Los excesos cometidos en los tiempos de bonanza nos han llevado a sufrir los estragos de una crisis económica que ha tenido como consecuencia una nueva realidad, estable y duradera en la que vivimos actualmente. Ante esta situación de caída constante, las empresas adaptan continuamente los niveles de gasto con los ingresos para “sobrevivir”.
Con la disminución del número de personas en las empresas, los “supervivientes” sufren recolocaciones, de manera que, los más afortunados que asciendan en la pirámide de mando asumirán tareas de mayor responsabilidad, y los demás verán complementadas sus tareas habituales con otras de puestos del mismo rango o inferior que realizaban personas que se han llevado la peor parte en la reestructuración interna.
Este tipo de cambios forzosos, puede ser una “oportunidad” para poner en marcha mejoras en las “capacidades” y las “habilidades” que nos ayuden a ser más “eficientes” y en las “competencias” que mejoren el “liderazgo”. Es tiempo de analizar, entre otros, algunos aspectos como:
Los datos económicos dicen que los países que mejor están sorteando el nuevo escenario económico tienen más desarrollada la “cultura de eficiencia”, es decir, “trabajar jornadas donde se aproveche el tiempo, eliminando al máximo los despilfarros, y obtener los resultados esperados, en definitiva, trabajar mejor o ser más productivos”.
Por poner un ejemplo. Los suecos consideran a aquellos profesionales que hacen muchas horas extras como “ineficientes”. Resulta “insólito”, pero es justo lo opuesto de las largas jornadas que están implantadas en nuestras empresas, y a la vista están los resultados.
Se puede buscar la “motivación” en el “reconocimiento” proveniente de la empresa, pero no todas las empresas tienen “cultura de excelencia”, en cualquier caso, este siempre será un extra. Bajo mi punto de vista, la motivación debe venir por el simple hecho de aprovechar la oportunidad y la consecución del logro. Dando como resultado una mejora profesional (no confundir con ascenso), que redunde directamente en nuestra calidad de vida, que nos permita vivir mejor, y nos haga más felices. Para mí, este es el mejor objetivo para motivarse.
Dicen los entendidos que el despegue económico será como el movimiento de un gran petrolero, lento, lento, lento., (salvo milagro, claro), por tanto, hay tiempo de sobra para “no” perderlo y desarrollar aquellos aspectos para lo que nunca lo ha habido. Esto que es muy fácil decirlo, de gran dificultad hacerlo. Hay que hacer un buen análisis previo, desarrollar una buena planificación, y marcar objetivos concretos para no perder el norte.
Como conclusión personal, dejo la siguiente idea:
Bajo la inluencia de una "actitud positiva" y la "motivación" por la consecución de un "logro" que nos "mejore" como personas profesionales se deben desarrollar las "capacidades y habilidades" que contribuyen a la mejora de la "eficiencia" y mejorar las "competencias que consolidesn el "liderazgo", aprovechando los momentos de cambios internos de las empresas. Y con los deberes hechos, hay que permanecer despiertos y confiados en que vendrán tiempos mejores donde aparecerán nuevas oportunidades.
Felices fiestas a todos.
Con la disminución del número de personas en las empresas, los “supervivientes” sufren recolocaciones, de manera que, los más afortunados que asciendan en la pirámide de mando asumirán tareas de mayor responsabilidad, y los demás verán complementadas sus tareas habituales con otras de puestos del mismo rango o inferior que realizaban personas que se han llevado la peor parte en la reestructuración interna.
Este tipo de cambios forzosos, puede ser una “oportunidad” para poner en marcha mejoras en las “capacidades” y las “habilidades” que nos ayuden a ser más “eficientes” y en las “competencias” que mejoren el “liderazgo”. Es tiempo de analizar, entre otros, algunos aspectos como:
- Innovación.
- Creatividad.
- Organización personal.
- Flexibilidad.
- Empatía.
- Asertividad.
- Gestión del estrés.
- Autocontrol.
- Comunicación.
- Desarrollo de otros.
- Visión positiva.
Los datos económicos dicen que los países que mejor están sorteando el nuevo escenario económico tienen más desarrollada la “cultura de eficiencia”, es decir, “trabajar jornadas donde se aproveche el tiempo, eliminando al máximo los despilfarros, y obtener los resultados esperados, en definitiva, trabajar mejor o ser más productivos”.
Por poner un ejemplo. Los suecos consideran a aquellos profesionales que hacen muchas horas extras como “ineficientes”. Resulta “insólito”, pero es justo lo opuesto de las largas jornadas que están implantadas en nuestras empresas, y a la vista están los resultados.
Se puede buscar la “motivación” en el “reconocimiento” proveniente de la empresa, pero no todas las empresas tienen “cultura de excelencia”, en cualquier caso, este siempre será un extra. Bajo mi punto de vista, la motivación debe venir por el simple hecho de aprovechar la oportunidad y la consecución del logro. Dando como resultado una mejora profesional (no confundir con ascenso), que redunde directamente en nuestra calidad de vida, que nos permita vivir mejor, y nos haga más felices. Para mí, este es el mejor objetivo para motivarse.
Dicen los entendidos que el despegue económico será como el movimiento de un gran petrolero, lento, lento, lento., (salvo milagro, claro), por tanto, hay tiempo de sobra para “no” perderlo y desarrollar aquellos aspectos para lo que nunca lo ha habido. Esto que es muy fácil decirlo, de gran dificultad hacerlo. Hay que hacer un buen análisis previo, desarrollar una buena planificación, y marcar objetivos concretos para no perder el norte.
Como conclusión personal, dejo la siguiente idea:
Bajo la inluencia de una "actitud positiva" y la "motivación" por la consecución de un "logro" que nos "mejore" como personas profesionales se deben desarrollar las "capacidades y habilidades" que contribuyen a la mejora de la "eficiencia" y mejorar las "competencias que consolidesn el "liderazgo", aprovechando los momentos de cambios internos de las empresas. Y con los deberes hechos, hay que permanecer despiertos y confiados en que vendrán tiempos mejores donde aparecerán nuevas oportunidades.
Magnífica entrada Fran. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarFran, los que tenemos la suerte de conocerte sabemos que lo que dices aquí por escrito es lo que haces tú con conductas en tu quehacer profesional, por eso para mí tiene más valor tu reflexión, porqué sé que no son palabras vacías.
ResponderEliminarHay una frase en tu post que no quiero pasar por alto por destacable (a mí parecer), es la de: "...Dando como resultado una mejora profesional (no confundir con ascenso), que redunde directamente en nuestra calidad de vida, que nos permita vivir mejor, y nos haga más felices..." Que pongas el acento en que mejorar profesionalmente no es lo mismo que "ascender jerárquicamente" es fabuloso.
Muchas gracias por tu reflexión Fran.
Gracias Fran por tu reflexión. Me ha recordado muchos conceptos clave y sobre todo me ha transmitido una visión positiva y posible.
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