Trabajando estos días con una sociedad danesa (esa que nos alivia
la plaga de la diabetes), me encontré con una técnica (like, dislike,
suggestion / Sí, no, idea) que vienen utilizando en sus reuniones para alcanzar
nuevas hipótesis de desarrollo personal y de negocio.
Y me pareció venir al
pairo para progresar en la dicotomía del “líder” versus “manager” / gestionas o
lideras, una cuestión importante en un foro como este.
Sí. Todos los directivos, así como los políticos
y sindicalistas quieren ser líderes. Y viceversa, porque el liderazgo sin poder
no consolida el cambio (Véase el 15-M y
el movimiento de indignados).
Por tanto, el liderazgo es un bien deseado, para
sí y para todos, los suyos, y algunos, en las organizaciones, lo elevan a
categoría universal y lo pregonan como
el "mantra" que lo resuelve todo.
Y otro sí, el liderazgo es un mutante, que siempre está de
moda, aunque a veces toma formas contradictorias, desde posiciones autocráticas
o paternalistas hasta muy democráticas y
participativas.
Como decía Nieves el otro día, la jerarquía en algunos casos,
sigue siendo un valor de liderazgo, sobre todo en las pymes. Hay todavía en
activo (cada vez menos) una generación que fuimos instruidos en esos
paradigmas. Pero esto, en pocos años, pasa. Es mutante, y hay que adaptarse a
los tiempos. Tened paciencia, que ya nos vamos.
Y estoy de acuerdo que hoy están de moda liderazgos emocionales, transformadores, de inspiración,
confianza y afectividad positiva. La prueba es que se critica el ejercicio de la influencia al estilo del “insigne
zapatones”, cuyos cimientos estamos disfrutando.
El liderazgo cuaja en una visión, donde la cultura con
los valores, y el cambio son tan
importantes como el futuro deseado. Proceso y objetivo, objetivo y proceso. En
muchos ámbitos, sumidos en esta crisis de austeridad versus desarrollo, carecemos
todavía de visiones (o sea, de líderes).
El problema puede también entenderse como un exceso de visiones, cada uno la
suya, y no hay forma de pactar y ponernos de acuerdo en las claves del nuevo
ciclo.
No. El liderazgo no lo resuelve todo. Nos da
visiones, pero no resuelve el día a día. Necesitamos la práctica, la gestión.
Esta idea es importante: cuanto más cerca estás del día a día, más necesitas la
gestión, sin perder de vista el liderazgo. El liderazgo garantiza el progreso y
el cambio, pero los resultados se obtienen con la gestión.
El liderazgo en las organizaciones, pequeñas o grandes, se
centra en una persona, en una visión incluso compartida, y que hay que desplegar en un sistema de
gestión. ¿La dirección participativa por objetivos? Sí, es el sistema más
clásico. Cualquier modelo requiere una aplicación. Si solo hacemos énfasis en
el liderazgo, el modelo resulta hueco o lleno de propaganda (con perdón de los
de marketing). Así se han usado a veces los modelos de excelencia, cogiendo el
rábano por las hojas y focalizándolo en marketing ficticio del líder y de la
organización.
Cuando formamos a los futuros técnicos y directivos, ¿todos
van a ser líderes? Con tantos líderes,
¿vamos a crear un problema de liderazgo? No sería mala idea que todos emprendieran
visiones y proyectos propios. ¿Pero, qué parte de gestión corresponde en todo
caso a uno que es, como la mayoría de nosotros, técnico y directivo? ¿Ponemos
en marcha una escuela de gestión de mandos o un máster del universo en
liderazgo?
No. Seamos realistas. Alguno de vosotros sois emprendedores.
Pero el técnico, mando o responsable de un equipo / proyecto asume la visión
del líder de la organización y despliega y gestiona un conjunto de procesos,
técnicas y herramientas, que le ayudan a transformar la visión en resultados.
Son estas armas las que nos conducen a la productividad y a la competencia.
Y seamos también realistas en cuanto a la naturaleza del
trabajo. El trabajo es una autorrealización, una oportunidad de desarrollo,
pero siguen existiendo muchos trabajadores que no aprecian del todo la visión
de sus líderes, que no concuerdan con sus estrategias, políticas y prácticas y
todas estas situaciones necesitan ser gestionadas en el día a día. El trabajo
es también muy duro, a veces requiere regular las relaciones laborales.
Idea. Propongo
“desmitificar” el liderazgo, ponerlo en su justo límite y centrarnos en el negocio (business). Y el
negocio necesita una visión de futuro (debe tenerla), que es definida por una o
unas pocas personas, que hacen de líderes, y requiere un despliegue importante
de aplicaciones, que ponen en marcha las estrategias, políticas y procesos, por
responsables, técnicos y trabajadores, que principalmente gestionan.
Que la visión responda a las necesidades de todos, líder y
seguidores, trabajadores todos, y que el
liderazgo cambie en función de la sensibilidad evolutiva de las personas, que
muestran los estímulos y las carencias que vivimos. Ya sabéis, nos motiva lo
que no tenemos.
Propongo liberar el liderazgo de esas ideas huecas, en
muchos casos mágicas y centrarnos en la interacción personal y de equipos y
ejercer la comunicación y motivación (bases del liderazgo) en el despliegue de
la gestión, esto es, en la planificación, en la organización y en el
seguimiento. El liderazgo no se sostiene en el aire. Es un proceso transversal
a la gestión, también de las personas. Lo demás es poder mágico.
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