Constantemente estamos recibiendo
información sobre acciones de emprendimiento. Se crean programas desde la
Administración Pública y se ofrecen financiaciones desde Fundaciones y empresas
privadas a las propuestas que creen que lo merecen.
La figura del emprendedor (no se habla
de empresario porque resuena con otras connotaciones) está en alza.
Pero ¿por qué y con tanta
urgencia?
Las Administraciones Públicas
adelgazan (y las obligarán a seguir haciéndolo) y las empresas,
independientemente de su tamaño, realizan ajustes en su personal. Sólo se
contrata al que realmente se necesita y por el tiempo que se le necesita, lo
demás se considera ineficiente.
Por supuesto que no todo el mundo
tiene capacidad para ser un emprendedor (como creador y desarrollador de una
empresa) pero sí para ser responsable de su propio trabajo (trabajador autónomo
o ¿“autoemprendedor”?). Y hacia aquí es hacia donde se va empujando.
Si esta es la perspectiva para
los próximos años es interesante reflexionar hacia qué tipo de relaciones
laborales estamos abocados. Por supuesto que este “modelo” integra multitud de
dificultades pero me fijaré solamente en los aspectos más positivos, si se
produce este cambio.
Se fomenta la responsabilidad
individual con respecto a los objetivos, tareas y compromisos adquiridos
(atención al cliente, fecha de finalización de los trabajos, organización
individual, …).
Las expectativas laborales se
podrán ajustar de forma más real. La amplitud (o limitación) de las perspectivas
estará acorde con lo que se desee alcanzar. Esto también influye en la ausencia
o exceso de reconocimientos que puedan existir en algunas organizaciones.
Un elemento importante es que la
ética profesional estaría mucho más ligada a la ética personal. La RSC
empezaría por uno mismo y sería complicado disociar ambos aspectos. Además se
relacionará con otros conceptos como la propia salud, tanto a nivel físico como
mental.
La formación estaría mucho más
adaptada a las necesidades presentes, sería mucho más flexible y se seleccionaría
con mayor “visión”. Tendrá mucha más importancia la adaptación a los cambios
tecnológicos que crecen exponencialmente.
La “marca personal” tendrá más
valor (qué es lo que hago, cómo lo hago, qué hago diferente); es decir, que la
calidad y la respuesta que se dé al cliente tendrá un gran peso específico. A
su vez será necesario tener una política de alianzas potente (trabajo en red,
asociaciones, lobbys).
No sé si llegaremos a la
estructura que Huxley proponía en “Un mundo Feliz” pero quizá se vayan
ajustando las capacidades de cada persona a su nivel de competencias. Verdaderamente
no sólo estamos sólo en una época de cambios sino en un cambio de época.
Os adjunto un TED de uno de los
puntos comentados que me ha hecho reflexionar hacia dónde vamos.