Hace poco participé en un taller
sobre Inteligencia Emocional y la verdad es que fue muy gratificante a todos los niveles por lo mucho que aprendí sobre mí misma, y por la
gente tan maravillosa con la que compartí dicha experiencia.
No os voy a contar todo lo visto
en el curso porque algo así hay que
vivirlo, ya que a tod@s los participantes, de una manera u otra, nos ha
provocado cambios en nosotros y por lo tanto en la forma en que enfocamos nuestras
vidas. Lo que sí quería compartir es
algo que me impactó mucho porque siendo en un principio tan simple
tiene muchísima importancia y
esto es la “palabra”.
Todo empezó cuando plantearon un
ejercicio muy sencillo y de fácil solución y mi primera frase fue: “Yo no
puedo” y además, según iban terminando el resto de los compañeros más rondaban
en mi cabeza las palabras: soy torpe, no puedo, soy una inútil… ¿Cómo iba a
resolverlo si desde el principio ya me puse la limitación de poder
solucionarlo? Ahí ya llegó la clave, los límites nos lo ponemos nosotros
mismos, esas palabras que yo estaba pensando me estaban impidiendo ejecutar
satisfactoriamente un simple ejercicio. “Sea
que piense que puede o que no puede, en ambos casos usted tiene razón” (Henry
Ford).
Las palabras “no se las lleva el
viento” ya que si las decimos es porque realmente las pensamos y si forma parte
de nuestro pensamiento forma parte de nuestra realidad.“Todo lo que somos es
el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y
está hecho de nuestros pensamientos. (Buda)”
Si queremos tener el control de
nuestra vida tenemos que hacernos cargo de nuestra manera de pensar, por lo
que, sobre todo en situaciones difíciles es mejor pensar que hay una salida al
final del túnel para realmente superarlas. Los pensamientos positivos nos dan
esa energía, entusiasmo, motivación e
impulso para realizar lo que queramos. Es la mejor manera para aumentar
nuestra autoestima y por lo tanto mejorar con ello, las relaciones
interpersonales y desarrollar el
crecimiento personal y profesional hacia el éxito.
En nuestro vocabulario hay varias
palabras “peligrosas” que aunque no lo parezcan son muy negativas y que te
impiden cumplir tus metas:
-
“No”: es una palabra abstracta que la mente no registra y por lo tanto la
mente capta el mensaje contrario al objetivo pretendido.
-
“Pero”: Suele usarse para unir dos frases, con
lo que la segunda frase precedida de un pero anula la primera.
-
“Tengo
que”: Denota algo que cuesta trabajo, es un esfuerzo por lo que tiene un
significado negativo
-
“Un día de
estos”, “mañana”… Condicionan a no cumplir los objetivos pretendidos
-
“Todos”,
“siempre”, “nunca”, “nadie”: Son determinantes y no permiten la excepción,
siendo además generalmente falsas.
Con esto y ya por último, quiero
decir que hay que cuidar mucho lo que se dice y más a nosotros mismos para no
ponernos barreras ni limitaciones y así convertirnos en quien deseamos ser.
¿Qué decirte? Pues que me encanta tu entrada, Laura. Qué importante es lo que nos decimos a nosotros mismos porque sin darnos cuenta nos ponemos tantos límites pensando que no podemos hacer las cosas o que no seremos capaces...
ResponderEliminarMe gustaría añadir a tu lista una palabra que nos frena y es "INTENTO". Cada vez que decimos "Intento..." estamos dándole a nuestro cerebro una justificación para no hacer las cosas. Y es que las cosas las hacemos o no las hacemos, pero intentar... eso ¿qué es? Principalmente una excusa y una pérdida de tiempo.
Últimamente cobra más y más importancia el pensamiento positivo. Puede que la coyuntura actual no sea la más favorable ni la más deseada, pero con actitud positiva (que no optimismo, pues para mí esto denota cierto grado de falta de realismo)todo es más llevadero y conseguimos advertir oportunidades que, de otro modo, pasarían desapercibidas o que no sabríamos cómo aprovechar.
Enhorabuena por tu post y gracias por compartir estos consejos que ya estoy aprendiendo a aplicar en mi día a día.
Me parece estupendo el mensaje y además muy oportuno en este tiempo, en que llevamos varios años insistentemente agobiados por los mensajes que nos transmiten. Parece que no hubiera más noticias que comunicar.
ResponderEliminarY al cabo, nadie nos va a sacar del pozo si no somos nosotros mismos. Creo que nos has puesto de nuevo frente a los peldaños claves en la escala que tenemos que trepar.
Enhorabiena Laura
J. Mendoza
Interesante (y emocional) post, Laura.
ResponderEliminarLa manera en que cada uno de nosotros utilizamos las palabras para expresar nuestras experiencias internas a otros, o para comunicarnos con nosotros mismos, tiene una importancia (e influencia) capital en nuestra vida. Después de todo, las palabras son las unidades de información con las que describimos el mundo al relacionarnos hacia fuera y hacia dentro (diálogo interno). En ambas direcciones, debemos pues ser extremadamente cautelosos al escoger las palabras, y debemos ser también conscientes de que cada individuo tiene un significado concreto para cada palabra (generalmente articulado en función de su interpretación de la experiencia, objeto, idea o situación a la que se refiere).
Como bien concluyes, la comunicación es un proceso delicado y con mucha repercusión (o reflejo) en nuestros pensamientos y sentimientos (construcciones a partir de las emociones). Es muy importante tener esto en cuenta para potenciarnos en vez de limitarnos y para lograr que las relaciones con nosotros mismos y con los demás sean más ecológicas.
Enhorabuena por el post, la reflexión y tu propio proceso de desarrollo.
Informamos que esta entrada ha tenido, hasta hoy (dos semanas después de su publicación), un total de 166 visitas.
ResponderEliminar