jueves, 31 de marzo de 2016

"MÁS QUE PALABRAS" por Marta de la fuente


¿Por qué nos empeñamos en hacer las cosas sin escuchar al que más sabe?¿Cuantos proyectos fracasan por gestarse sin incorporar, al menos, la opinión o el conocimiento del que lo desempeña? ¿Cuanto ganarían las organizaciones, en tiempo y dinero, si escucharan con más atención a la persona que desempeña el puesto de trabajo?, está 8 horas al día durante casi toda una vida, ¿quién lo va a conocer mejor?, y no pensar que el del traje y corbata sabe más que el empleado por el simple hecho de ser jefe.

Una cosa es informar y otra comunicar, las organizaciones están acostumbradas a informar y se olvidan de comunicar, y por supuesto mucho menos de retroalimentarse de esa comunicación. Realizando una buena comunicación se implica al empleado, se le hace partícipe del proyecto, se siente parte de la compañía, (cuentan conmigo, mi opinión importa,…..), es un elemento más de motivación.

Es necesario establecer canales de comunicación adecuados para fomentar el intercambio de información, pero sin olvidar retroalimentar el canal, obtener, pero sobre todo dar  feedback, y fomentar la proactividad.

Conocer la opinión de los empleados es importante.

¿Se recoge y canaliza correctamente la información que aportan los empleados?, ¿Quién recoge su opinión, sus aportaciones, sus dudas?, ¿Quién las encauza para que lleguen a buen fin? Y lo más importante, ¿Quién se encarga de darle respuesta?....

Tener en cuenta que la comunicación es:

Dinámica, está en continuo movimiento, no es una relación Emisor-Receptor estática, los roles se intercambian.

Inevitable, es imposible no comunicar, incluso el silencio comunica.

Irreversible, una vez realizada, no puede regresar, borrarse o ignorarse.

Bidireccional, existe una respuesta en ambas direcciones.

Verbal y no verbal, implica la utilización de ambos canales, en algunos casos.

Una frase para la reflexión:


“El ser humano tiene dos orejas y una sola lengua para que pueda escuchar el doble de lo que habla”. Epicteto, Filósofo Griego.

jueves, 17 de marzo de 2016

¿Te atreves a cambiar? Apuesta por el liderazgo transformacional por Enrique Bartolomé

En el contexto actual, marcado por la incertidumbre económica, el miedo a una nueva recesión a nivel global, los cambios en la composición de la fuerza de trabajo y el incremento de la competencia empresarial, cobra vital importancia la capacidad de las organizaciones de adaptarse a un entorno cada vez más competitivo y cambiante.

Llegados a este punto cabe preguntarse, ¿Por qué no establecer una relación de influencia horizontal del líder sobre los seguidores, en la que su función sea la dinamización de los colaboradores hacia el cambio? Este es el principal postulado de la teoría del liderazgo transformacional, según la cual, deben llevarse a cabo una serie de actuaciones enfocadas a conseguir:

  • Estimulación intelectual: fomenta la creatividad de tus colaboradores de tal manera que exploren distintas formas proceder en beneficio de la empresa.
  • Consideración individualizada: establece canales de comunicación adecuados para fomentar el intercambio de información y da feedback a los colaboradores fomentando la proactividad.
  • Inspirar y motivar: transmite el cambio que la organización necesita con pasión, de tal manera que tus colaboradores se involucren en él aumentando su compromiso y motivación.
  • Generar una influencia idealizada: erígete en un modelo para tus colaboradores, ganándote su confianza y respeto.


Este tipo de liderazgo contribuye al aumento de los niveles de afecto positivo y engagement ya que consigue conectar emocionalmente a los colaboradores con el objetivo organizacional llegando de esta manera a conseguir un mejor resultado basado en la excelente calidad del servicio y la disminución de los riesgos psicosociales en el trabajo de los colaboradores.


jueves, 10 de marzo de 2016

Ojos que no ven, corazón que no siente!! por Gabriel Ajo


Ya sabemos de sobra que tenemos un problema, pero no somos conscientes de su verdadera magnitud. Para la mayoría de las personas, queda demasiado lejos como para verse obligados a hacer algo al respecto, a ponerle remedio, y ese es realmente el problema: NOSOTROS MISMOS!!

