Bienvenidos a Google, una empresa en la que hasta Chloe con sólo 7 años ya quiere trabajar, y es que en esta compañía la diversión y el descanso no están reñidos con la productividad. Al contrario, en esta empresa tienen muy claro qué ayuda a alcanzar un óptimo rendimiento entre sus empleados. Tanto es así que el 97% de los trabajadores dicen que su empresa es genial, y el 96% refieren que se sienten orgullosos cuando les dicen a otros dónde trabajan. (Great Place to Work Review, Septiembre 2016)
¿Cómo lo consiguen? Si por algo puede caracterizarse es por su novedoso concepto de oficina, en las que priman los espacios abiertos, los vistosos colores corporativos y dinámicos, las zonas lúdicas, de ocio y de descanso. ¿Por qué no bajar a la cafetería en tobogán o desconectar siendo una estrella de rock con el “guitar hero”? Además, los trabajadores tienen plena disponibilidad para gestionar su tiempo, eligen el lugar en el que trabajar (“mmm… hoy me llevo el portátil a la hamaca”) y deciden qué horas trabajan desde la oficina y qué horas pueden trabajar desde casa como medida de conciliación.
Venga, reconócelo, ¡crees que estos de Google están “flipados”! Si nos ponemos un poco más teóricos quizá cambies de idea. ¿Sabías que las emociones están relacionadas con nuestro pensamiento? Pues la respuesta es sí y es que el modelo teórico sobre la inteligencia emocional que cuenta con mayor apoyo empírico actualmente así lo dice: la Inteligencia Emocional es la habilidad percibir y valorar con exactitud la emoción; acceder y/o generar sentimientos cuando éstos facilitan el pensamiento; comprender la emoción y el conocimiento emocional y regular las emociones (Mayer y Salovey, 1997).
Se ha demostrado que las emociones facilitan el pensamiento al dirigir la atención a la información relevante, nos cambian la perspectiva de los problemas fomentando la consideración de múltiples puntos de vista y favorecen acercamientos específicos a distintas situaciones, por ejemplo, las emociones positivas facilitan el razonamiento inductivo y la creatividad.
En un experimento realizado en la Universidad de Cornell (Ithaca, N.Y.) en los años 80, se observó que un humor alegre ayuda a la gente a encontrar soluciones más creativas ante los problemas. Se le pidió a un grupo de universitarios que resolvieran un problema sencillo. Para ello se realizaron 4 grupos: al primer grupo se le indujo un estado emocional positivo a través de una película cómica; el segundo grupo tuvo un estado emocional neutro tras ver una película sobre matemáticas; al tercer grupo no se le dio ningún tipo de estimulación y al cuarto se le dio material facilitador para poder resolver el problema. Los voluntarios que habían visto la película cómica tuvieron más éxito que los que habían visto la película neutra y los que no tuvieron ningún estímulo. La contemplación de la película positiva ayudó casi tanto como proporcionar información facilitadora. La inteligencia emocional, concretamente la capacidad de aprovechar ciertos estados emocionales, puede crear condiciones mentales que serán favorables para el desarrollo de determinadas tareas.
La inteligencia emocional está cada vez más presente en el mundo organizacional, y ya sea con base teórica o de manera intuitiva, tenemos claro que si nuestros trabajadores se sienten bien en el trabajo, la empresa no sólo suma, sino que multiplica.
¡Por supuesto, a Chloe le respondió uno de los CEOs de Google! Os la transcribo, ¡no os quedéis con las ganas!
Dear Chloe,
Thank you so much for your letter. I’m glad that you like computers and robots, and hope that you will continue to learn about technology. I think if you keep working hard and following your dreams, you can accomplish everything you set your mind to- from working at Google to swimming in the Olympics. I look foward to receiving your job application when you are finished with school! :)
All the best to you and your family.
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