Hola a todos. No sabía muy bien qué tema tratar en el blog ya que hay una gran cantidad de ellos y muy interesantes, pero al final la respuesta está siempre delante de tus narices. Os comento esto, porque una persona muy cercana a mí me ha inspirado para mi intervención de hoy.
Toda la vida he visto a esta persona esforzarse y hacer todo lo posible para progresar en su empresa: inscribiéndose a todo tipo de curso de formación, terminar estudios superiores, aprender un idioma… para que al final todos sus esfuerzos no hayan sido reconocidos. Nunca lo he entendido pero ahora me doy cuenta de que su problema no era la falta de formación, iniciativa o ganas de progreso, sino su falta de capacidad para “hacer la pelota”. No ha conseguido el puesto que realmente se merece por no ser “amigo” de su jefe.
El problema es encontrarte con este tipo de superiores que actúan más por emociones que por lógica. Tienen más confianza en las personas con las que comparten hobbies, siempre le ríen las gracias, nunca le dan malas noticias…dándoles entonces mejores informes sólo por ser más cercanos y no por sus cualidades o valía.
Existen directivos que se dejan llevar por la soberbia, es lo que el autor del libro Yo el Director, Mario de Marchis, lo califica como “virus de la inteligencia autodestructiva”. Consiste en que una persona que empieza a subir cada vez más alto y acumula éxitos, piensa que es inmune y sólo se rodea de aduladores y de gente con menos capacidades que él para poder controlarlos.
Esto es un grave problema para cualquier empresa ya que un responsable de esta índole no prioriza la consecución y mejora de los objetivos, sino su propio desarrollo personal y el crecimiento de su ego. Con estos comportamientos la empresa irá en declive ya que hay una falta total de ética, democracia y participación del personal.
Sorprendentemente, existen organizaciones que imparten a sus empleados cursos sobre técnicas para escalar en la empresa a través de la adulación y el agrado al jefe.
Este curso llamado “Habilidades interpersonales para los negocios” está dirigido a directivos, supervisores y jefes de equipo de empresas de cierto volumen y con una duración estimada de 2,5 horas. En primer lugar, te indica cómo establecer una relación con tu jefe ofreciendo algún truco como: - averiguar la hora a la que llega y esperarle en el ascensor, -coincidencias fuera del horario laboral, -cambiar el horario para estar presente cuando él llegue… Además comentan la importancia de estrechar lazos con personal auxiliar ya que les considera los conocedores de todo lo que sucede en la empresa, incluso te advierten de los propios compañeros puesto que éstos pueden ser amigos pero también competidores.
La conclusión principal de dicho curso es: “crear encuentros casuales, planificando estar en el lugar correcto en el momento adecuado”. Por último, comenta que la clave para el desarrollo de tu carrera profesional es relacionarte exclusivamente con aquellas personas que nos faciliten el ascenso sin tener en cuenta su valía como trabajador.
Te puedes encontrar incluso anuncios tales como este caso tan alucinante.
Lo encontré en “nofunciona.es”, donde uno de sus blogueros aborda, con ejemplos como éste, el tema de que a veces se valora más la sumisión que el trabajo y concluye su intervención señalando: “prospera antes el que calla y la caga siguiendo tus instrucciones que el que te saca del marrón siguiendo su propia iniciativa”. Una reflexión muy clara y contundente.
Hay estudios que afirman que en épocas de crisis aumenta la gente que “baila el agua al jefe”, es decir, que el aumento del peloteo en las empresas es directamente proporcional al riesgo. Y según la Universidad de Texas adular más al jefe eleva las opciones de ser ascendidos en un 64%. ¿No es increíble?
Como todos sabemos existen varios tipos de pelotas: el que equivoca lealtad y gratitud con sumisión, el que siente miedo de perder su trabajo por lo que genera en su jefe un vínculo muy estrecho para salvar su puesto, el que utiliza la influencia de su jefe para alcanzar su propio éxito “sólo trata de ganar”, etc. Para poder enfrentarte a cualquiera de ellos hay diferentes formas de rechazo, alguna de ellas son:
-Claridad: diciéndole directamente que no te gustan los halagos.