Se dice que si se extinguieran ahora mismo todos los insectos, en 50 años se extinguiría la vida en la tierra, pero si se extinguiera ahora mismo la raza humana, no ocurriría absolutamente nada.

Es algo muy obvio y en lo que la gente no piensa; no piensa en la cantidad de cosas que tiramos, en todo lo que compramos y reemplazamos y que además es algo que hacen otros siete mil millones de personas. La gente no quiere escuchar la verdad!!!

Hemos modificado cada rincón de este planeta, tenemos un tremendo efecto sobre él, somos la clave de todos los problemas globales a los que nos enfrentamos. Estamos ante una situación de emergencia...  mientras la única situación que nos importa es la de clasificación del Madrid y el Barcelona en la liga.

La agricultura, la industria, la fabricación en serie, la innovación tecnológica, el transporte, las fuentes principales de energía (carbón, petróleo y gas), destrucción de hábitats, contaminación, sobreexplotación pesquera, degradación de ecosistemas, adquisición de bienes de consumo, todos los recursos y materias primas para hacer todo esto,  demanda de agua, sequías, inundaciones, deshielos, cambio climático... Todas son causas del problema al que nos enfrentamos, conceptos que entendemos, incluso que nos atrevemos a criticar mientras seguimos sin hacer nada para cambiarlo.

Nos caracterizamos por un egoísmo absoluto, lo más importante para nosotros somos nosotros mismos, primero yo, luego yo y después yo. Pero incluso siendo así, fumamos pese a saber que el tabaco mata, bebemos pese a saber que el alcohol provoca cirrosis, nos mal cuidamos pese a saber que pagaremos las consecuencias... “Que lo solucione el yo del futuro”, es una máxima que rige nuestras vidas.

¿Cómo pretendemos cuidar el lugar donde vivimos si no somos capaces de cuidarnos a nosotros mismos? A eso se le llama irresponsabilidad e inmadurez.

La realidad es que ahora mismo somos insolventes, gastamos más de lo que se genera y estamos poniendo a esta forma de vivir una fecha de caducidad. La solución es clara, y es solo una, enfocar absolutamente todo a un cambio necesario: nuestro estilo de vida, la estrategia de nuestras empresas, los objetivos tecnológicos del futuro, concienciación global... todo. 

Sostenibilidad y rentabilidad de las empresas no es que sean compatibles, es que TIENEN QUE SERLO!!! 

No nos queda otra, que la necesidad de que todos nuestros movimientos sean para sustituir el cáncer que nosotros mismos estamos propagando. De cualquier otro modo, no hay futuro.

Y es que no hay más ciego que el que no quiere ver.



lunes, 7 de marzo de 2016

La Sociedad del Aprendizaje (Una conspiración educativa) por José Mendoza


Una y otra vez oigo que estamos en un mundo globalizado. Me temo que no llego a entender muy bien todo el alcance este concepto, pero la mayoría de las veces, intuyo que se refiere a una consecuencia de los nuevos sistemas de comunicación y transporte, que aproximan a los habitantes de este mundo, de modo que permiten compartir nuestros pensamientos y productos. Esto es aparentemente inocuo e incluso ventajoso, pero genera un malestar intenso, debido a que nos muestra las desigualdades sociales que se dan entre nosotros, no sólo en nuestro país, sino también a nivel global.

Junto a este conocimiento, se da una falta de integración social entre los países de la Tierra (podríamos también decir que a nivel nacional), hasta cierto punto natural, pues no compartimos objetivo alguno.

