Pero no quiero desviarme del mundo de los valores del rugby y su trasposición a las organizaciones. Después de comentar la humildad, el pensamiento autocrítico, el líder formador-desarrollador o los diferentes valores que rodean al mundo rugby, quiero citar algunos aspectos fundamentales para la cadena de mando de cualquier empresa o entidad:
Respeto: por tus compañeros, por tus hinchas, por tu club y especialmente por el rival, esta es una particularidad de este deporte. Cuando termina el partido el equipo ganador le hace pasillo al perdedor y viceversa. Posteriormente en el famoso “Tercer Tiempo” comparten cerveza y comida como si nada hubiese ocurrido. Aquí se realza el espíritu de este deporte y desaparecen una vez más los pequeños individualismos que podían quedar de la disputa del partido, quedan fuera la frustración por la derrota, el éxito de la victoria e incluso los pequeños roces en jugadas determinadas, que en este deporte no trascienden, ya que el árbitro sólo habla con los capitanes y no se protestan sus decisiones. ¿Se imaginan a cualquiera de sus mandos o directivos tomando cañas con la competencia? Quizá si el respeto imperase más en los terrenos de extrema competitividad en los que nos movemos…
Trabajo en equipo y compañerismo: es en esta competencia donde quizá más destaque este deporte, decíamos que la melé es un ensamblaje perfecto todos a una para conseguir un fin; pero en la touche hay que marcar y aupar a tu compañero al milímetro para ganar esa jugada. Todos los esfuerzos enormes que hace la delantera de un equipo en las abiertas, en el ruck, en las jugadas más sufridas para ganar ventajas y que los tres cuartos puedan realizar un ensayo es memorable. Y cuando se logra, no se ven celebraciones aparatosas ni escenografías preparadas… se celebra con el equipo.
Motivación y superación: ningún equipo de rugby salta a jugar con temor o con sensación de inferioridad, ante un rival superior. La ausencia de límites define perfectamente a un equipo de rugby, hay múltiples ejemplos, el caso de Sudáfrica en su Mundial, con la gran visión de Mandela, o en el último mundial en Inglaterra, el partido de Japón contra Sudáfrica en el que los nipones arriesgaron jugando a touche un golpe que pateando les hubiese dado el empate ante uno de los grandes equipos del mundo.
El sacrificio: el rugby a diferencia de los grandes prejuicios que existen en relación a este deporte, no es deporte de contacto sino de evasión, dónde obviamente existe contacto, ¡y mucho!, ¡y duro! Por eso la preparación física es vital y eso supone un sacrificio constante, diario, de superación, de mejorar, de estar y sentirse bien.
Compromiso: aunque es un valor fundamental en el rugby y en la empresa (el tan buscado y valorado engagement), cuando practicas este deporte el compromiso va dentro del ADN, quieres participar y jugar a toda costa, aunque te cueste tiempo personal e incluso dinero. Es muy recomendable un reportaje de Informe Robinson sobre el equipo de rugby de Vigo y el All Black Norm Maxwell.
Resistencia al estrés y la frustración: cuando comienza un partido ninguna circunstancia y ningún aspecto hace que un jugador pierda las ganas de competir, ni de empujar, ni de llegar a una abierta… no importa si el partido es amistoso, de competición nacional o internacional y no importa si vas perdiendo, el jugador de rugby compite hasta el final, hasta que no puede más.
Quería resumir gran parte de lo comentado con una imagen, se produjo en un partido de alta competición; en la disputa de un ruck un jugador se lesiona y grita en el suelo, en ese momento un jugador del equipo rival “sale” de la jugada (que además era importante porque al liberar tenían cierta ventaja) y se coloca en posición defensiva y protectora para que al jugador que está en el suelo con significativos signos de dolor no le caiga nadie encima y en definitiva no empeore su situación. Por este tipo de gestos es por lo que no sólo quiero que mi organización se empape de los valores del rugby, sino que mis hijos quiero que formen parte del entorno de un deporte capaz de hacernos vivir y sentir situaciones como ésta.
Por cierto, y para terminar, ¿se han fijado que los jugadores de rugby no llevan sus nombres en la camiseta? Simplemente el equipo no es que sea lo primero, es lo único. Interesante para cualquier organización ¿no?