos pero desconocedores de nuestro gran potencial. Somos como ese caballo de pura raza que su dueño sólo utiliza para darse un paseo el domingo y presumir frente a sus amigos. El hermoso caballo no sabe de sus capacidades y cree que ha nacido únicamente para alimentar el ego de su dueño. Pero un día el dueño recibe una llamada de emergencia y en medio del campo exige al máximo al caballo que logra alcanzar una velocidad extraordinaria, recorre el monte guiado por su instinto con absoluta seguridad y firmeza. Ese día el caballo descubre asombrado su verdadero potencial, descubre su esencia, conoce sus recursos y siente que su existencia es extraordinaria.
Mientras llega ese día en el que empiezas a recordar lo que verdaderamente eres, no dejes que el miedo tome el mando de tu vida. Para lograrlo Pilar Jericó nos recuerda algunos fundamentos:
1. Acepta que el miedo existe, que es algo real y normal que forma parte del cerebro de cualquier mamífero. Es una emoción que se ha considerado como debilidad cuando precisamente, no tenerlo sería lo realmente peligroso. El miedo ha sido la emoción que más nos ha ayudado a llegar hasta aquí como especie. Así pues, si sientes miedo, enhorabuena, ¡estás vivo! por ello, evita sufrir por algo tan natural y útil.
2. Rebaja su impacto relativizando su importancia y la manera en la que incide en nuestras vidas. ¿Cuántos de los miedos que anticipamos se llegan a producir en nuestras vidas? Un estudio realizado en Estados Unidos decía que menos del 5 por cierto. El miedo es útil pero desgraciadamente solemos amplificar su impacto en nuestras vidas. Por ello, una técnica muy útil es ponerse en la peor de las situaciones y desde ahí, construir un plan de acción.
Un directivo que al principio de su carrera tenía miedo a perder el trabajo, arruinarse y acabar siendo un mendigo, tomó una decisión: fue a conversar con mendigos y se dio cuenta de la dureza de la vida, pero también de que ellos habían sido capaces de acostumbrarse a ello y de encontrar espacios de amistad o de pequeñas alegrías. Aquella experiencia le dio fuerzas para relativizar su miedo.
3. Asume que todos tenemos la suficiente fuerza para enfrentarnos a los temores que nos acechan. La resiliencia se denomina a la fuerza que nos hace salir de situaciones difíciles. Pocos son conscientes de lo resilientes que somos capaces de ser. Nos enfrentamos a una crisis económica profunda, pero simplemente es eso. La historia de la humanidad está plagada de situaciones infinitamente más difíciles. Por ello, toma perspectiva y confía en la capacidad innata e instinto de supervivencia que llevas dentro para afrontar las dificultades.
4. Pide ayuda. Acude a amigos, familiares, compañeros o especialistas y cuenta lo qué te sucede. Si estás mal, cuéntalo, no te lo guardes. El silencio y el aislamiento nos debilitan y nos hacen sentir más miedo. Por ello, apóyate en amigos y en personas de confianza. Habla abiertamente de lo que te angustia, de cómo te sientes y huye de la necesidad de magnificarlo. Hay personas que parecen que disfrutan de contagiar miedo, si estás con alguien así, ¡cuidado!.
5. Hay que mirar al futuro y buscar nuevas ilusiones y retos. Al final, la mejor manera de salir del miedo es apoyarse en la otra cara de la moneda: La ilusión, los sueños, los nuevos proyectos. Busca el disfrute a lo nuevo que estás viviendo, aprende a reírte de lo que te ha pasado y comienza a verte en un nuevo proyecto profesional o personal. Y como diría Nelson Mandela: “No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo”.