lunes, 13 de marzo de 2017

¿Comunicamos lo que somos o lo que queremos? ¡Nuestros gestos nos delatan!, por Ruth Vázquez

Albert Mehrabian, psicólogo alemán, en los años 80, descompuso en porcentaje el impacto de un mensaje: 7% comunicación verbal y 93% comunicación no verbal (38% voz y 55% lenguaje corporal)
 
Todos los días nos enfrentamos a situaciones cotidianas que nos generan unas ideas, pensamientos o sentimientos acerca de los demás. Ese momento en el que nos presentan a alguien por primera vez y, antes de darle la mano o dos besos, ya tenemos una idea preconcebida en nuestra mente que nos llevará a actuar de uno u otro modo. La ropa, el peinado, la altura, el atractivo físico, la manera de caminar, la actitud aparente…todos estos factores nos motivan a responder y comportarnos de una u otra forma. Pero, ¿debemos fiarnos únicamente de nuestra sensación a primera vista? Veamos un vídeo que da respuesta a esta pregunta:
 
 

Como bien nos muestra el vídeo, no debemos fiarnos al 100% de esa idea preconcebida a primera vista. Todo sucede en segundos o pocos minutos, ese apretón de manos se lleva a cabo, por nuestra cabeza ya han pasado ideas tales como: vaya pintas que tiene; no le queda nada bien esta ropa; tiene cara de pocos amigos; no nos vamos a llevar bien; parece que no se ha duchado en 5 días… aún así sacamos nuestra mejor sonrisa, estiramos la mano y somos, por un momento, la persona más simpática, agradable y educada del mundo. ¿Realmente esto es cierto? ¿Acaso nos hemos dado cuenta que delante de nosotros tenemos a otra persona que puede que esté descubriendo nuestros verdaderos pensamientos? Sin darnos cuenta, en ocasiones, estamos tan centrados en nosotros mismos y en proyectar lo que queremos ser que se nos escapa que tenemos una audiencia delante y nos puede estar “destapando”.

El análisis de elementos como la expresión del rostro, la mirada, los movimientos de la cabeza, la postura, la distancia que tomamos con el contrario… son algunos de los elementos específicos de la comunicación no verbal. En una conversación podemos utilizarlos para analizar si realmente comunican lo que son o lo que quieren que creamos. De ese modo podremos crearnos una idea más próxima sobre la persona que tenemos delante y no tan superficial, como la que desarrollamos la primera vez que la vemos.
 
Por eso, algo que nos preocupa mucho es si el locutor nos miente durante su discurso, ¿cómo podemos saberlo? Existen diversos gestos que desenmascaran a un mentiroso, estos son algunos que Alan y Barbara Pease recogen en el libro: “El lenguaje del cuerpo”:

 1. Taparse la boca: subconscientemente el cerebro le ordena que intente eliminar las palabras de engaño que la persona está diciendo.
 2. Tocarse la nariz: cuando mentimos se liberan unas sustancias químicas que denominadas catecolaminas que provocan la inflamación del tejido interno de la nariz.
 3. Frotarse el ojo: intento por parte del cerebro de bloquear la visión de un engaño, de una duda o de algo desagradable, o, simplemente, de evitar tener que mirar a la cara a la persona que se le dice la mentira.
 4. Rascarse el cuello: es señal de duda o incertidumbre y es característico de la persona que quiere decir: “no estoy segura de si estoy de acuerdo con esto”
 5. Tirar del cuello de la camisa: el aumento de la presión sanguínea que provoca la mentira hace que el cuello sude cuando la persona que miente tiene la sensación de que su interlocutor sospecha que no está diciendo la verdad.
 6. Los dedos en la boca: intento inconsciente de volver a la seguridad del niño que se alimentaba del pecho de su madre y se produce cuando una persona se siente bajo presión.
 
No debemos olvidarnos que todos estos gestos se deben leer en conjunto con el contexto donde se muestran, ya que de forma aislada estos gestos se podrían interpretar de muchas otras formas y, como decía, Flora Davis: “Las palabras pueden ser lo que emplea el hombre cuando le falla todo lo demás”.
 
 
 

 

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