El pasado 14 de marzo de 2020 se proclamó en toda España el Estado de Alarma por el Presidente del Gobierno. Hay que frenar la propagación del COVID-19 y para ello, todos los españoles debemos quedarnos confinados en nuestras casas y todos los trabajadores no esenciales no acudirán a sus centros de trabajo, implantándose el teletrabajo para los afortunados que puedan seguir haciéndolo desde casa, facilitando ERTES para las empresas y, en el peor de los casos, despidos.
Pero, ¿y los niños y las niñas? ¿Qué ha ocurrido con ellos en medio de todo este proceso? ¿Cómo están sufriendo las familias esta crisis sanitaria?
En Madrid, se tomó la medida del cierre de los colegios el 11 de marzo, fecha desde la cuál, los alumnos ya no acudirían a los centros. Los niños no pueden acercarse a las personas mayores, ya que son población de riesgo ante el contagio; los niños no pueden quedarse con sus abuelos, los colegios están cerrados y los padres aún siguen trabajando. Ante la falta de medidas para la conciliación miles de trabajadores y trabajadoras tienen que solicitar permisos no retribuidos, días de asuntos propios, vacaciones…
No es hasta el 17 de marzo, una semana después del cierre de los colegios, cuando se publica el Real decreto 8/2020, de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19. A partir de este momento, las personas trabajadoras tendrán derecho para conciliar a una reducción especial de la jornada de trabajo en las situaciones previstas en el artículo 37.6 del ET (Quien por razones de guarda legal tenga a su cuidado directo algún menor de doce años o una persona con discapacidad), cuando concurran las circunstancias excepcionales de edad, razones de enfermedad y criterio de discapacidad. Además de estas tres circunstancias, que necesiten de cuidado personal y directo como consecuencia del coronavirus, incluyendo las decisiones de cierres de centros educativos o de atención de persona necesitada. Con la reducción proporcional de su salario.
Y lo pongo en negrita porque lo considero importante, ya que el Real Decreto matiza “la reducción de jornada especial la tienes que comunicar a la empresa con 24 horas de antelación, y podrá alcanzar el cien por cien de la jornada si resultara necesario”. ¿qué ocurre entonces con esas familias monoparentales que de la noche a la mañana encuentran los centros educativos cerrados, no pueden dejar a sus hijos con los abuelos y deben reducir su jornada laboral al 100% puesto que es imposible acudir a sus centros de trabajo dejando a sus hijos menores solos en casa? ¿Qué fuentes de ingresos perciben más allá de la caridad social y promesas de ayudas sociales que a día de hoy aún no han llegado o que directamente son insuficientes?
¿Realmente esto es conciliación?
NO. Nos encontramos en una situación en la que no existe conciliación de vida familiar y laboral. Te encuentras con la opción de poder seguir trabajando adaptando o reduciendo la jornada laboral, teletrabajar, debiendo ser soporte y ayuda en la teleformación de nuestros hijos, ocuparnos de la casa, de que los niños estén atendidos, comidas, compras… Todo ello, junto a la reducción de salario porque, a pesar de trabajar más, convertirse en educadores de nuestra propia prole no es un trabajo remunerado, es una obligación que asumimos de manera natural a la hora de ser padres.
El Ministerio de Educación ya ha adelantado que no cree posible una normalidad en la vuelta al curso escolar de los niños en septiembre, puesto que sería imposible mantener la distancia social obligatoria entre alumnos, profesores, padres y todas las personas implicadas en el ámbito educativo, por lo que se baraja la posibilidad de que, al menos la mitad de los estudiantes, sigan el curso a través de la tele educación o de manera semipresencial.
El 8 de mayo comenzaron las fases de la desescalada y cada vez más personas van volviéndose a incorporar a sus puestos de trabajo sin medidas reales de conciliación en esta situación de crisis ante una pandemia que, ya ha anunciado quedarse en nuestra sociedad.
Ante esta situación, la Junta de Castilla y León ha convocado unas subvenciones destinadas a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral a través de Resolución con fecha de 6 de mayo de 2020, de la Gerencia de Servicios Sociales. Podrán solicitarlas las personas trabajadoras que hubieran iniciado el ejercicio del derecho de reducción de jornada o de excedencia y la cuantía máxima de la misma será de 1.500 €, que podrá incrementarse en 1.000 € más, como máximo, en los casos de familia numerosa o familia monoparental. El plazo de solicitud finaliza el 31 de agosto, no obstante, debemos tener en cuenta que esta situación excepcional de crisis sanitaria se va a prolongar en el tiempo y lo que estamos acostumbrados a llamar normalidad social y laboral, va a tardar años en regresar, por lo que habrá trabajadores y trabajadoras que tengan que recurrir a la reducción de jornada o excedencia a partir de septiembre cuando comience el curso escolar y ya no podrán acogerse a estas ayudas económicas. Por lo que una vez más, es un parche insuficiente.
Como consecuencia, nos encontramos con que España, que ya era un país débil en términos de conciliación dentro de un Mercado laboral hasta ahora de difícil acceso para las mujeres, puesto que ante imposibilidades de conciliación familiar, las mujeres interrumpían su carrera laboral por ese motivo siete veces más que los hombres - según el INE -, con esta crisis, hemos perdido en tres meses todos los avances que en diez años habíamos hecho las mujeres.
La conciliación ha sido una de las medidas que ha caído en el olvido con todo el confinamiento, brillan por su ausencia, siendo las familias (sobre todo las monoparentales) abandonadas a su suerte durante toda esta crisis.
Las empresas deben estar preparadas para toda esta realidad y recordar que el teletrabajo nunca fue una solución real para conciliar, sino para ayudar a adaptar la jornada laboral, ya que elimina los desplazamientos, pero no la carga de trabajo. Que las reducciones de jornada y las excedencias forzadas no son un avance en temas de conciliación. Es hora de comenzar a pensar en jornadas más flexibles, en turnos y horarios diferentes, en reducciones de jornadas sin que impliquen reducciones de salario.
Ha llegado el momento empezar a trabajar en la conciliación real adaptada al paradigma social y laboral al que nos toca adaptarnos a vivir, es hora de comenzar a negociar pack de medidas reales ante la vuelta inminente a un mercado laboral hundido en una crisis económica y no dejar que la brecha de género se pueda agrandar indefinidamente a través de reducciones de jornadas y excedencias por cuidado familiar si las instituciones no asumen la carga de cuidados. Debemos impedir el crecimiento del techo de cristal.
En este sentido, el Club de las Malas Madres a través de Change.org ha lanzado una petición dirigida a Pedro Sánchez exigiendo medidas reales para la conciliación con el lema: “Exigimos medidas urgentes para conciliar y no renunciar #EstoNoEsConciliar” en la que se pide lo siguiente:
• Teletrabajo por imperativo legal (como medida correctora temporal, dada la actual situación de emergencia).
• Facilitar la adaptación de jornada y la reducción de la misma sin pérdida salarial, siendo el Estado el que asuma el coste.
• Ayuda retributiva para la contratación de personal para aquellas familias en que todos los progenitores o tutores legales estén trabajando fuera del hogar.
Ayuda firmando la petición de Medidas Urgentes para Conciliar y No Renunciar
Como madre y mujer, quiero terminar con una reflexión de Joaquín Nieto, Director de la Oficina de la OIT para España, para que todos pensemos un poco sobre ella: “Las obligaciones del cuidado podrían recaer sobre las mujeres, siendo las que se ven presionadas a renunciar cuando no es posible el teletrabajo. Lo que podría suponer un retroceso en los avances conseguidos para reducir las brechas de género”.
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