Los procesos vitales y empresariales suelen ser fluctuantes y cambiantes, adaptarse a una evolución positiva es fácil, pero cuando las circunstancias suponen un riesgo para la integridad física o psicológica en el caso personal, o una amenaza a la estabilidad en un supuesto empresarial, la capacidad resiliente puede ser una variable sólida que aumenta la probabilidad de adaptación con éxito al cambio.
¿Qué es la resiliencia? El término resiliencia tiene su origen en el campo de la Física, haciendo referencia a la capacidad de un cuerpo de recuperar su forma original tras la deformación por un impacto. Una analogía que podemos encontrar para entender la resiliencia de una forma sencilla es “renacer de las cenizas”, aunque si preferimos una metáfora más poética sería “hacer crecer flores en el asfalto”. Se trata de la capacidad de enfrentarse a las adversidades, transformando la situación desfavorecedora y salir fortalecido, comprendiendo que uno mismo es arquitecto de su propio proceso.
En el mundo empresarial la resiliencia es la capacidad de una organización para disminuir su vulnerabilidad ante cambios y rupturas, desarrollar su flexibilidad para recuperarse y salir fortalecido obteniendo beneficios. De acuerdo el informe de The Resilience Institute, una alta resiliencia en los empleados tiene un elevado impacto en una veintena de indicadores del bienestar y rendimiento mejorando su salud física y mental, gestión del estrés, crecimiento personal y mayor conexión con el resto del equipo. Así que podemos entenderlo como un factor estratégico y competitivo dentro de una organización.
El 55% de los trabajadores siente que trabaja en exceso y el 45% presenta síntomas de estrés durante el desempeño laboral, según el informe Resilience Delivers: How and Why, de The Resilience Institut. Influyendo en el 60% de las bajas laborales según el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). De forma preventiva los departamentos de RRHH ya están implantando programas para desarrollar la capacidad resiliente de sus empleados como variable de protección de la salud mental de su capital humano y prevención del absentismo laboral.
Si exploramos la trayectoria de algunas empresas reconocidas a nivel mundial encontramos ejemplos prácticos de organizaciones resilientes que podrían ser nuestro referente como Apple, que en 1990 estuvo a punto de pedir el concurso de acreedores, Marvel, que entró en bancarrota en 1996 encontrando en el cine la salida económica, Hugo Boss que logró volver al mercado textil fabricando uniformes para los nazis o más recientemente Netflix que abandonó los DVS para crear su propio contenido.
Si analizamos los casos de las empresas anteriores encontramos varios factores comunes: la perseverancia, flexibilidad y capacidad para reinventarse, haciendo que el reto sea catalizador del desarrollo.
Etapas de una disrupción, (Sheffi y Race, 2005)
Los responsables en recursos humanos debemos identificar y potenciar la capacidad resiliente en el ámbito laboral y organizacional para reducir las resistencias al cambio, promover su transformación, favorecer su empoderamiento, controlar los niveles de estrés y fortalecer su capacidad de adaptación.
Ahora bien, cuando trabajemos la implantación de programas de desarrollo de competencias desde una perspectiva resiliente tenemos que tener clara la diferencia con el concepto “sobrecarga extrema”, según Mario Garcés “es fundamental para poder desarrollar procesos y dinámicas más eficaces y positivas” haciendo uso de un “optimismo inteligente”.
Tanto las personas, dentro de nuestro rol profesional, como las organizaciones somos susceptibles de sufrir crisis evolutivas (inicio en el puesto, jubilación, etc.) y circunstanciales (desastres naturales o tecnológicos, movilidad funcional, traslado, etc.) algunas premisas resilientes pueden ser las “keys” que nos ayuden a la transformación para evitar la cronificación del estado de confort disfuncional, por ello os propongo el siguiente decálogo resiliente:
1. Elabora un mapa con los factores de riesgo y vulnerabilidad, aprende a anticiparte
2. Reconoce y acepta el problema en un tiempo razonable
3. Desarrolla nuevas perspectivas y planteamientos. Crea una respuesta ágil
4. Busca una motivación fuerte que active tu energía y define el modo de lograrlo
5. Identifica y gestiona oportunidades de mejora
6. Recuerda: cualquier situación de crisis es una oportunidad de crecimiento
7. Reformula las metas, cambia el proceso y se modificará el efecto de la actividad
8. Confía en tu potencial, capacidades y apoyos, eres único
9. Utiliza el pensamiento positivo para creer y la creatividad para crear
10. Pierde el miedo a la transformación, has aprendido de la experiencia
En un mercado en el que la flexibilidad e innovación marcan la diferencia, la resiliencia organizacional es una variable en alza y un factor clave en un mercado en movimiento, siendo el área de RRHH el responsable en gestionar las crisis aportando solidez en los procesos de transformación generando confianza, desarrollando competencias adaptativas, potenciando el trabajo en red y creando una cultura de empresa “elástica”.
Tener un referente de inspiración en un proceso crítico puede ser un recurso de apoyo para el crecimiento, quiero compartir el mío, Nelson Mandela, quien fue capaz de regenerar todo un país marcado por la desigualdad, el racismo y la pobreza a través de la reconciliación social, y quien nos dejó un mensaje clave: “sé la mejor versión de ti mismo”.
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