En Europa, la mayoría de los trabajadores terminan su jornada laboral entre las 17 horas y las 18 horas, sin embargo, la mayoría de trabajadores españoles salen de media 2 horas más tarde, sobre las 19 horas, complicando la conciliación de la vida laboral y familiar.
Las jornadas laborales en España son muy largas, 8 horas diarias más descansos, que algunas veces rondan las 2 horas de tiempo de comida.
Estos horarios laborales no son los más adecuados para facilitar el rendimiento en la empresa. Consecuentemente estas jornadas provocan en el trabajador una menor motivación para realizar su trabajo. He aquí el conocido presentismo, es decir, la capacidad de los trabajadores para permanecer en su puesto de trabajo realizando actividades que no son productivas, con el fin de dar la impresión de que están implicados con la empresa. No por pasar más tiempo en la empresa, se está más comprometido.
Concretamente, diversos estudios realizados alrededor del mundo han encontrado relaciones entre las largas jornadas de trabajo y algunas de las enfermedades más comunes de la sociedad actual:
- Cansancio
- Depresión
- Ansiedad
- Insomnio
- Problemas musculares
Los empleados pasan mucho más tiempo del que deben en su puesto de trabajo, pero esto no se traduce en ser más productivo. En otros países europeos, la jornada laboral comienza antes, y la pausa de la comida oscila entre los 30 y los 60 minutos, terminando su jornada entre las 4 y media o 5 horas. Son varios los estudios que afirman que aquellas personas que cuentan con jornadas de trabajo más reducidas, logran aumentar su productividad.
Debemos cambiar ese esquema. Las 8 horas al día de trabajo ya no se ajustan a nuestro estilo de vida y los negocios equivocan el término productividad, asociándolo con cantidad y no calidad.