-Reafirmación: si insisten ser duro, inflexible para hacerles entender que no te gustan su tono.
-Alejamiento: no mantener contacto excepto en los casos meramente imprescindibles.
-Confidencialidad: no tener confidencias, tener tus temas en secreto.
-Protección: de tus ideas para que no te las roben.
-Discreción: no opinar delante de ellos sobre jefes o compañeros porque lo distorsionarán para usarlo en beneficio propio.
-Firmeza: para no dejarte pisar por ellos.
Con todo lo expuesto anteriormente sólo espero que con esto nos preparemos para lo que nos podamos encontrar y reflexionar sobre lo perjudicial que son este tipo de trabajadores para cualquier empresa. Mostrar que hay empleados muy capaces que se están desaprovechado por este tipo de injusticia y falta de reconocimiento, generando con ello su frustración como persona y como trabajador, eliminando esas ganas de formar parte de un todo para conseguir un objetivo común y convirtiéndole en un simple trabajador en vez de una persona comprometida con la empresa y con lo que le rodea.
Mis últimas líneas las voy a dedicar a nuestro gran refranero el cual nos dice: “Quién hoy te compra con su adulación mañana te venderá con su traición”.
Saludos a todos.
Toda la vida he visto a esta persona esforzarse y hacer todo lo posible para progresar en su empresa: inscribiéndose a todo tipo de curso de formación, terminar estudios superiores, aprender un idioma… para que al final todos sus esfuerzos no hayan sido reconocidos. Nunca lo he entendido pero ahora me doy cuenta de que su problema no era la falta de formación, iniciativa o ganas de progreso, sino su falta de capacidad para “hacer la pelota”. No ha conseguido el puesto que realmente se merece por no ser “amigo” de su jefe.
El problema es encontrarte con este tipo de superiores que actúan más por emociones que por lógica. Tienen más confianza en las personas con las que comparten hobbies, siempre le ríen las gracias, nunca le dan malas noticias…dándoles entonces mejores informes sólo por ser más cercanos y no por sus cualidades o valía.
Existen directivos que se dejan llevar por la soberbia, es lo que el autor del libro Yo el Director, Mario de Marchis, lo califica como “virus de la inteligencia autodestructiva”. Consiste en que una persona que empieza a subir cada vez más alto y acumula éxitos, piensa que es inmune y sólo se rodea de aduladores y de gente con menos capacidades que él para poder controlarlos.
Esto es un grave problema para cualquier empresa ya que un responsable de esta índole no prioriza la consecución y mejora de los objetivos, sino su propio desarrollo personal y el crecimiento de su ego. Con estos comportamientos la empresa irá en declive ya que hay una falta total de ética, democracia y participación del personal.
Sorprendentemente, existen organizaciones que imparten a sus empleados cursos sobre técnicas para escalar en la empresa a través de la adulación y el agrado al jefe.
Este curso llamado “Habilidades interpersonales para los negocios” está dirigido a directivos, supervisores y jefes de equipo de empresas de cierto volumen y con una duración estimada de 2,5 horas. En primer lugar, te indica cómo establecer una relación con tu jefe ofreciendo algún truco como: - averiguar la hora a la que llega y esperarle en el ascensor, -coincidencias fuera del horario laboral, -cambiar el horario para estar presente cuando él llegue… Además comentan la importancia de estrechar lazos con personal auxiliar ya que les considera los conocedores de todo lo que sucede en la empresa, incluso te advierten de los propios compañeros puesto que éstos pueden ser amigos pero también competidores.
La conclusión principal de dicho curso es: “crear encuentros casuales, planificando estar en el lugar correcto en el momento adecuado”. Por último, comenta que la clave para el desarrollo de tu carrera profesional es relacionarte exclusivamente con aquellas personas que nos faciliten el ascenso sin tener en cuenta su valía como trabajador.
Te puedes encontrar incluso anuncios tales como este caso tan alucinante.
Lo encontré en “nofunciona.es”, donde uno de sus blogueros aborda, con ejemplos como éste, el tema de que a veces se valora más la sumisión que el trabajo y concluye su intervención señalando: “prospera antes el que calla y la caga siguiendo tus instrucciones que el que te saca del marrón siguiendo su propia iniciativa”. Una reflexión muy clara y contundente.
