No se vosotros, pero yo llevo toda la vida oyendo hablar del sentido común y nunca me había dado tanto que pensar como ahora. Y es que últimamente no hago más que oír hablar del sentido común: a casi todos los profesores del Master de RRHH que estoy cursando, a los políticos, en la televisión, en la calle, a mi familia…
Os pongo unos ejemplos que últimamente me han llamado la atención por la repercusión mediática que tienen:
Hace nada, y coincidiendo con los atentados que tristemente han tenido lugar en Francia, nuestro presidente del gobierno hizo unas declaraciones en las que decía que “….la lucha contra el terrorismo es de puro sentido común".
En el último spot de una de las primeras marcas de leche de España, titulado “Con los pies en la tierra”, también hace referencia al sentido común: “….en esta empresa estamos buscando a gente con los pies en la tierra, como tú y como yo, ¿veis estos pastos tan verdes? aquí estamos sembrando vuestro sentido común…”
Como se veis, en estos ejemplos se habla del sentido común por motivos muy diferentes, y es que se podría decir que contando con el sentido común la raza humana pasamos de tener cinco sentidos a tener seis, ya que este “sexto sentido” funciona igual que los demás, de forma innata.
Pero si esto realmente es así, y en relación a los ejemplos expuestos anteriormente, se me plantean preguntas a las que no tengo respuesta: si todos tenemos sentido común de forma innata, porque es tan difícil llegar a un acuerdo para la lucha conjunta contra el terrorismo, o porque no todo el mundo toma esa marca de leche si es la mejor para nuestra salud.……….???
Para poder dar una respuesta a estas preguntas, busco la definición de sentido común:
“El sentido común son los conocimientos y creencias compartidos por una comunidad y considerados como prudentes, lógicos y válidos. Se trata de la capacidad natural de juzgar los acontecimientos y eventos de forma razonable”.
Teniendo en cuenta esta definición, estoy casi segura de que si un grupo de personas debate sobre la misma, va a haber muchas interpretaciones diferentes, ya que existen diferentes tipos de comunidades y cada una tiene establecidos una serie de valores en función de sus necesidades, es decir, que cada cual solemos dar más importancia a lo que nos afecta en nuestro día a día, y eso también lo hacemos de forma” innata”.
Y es que mucho me temo, que el sentido común se ve altamente influenciado por nuestra forma de ser, por nuestros intereses, por nuestros miedos, por nuestras necesidades, por nuestras creencias,…. (al igual que cerramos los ojos cuando no queremos ver algo que no nos gusta o que nos asusta, o evitamos tocar cosas que nos resulta desagradables, o somos incapaces de hablar en ciertas situaciones) porque si no es así, pasan demasiadas cosas imposibles de explicar si se presupone que todo el mundo utiliza el sentido común a la hora de obrar.
Teniendo en cuenta todo esto, creo que una de las armas con las que podemos dotar a nuestro sentido común para que pueda luchar por mantenerse intacto es la empatía; estoy casi segura de que si tuviéramos ganas, tiempo, o simplemente el “pálpito” de que, solo con intentar ponernos en el lugar de los demás por un segundo, dejando de lado nuestro beneficio más inmediato, en muchas ocasiones todos obraríamos en consecuencia, las cosas serían mucho más fáciles y de alguna manera todos viviríamos con más armonía.
Os invito por tanto a que intentemos poner un poco de empatía en esta vida loca que nos ha tocado vivir, y nos permitamos el lujo de poder dedicar unos minutos de reflexión diarios para poder así recrearnos en “nuestro sentido común”, olvidándonos por un momento de qué y de quién somos, y de que podemos cambiar de nuestras vidas para mejorarlas.
Recordar que solo tenemos una vida y tenemos la obligación de vivirla y disfrutarla lo mejor que nos sea posible, y de compartirla con nuestro entorno más cercano y a veces no tan cercano.
¡¡¡Buen provecho a todos!!!
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