Se encuentran un inglés, un alemán y un español en un restaurante. De repente el inglés le dice a los otros: - Oye, ese de ahí de en frente es Jesucristo. - Bah, que va a ser Jesucristo... Le contestan. Que sí, que sí. Pero si es igualito. Ese de ahí es Jesucristo seguro. Se levanta el inglés, se dirige hacia el hombre de la mesa y le dice: “oye tu eres Jesucristo”, - “Mira tío, Siiiiii, soy Jesucristo, pero cállate ya, que quiero cenar tranquilo,… Y el inglés loco de alegría le dice: “Tengo una lesión en la rodilla que me hice de pequeño haciendo deporte. Por favor, cúrame”. Jesucristo le dice; “VALE, pero no digas nada a tus compañeros, que luego vendrá todo el mundo a pedirme milagritos, y ya estoy harto... -”De acuerdo, te lo prometo”. Jesucristo, aburrido, le pone la mano sobre la rodilla y le cura. Al segundo, se acerca el alemán. - “Oye, que me ha dicho mi amigo inglés, que tú eres Jesucristo. Mira, tengo un ojo de cristal, por favor cúrame”. Jesucristo, le pone la mano en el ojo y se lo cura. El alemán se va a su mesa y se lo cuenta a sus amigos. Entonces Jesucristo empieza a pensar que en breves instantes aparecerá por allí el español queriendo, como todos, que le cure, pero el tiempo pasa y el español no se mueve. Entonces Jesucristo, ya mosqueado y picado por la curiosidad, se levanta y se va hacia la mesa donde están los tres y poniéndole una mano en el hombro, al español, le pregunta: Oye, ¿tú por qué no has ...? Y el español salta de la silla y apartándose violentamente le dice: ¡EHHHHH! ¡SIN TOCAR QUE ESTOY DE BAJA!
El absentismo laboral se ha convertido en el talón de Aquiles de la gran mayoría de las empresas de nuestro país que ven cómo, por este motivo, parte de lo que deberían ser sus beneficios, se esfuman de manera imprevisible y sin que puedan hacer demasiado para evitarlo. Esta es la causa por la cual, los Comités de Dirección de las medianas y grandes empresas españolas, lo consideran un problema prioritario dentro de los planes estratégicos futuros de sus organizaciones. De este modo, es habitual, y más ahora que comienza un nuevo año, encargar a los Departamentos de RRHH que inviertan gran parte de sus esfuerzos y horas de trabajo en “inventar” medidas de prevención, planes de contención o acciones correctoras originales y eficaces que traten de paliar los innumerables efectos negativos a todos los niveles y especialmente económicos, que suponen para nuestras compañías los elevados indicadores de absentismo que sufrimos en nuestro país.
Para muchos de los dirigentes de nuestras empresas, se trata sin duda, de una inexplicable pandemia que roza en un elevado porcentaje, la consideración de estafa pública y para la cual no existe una vacuna eficaz y “legal” que evite lo que para ellos es un claro despilfarro económico y un deterioro constante para las compañías españolas.
El estudio de absentismo que ADECCO, en colaboración con otros importantes organismos e instituciones, presentó en 2013, coloca a España como uno de los países con mayor índice de absentismo laboral de toda la OCDE con 11,4 días “perdidos” por trabajador y año frente a EEUU con 4,9 días, como uno de los países con menos tasa de absentismo laboral. La diferencia es bastante evidente. Y eso que considera que los datos son más positivos si los comparamos con años anteriores, debido a que la crisis económica no invita a abusar de las bajas laborales como se hacía antes. Menos mal!
Al igual que en el chiste con el que abría el post y que muchos de vosotros ya habréis escuchado en muchas ocasiones, algunos expertos y profesionales de la empresa y de RRHH consideran que la situación española en lo que se refiere al absentismo, se debe un tema puramente cultural. Uno de los argumentos fundamentalmente antropológico que más utilizan algunos de éstos al tratar de explicar este fenómeno es, que las sociedades católicas y principalmente latinas, se caracterizan por un menor sentido de la responsabilidad laboral al considerarse más permisivas y por lo tanto menos sancionadoras con este tipo de conductas abusivas de los derechos laborales, teniendo cabida en el sistema, comportamientos inadecuados y fundamentados en la picaresca, sin preocuparse de las consecuencias y anteponiendo el beneficio particular en detrimento del general.