Hay estudios que afirman que en épocas de crisis aumenta la gente que “baila el agua al jefe”, es decir, que el aumento del peloteo en las empresas es directamente proporcional al riesgo. Y según la Universidad de Texas adular más al jefe eleva las opciones de ser ascendidos en un 64%. ¿No es increíble?
Como todos sabemos existen varios tipos de pelotas: el que equivoca lealtad y gratitud con sumisión, el que siente miedo de perder su trabajo por lo que genera en su jefe un vínculo muy estrecho para salvar su puesto, el que utiliza la influencia de su jefe para alcanzar su propio éxito “sólo trata de ganar”, etc. Para poder enfrentarte a cualquiera de ellos hay diferentes formas de rechazo, alguna de ellas son:
-Claridad: diciéndole directamente que no te gustan los halagos.
-Reafirmación: si insisten ser duro, inflexible para hacerles entender que no te gustan su tono.
-Alejamiento: no mantener contacto excepto en los casos meramente imprescindibles.
-Confidencialidad: no tener confidencias, tener tus temas en secreto.
-Protección: de tus ideas para que no te las roben.
-Discreción: no opinar delante de ellos sobre jefes o compañeros porque lo distorsionarán para usarlo en beneficio propio.
-Firmeza: para no dejarte pisar por ellos.
Con todo lo expuesto anteriormente sólo espero que con esto nos preparemos para lo que nos podamos encontrar y reflexionar sobre lo perjudicial que son este tipo de trabajadores para cualquier empresa. Mostrar que hay empleados muy capaces que se están desaprovechado por este tipo de injusticia y falta de reconocimiento, generando con ello su frustración como persona y como trabajador, eliminando esas ganas de formar parte de un todo para conseguir un objetivo común y convirtiéndole en un simple trabajador en vez de una persona comprometida con la empresa y con lo que le rodea.
Mis últimas líneas las voy a dedicar a nuestro gran refranero el cual nos dice: “Quién hoy te compra con su adulación mañana te venderá con su traición”.
Saludos a todos.
Me ha gustado mucho tu entrada. Es viejo este problema pero se sigue repitiendo en demasía. Yo he visto prototipos de "pelotas" que te terminan estrujando hasta que no te pueden sacar más. Te están manipulando y no te das cuenta. Cuando te han usado te tiran, pasan por encima y buscan uno más arriba al que hacer lo mismo. No es fácil descubrirlos y objetivar la relación, ya que son como perritos falderos que insisten de mil maneras hasta que caes en sus redes. Son los empleados más tóxicos ya que este tipo de relación con el jefe genera conflictos laterales y mal clima en los equipos. Estoy de acuerdo en los criterios para que no ocurra este tipo de hechos en las organizaciones.
ResponderEliminarLaura, planteas una situación que se da con frecuencia en las organizaciones y que es muy tóxica, como dice Jose. Es una actitud de los trepas manipuladores, con habilidades sociales suficientes para hacer creer al jefe y a algunos de sus compañeros que se merece su confianza. Porque en el fondo, lo que tratan de conseguir, a través de la manipulación, es la confianza del jefe y/o de las personas que le interesan porque tienen influencia y le facilitarán la consecución de su objetivo personal. Si son hábiles, y lo sulen ser, es difícil descubrir sus intenciones, sobre todo para el jefe. Sin embargo, los compañeros captarán más fácilmente sus intenciones y estratégias. Y sufrirán las consecuencias.
ResponderEliminar¿Cómo deben actuar estos compañeros que se sienten atrapados en situacines como la que describe Laura y ven truncada su carrera profesional por culpa de estos trepas manipuladores?
Saludos a todos.
Lo de la adulación no es nada nuevo, ya lo veíamos en el colegio cuando había niños que llevaban a la maestra flores o una manzana, o cuando reverenciaban aquello que el maestro decían. La diferencia está en que a ese niño enseguida se le identificaba como “el pelota” y salía trasquilado a la salida del colegio; pero al compañero de trabajo es más difícil identificarle porque juega con la picardía de hacerlo a espaldas de los compañeros y además como a todos nos gusta que nos halaguen pues va a ser el protegido del jefe si alguien se opone a él.