Por otro lado, esto de la globalización nos hace cada vez más interdependientes, queramos o no. Sin más análisis remito al que le interese el tema, al artículo de Daniel Innerarity, publicado en diario El País, el 15-2-16. En el mencionado artículo, observa que la integración social que Durkhein veía necesaria en la sociedad de las naciones del S. XIX, ahora se amplía a la sociedad global, a todo el mundo, dado que el grado de conocimiento e interacción que entonces había entre los habitantes de un país, es el que puede haber ahora entre los que habitamos los países de la Tierra.

Y aquí arranca mi preocupación. En un mundo como el que habitamos, los conflictos son cada vez más diversos y abundantes. Ante ellos, el hombre de esta época, necesita talento activo, imprescindible para salir de las situaciones desconocidas en que se ve envuelto. Llegamos a la conclusión de que en nuestra realidad, no sirven muchos de los aprendizajes adquiridos y que hasta ahora nos resolvían la situación. Cada vez es más necesario renovarlos continuamente, ¿Cómo?

Aquí empiezan las dificultades, ya que ni los habitantes de nuestro país, ni las instituciones sociales que nos orientan la vida, tienen previsto cómo afrontar la situación, porque las circunstancias son tan cambiantes y diversas, que la complejidad crece imprevisiblemente.

Pensando en estas dificultades que ya encontramos ahora y en lo complicado que se les va a poner a nuestros hijos y nietos, me llamó la atención un libro que recientemente ha publicado José Antonio Marina: “Despertad al Diplodocus. Una conspiración Educativa para transformar la Escuela… y todo lo demás”, ¿Acaso el anzuelo que me enganchó fue la coletilla del título: “… una conspiración educativa para transformar… todo lo demás”?

Es natural estar preocupado por el rumbo que toma la evolución del contexto en que vivimos, y es triste dejarse arrastrar a dónde nos lleve el oleaje sin hacer nada por nuestra parte, esperando que vengan otros que lo arreglen. También es utópico pensar que esta complejidad se reconducirá por sí sola a situaciones conocidas y que volveremos de nuevo a nuestra zona de confort. O que la evolución de la sociedad, imprevista, creciente y compleja que encontramos a diario, detendrá su “deterioro” en algún momento más o menos próximo.

El libro no traza un plan concreto para transformarnos y hacernos afines a la inesperada evolución de las pautas sociales. Será una utopía, pero apunta maneras y provoca reflexiones, confiando en que la educación facilite a las personas a sortear los escollos del camino. 

Basando su confianza en la educación de las personas, ve necesario un comportamiento personal e institucional, que influya en todos los ámbitos de la vida del hombre. Provocar este cambio de comportamiento no es sencillo y de ahí que nos anime a todos a colaborar en la conspiración educativa. Recordad que la educación es lo que ha hecho al hombre.

El autor advierte que los cambios en un sistema complejo, como es la sociedad, no se consiguen con leyes, ni con refuerzos de fronteras, ni con bombas más o menos precisas y controladas, como pretenden muchos de los gobiernos actuales. 

En un sistema complejo, los efectos y las causas se invierten y revierten, hasta acabar influyendo todo en todo. Nada es simple y no podemos esperar una respuesta concreta ante un estímulo específico.

¿Qué es lo que podemos hacer en un sistema? La idea es generar contextos en los que se aumenten las probabilidades de que suceda algo que pretendemos. Y en esto de los contextos complejos, todos los que los vivimos podemos (y debemos) colaborar.

El problema no es fácil, empezando porque desconocemos en qué sentido tenemos que evolucionar, para responder a lo que se nos viene encima. No sabemos lo nuevo que tenemos que aprender para dar respuesta a la próxima situación que se nos presente: ¿Quién decide los programas de aprendizaje? En el libro referido, Marina propone una nueva ciencia, que se ocupe de estar alerta constantemente a los cambios, para proponer los saberes que den posible respuesta a las nuevas circunstancias. Respuestas orientadas por una razón compartida. Esto de razonar sobre los problemas de forma constante, justifica un sistema educativo que proporcione la educación que se requiere en condiciones cambiantes. 

Al cabo, si el hombre ha llegado hasta aquí, se lo debe al talento, talento que equivale a la razón práctica aplicada en cada momento, a resolver los problemas que nos encontramos. 