Otros por su parte, achacan este elevado índice de absentismo laboral a unas inferiores condiciones laborales en estos países, poniendo énfasis principalmente en aspectos como la seguridad y salud laboral, la falta de inversión de la empresa en formación o desarrollo profesional, la difícil conciliación de la vida laboral con la profesional, el sentimiento de pertenencia, la falta de vinculación del empleado con los objetivos de la empresa o determinadas prácticas abusivas del empresario en lo que se refiere al cumplimiento de los acuerdos laborales, entre otros.
Lo cierto es, que los datos son los que son y que la fama, al menos en el caso de España, nos la tenemos ganada a pulso, de ahí que la preocupación por parte de nuestros empresarios y especialistas del Ministerio de Trabajo, esté absolutamente fundada.
Veamos ahora el problema desde otra perspectiva. A modo de reflexión y utilizando siempre la fuente del estudio de ADECCO, países con una cultura, política, religión, geografía y climatología muy diferente al nuestro como puedan ser Suiza, Finlandia o Dinamarca, cuentan con 10,9, 8,4 y 7 días perdidos por año trabajado respectivamente y por este orden y por citar algunos de los países de la lista, lo que a priori nos podría hacer pensar, que los argumentos anteriores están más relacionados con estereotipos populares y culturales que en otra cosa. En cualquier caso, los datos de España son siempre más elevados.
El citado estudio pone encima de la mesa dos cuestiones muy importantes para dar sentido a esta elevada tasa de absentismo y no se trata precisamente de una cuestión geográfica o cultural. Por un lado plantea que aquellas empresas que cuentan con un mayor número de plantilla o que simplemente son “más grandes”, tienen mayores índices de absentismo que las pequeñas y medianas empresas. Por otro lado, aquellos países con mayores protecciones sociales en el ámbito laboral, también cuentan con mayores tasas de absentismo. De ahí que tenga una explicación bastante evidente, la diferencia sustancial que existe entre nuestros números y los de EEUU. ¿Se trata por tanto de un tema cultural o es simplemente una respuesta humana de carácter “natural” frente al uso y disfrute de derechos laborales?. ¿Acabar con el problema pasa por un cambio de mentalidad?, ¿un cambio legislativo?, ¿político?, ¿social?, ¿cultural?. ¿Dónde está el origen de tan costoso problema?, o mejor dicho; ¿cuál es la solución que tanto esfuerzo nos supone encontrar?. ¿Cuáles son las tasas asumibles y lógicas de absentismo laboral?. ¿Qué parte del indicador corresponde a un derecho laboral lógico y que parte se puede considerar picaresca o abusiva?. Cuánta pregunta,…
Como hemos visto, existen infinidad de teorías y razonamientos diferentes que podrían explicar las causas del elevado absentismo con el que cuentan unos países en comparación con otros y que lo que parece a priori justificado es, que debe de existir una importante influencia cultural que haga que esto sea de esta manera. En cualquier caso, los profesionales de RRHH que muchas veces caemos en el error de no considerarnos parte del proceso productivo y pecar en exceso de no ponernos las gafas del beneficio económico con las que ven el resto de los departamentos de la empresa, tenemos la gran oportunidad de demostrar que nuestro trabajo es, ya no solo necesario, sino productivo y rentable. Cuanto mayor sea el problema, mayor será la oportunidad y siempre será proporcional al éxito que obtendremos si finalmente logramos solucionarlo. Recordemos que no vamos a tener la varita mágica que proporcione todas las respuestas, pero el contexto laboral que nos proporciona la época que estamos viviendo, nos ofrece la oportunidad de encontrar solución a nuestro talón de Aquiles laboral y es responsabilidad nuestra.
El cambio legislativo, político, social y cultural, comienza en el día a día y en nuestras empresas. Uno de los gastos más importantes de cualquier empresa es la mano de obra. ¿Dedicamos el tiempo suficiente en encontrar soluciones que rentabilicen la eficiencia y productividad de esa mano de obra?. A tenor de los resultados que obtenemos en comparación con el resto de países, no lo hacemos. ¿Será entonces real el estereotipo?. ¿Se tratará entonces de un tema cultural?.
Pongámonos manos a la obra y dejemos de ser el argumento de nuestros propios chistes.