ResponderEliminarEsta habilidad es una diferencia competitiva clara , no se si se nace o te haces, pero algo está claro, y es que prosperan mucho más y antes que una persona honesta y trabajadora.
Buda ya identificaba esto: “Adulador En el Sigala Sutra, el Buda señala que ha de conocerse como enemigo al adulador disfrazado de amigo: 1-porque consiente que el amigo obre mal 2-porque no respalda las buenas acciones de su amigo 3-porque le alaba estando su amigo presente y 4-porque censura a su amigo cuando este esta ausente”.
Muy interesante el comentario. Como en la mayoría de aspectos que comentamos todo es opinable y modulable. Generalmnente la aparición de estos seres es consecuencia directa, entre otras cuestiones, de la no creación-selección de tus equipos; cuando "heredas" un equipo creado, ya que en el supuesto de que seas tú quien selecciona el grupo de trabajo(y más si has realizado alguno de nuestros Master donde el componente personas y las competencias profesionales están siempre muy cuidadas) siempre evitarás este pefil.
ResponderEliminarCuando tienes personas a tu cargo de forma directa(gestiones o no el equipo personal de toda la Organización), y es ese equipo quien te resuelve el día a día de tu trabajo y la consecución de tus objetivos, no te interesa en ningún caso que se infiltre ningún pelota, ni ninguna otra subespecie de mal compañero de trabajo como el mercenario o el terrorista, porque el propio grupo de tlo va a hacer notar, bien directamente en forma de queja o bien indirectamente por enrarecimiento del clima laboral.
En este punto, Laura, compañeros del blog, se abriría un nuevo tema que por complicado y espinoso dejo en el aire. Los pelotas son el problema, o son la consecuencia de malos jefes, malos mandos intermedios o incluso muy malos responsables de personal?
Un debate muy ineteresante y con mucho más fondo del que parece.
ResponderEliminarPorque ¿cuál es el punto en que reconocer o reforzar se convierte en adular o pelotear? (me ha gustado mucho lo que comenta Elena sobre Buda). ¿Acaso sólo puede reconocer un mando a su equipo y no los miembros del equipo a éste?. ¿Se hace la pelota sólo hacia "arriba? ¿Cuánto, como señala Roberto, del "peloteo" es responsabilidad de quién lo recibe? ¿Cuánto de mediocre es quien hace la pelota y cuánto quien le gusta que se la hagan? ¿Cuál es el límite entre habilidades sociales éticamente permitibles y despreciables?. Cuando, como comenta Rafa, a un manipulador lo captan los compañeros pero no los jefes, ¿cuánto de realidad y cuánto de rumor hay? ¿Cuánto de manipulador hay?
Si yo digo que me me gusta tu post, ¿estoy valorando tu escrito o te estoy haciendo la pelota?
Y es que los buenos líderes, como los buenos amigos, no quieren a su lado gente que les digan sí a todo.
Esto como el baile, parece cosa de dos. Y me parece que quien más responsabilidad tiene es el jefe que lo permite, que no trabaja en equipo sino uno a uno, que le gusta que le adulen y hace camarillas, que facilita información personal a unos sí y a otros no, que no tiene objetivos comunes sino objetivos particulares, que mantiene relaciones "personales" fuera con algunos, que es humano y a todos nos gusta que nos den reconocimiento.
ResponderEliminarEl pelotas tiene una conducta adaptativa que le da resultado, porque si no, dejaría de hacerlo. Y ¿quién refuerza estos comportamientos y puede cambiarlos? Coincido con Rafa en que a los pelotas los descubren mejor los compañeros, porque el jefe está en agua templada, pero si son competentes el tema es más difícil de discriminar.
La cuestión por tanto, es para mi, ¿estamos contribuyendo a desarrollar líderes honestos, con motivación de logro, que se basa en una buena motivación social?.Y, ¿críticos, con capacidad de revisión de nuestras propias prácticas?.
Decía un amigo argentino: "Es fácil , viejo!!! Capaz que si les cortáis las pelotas, vuelan!!!"