Pasaron ya los tiempos de calma, en los que el aprendizaje adquirido en unos pocos años, normalmente de la juventud, valía para orientarse el resto de la vida. Ahora ese aprendizaje ha de ser la preparación para una educación permanente, que se mantenga a lo largo de toda la vida.

El libro de Marina propone crear un sistema educativo (no sólo escolar), compuesto por muchas instituciones a modo de centros neurálgicos que respondan a las necesidades del hombre en la sociedad actual. En estos centros, el ciudadano tiene ocasión de adquirir una educación permanente, ya que vive y actúa en algunos (o en muchos) de ellos. Por eso el libro, después de los dos primeros capítulos a modo de introducción, en los que anuncia lo complejo de la solución, junto a lo que otros países y empresas han puesto ya en marcha, dedica cinco capítulos, a cada uno de los cinco centros neurálgicos, cinco instituciones, en los que ve posible la educación del hombre.

Él los llama motores del cambio, y son:

  •         La Escuela
  •         La Familia
  •         La Ciudad
  •         La Empresa 
  •         El Estado

Con esto recoge todos los ámbitos sociales en los que desarrollamos nuestra vida y termina con un epílogo en el que presenta los grupos de trabajo activos de nuestro país.

En el libro, a pesar de que se proponen acciones para todos y cada uno de los motores del cambio, se nota una tendencia en la que subyace la preocupación por los docentes.

Sabiendo que en nuestro foro nos leen muchos líderes de equipos, y convencido de que en el núcleo del liderazgo está el papel de pedagogo, he querido recomendar la lectura de este libro a todos, y principalmente a los que se preocupan del desarrollo de las personas.

¿Acabaremos siendo conspiradores educativos?


jueves, 3 de marzo de 2016

LA BUENA SUERTE, ¿APARECE O LA BUSCAS? por Silvia Peral


Todos en algún momento de nuestra vida hemos pronunciado famosas frases como: ¡Que suerte ha tenido!, siempre la vida le sonríe, hay gente que nace con estrella y otros nacemos estrellados…etc.

Muchas veces hemos visto y envidiado a aquellas personas que tienen  buena suerte en su día a día, en su vida profesional y personal pero pocas veces nos paramos a pensar en cómo lo han podido conseguir, y si lo hacemos solemos pensar de forma negativa.


Hace poco tiempo me encontré por casualidad un libro titulado 
“LA BUENA SUERTE”. En él se explica la diferencia entre la suerte y la buena suerte, la fugacidad de una y la perdurabilidad que puede tener la otra mediante el relato de una historia. A simple vista parece una diferencia inexistente pero  es imprescindible para llegar a entender lo que cada una puede aportarnos en nuestras vidas.



La suerte como tal es la que relacionamos con el azar, que llega a ser tan improbable que resulta “absurdo” esperar que nos alcance y si al fin nos llega, no dura demasiado.

¿Sabíais que casi el 90 por ciento de las personas a las que les ha tocado la lotería no han tardado más de diez años en arruinarse o en volver a estar como antes estaban?

Por otro lado, la buena suerte es la suma de oportunidad y preparación, es decir, aquella que depende de nosotros mismos, de nuestra capacidad de hacer las cosas de diferente manera, de fijarnos en los pequeños detalles y sobre todo de ser perseverante, no abandonar.

La buena suerte no se vende y en muchas ocasiones suele ser un camino difícil que tenemos que trazar preguntándonos el por qué de las cosas y llegando siempre a la causa raíz.

Crear BUENA SUERTE es preparar las circunstancias para la oportunidad, ya que esta no es cuestión de suerte o azar, ¡siempre está ahí!

Reside en nuestro poder el decidir si confiamos en la casualidad para conseguir la buena suerte o preferimos crear circunstancias para encontrarla.


Por lo tanto, ¡NOSOTROS DECIDIMOS SER LA CAUSA DE NUESTRA BUENA SUERTE!