Positivismo, una palabra
que está muy de moda en los últimos tiempos, relacionada con los líderes de
equipos de trabajo, con la gestión del talento y con la motivación de personas.
Y es en la motivación de personas,
en concreto en la automotivación, donde quiero enfocar mi propuesta para
aquellas personas con tendencias negativas, proponiéndole y haciendo un esfuerzo se
conviertan en positivas.
El primer paso para que
una persona sea positiva, es que se lo crea, y desprenderse de creencias
auto-limitantes, por todos conocidas, del tipo “yo no soy negativo/a, soy realista”,
“porque todo me sale mal” o “soy gafe, todo me pasa a mi”.
Numerosos estudios
demuestran que las personas negativas normalmente llevan aparejados unos
niveles de autoestima bajos, tema que daría para otro post, pero centrándonos
en el tema que nos ocupa hoy, ser una persona positiva tampoco significa
olvidarse de la asertividad, saber decir que no cuando no quieres hacer una
cosa.
Tanto el positivismo,
como la autoestima y la asertividad de
cada persona, necesitan de un entrenamiento de situaciones prácticas, para que
vayamos interiorizando todos los conceptos, y todos los engranajes funcionen a
la perfección de forma automática sin darnos cuenta. Si ese entrenamiento no se
ha realizado de manera innata o a una temprana edad, se debe hacer ahora, sin
mayor demora.
Los siguientes pasos que
puede dar una persona en pro de la positividad pueden ser pararse y analizar
que “cosas o hechos le suceden”, si realmente todo le sale mal y aunque las
comparaciones son odiosas, en este caso vienen muy bien para que el sujeto se
de cuenta de que siempre hay personas a tu alrededor que están en situaciones
bastante más desfavorables que las propias y
aprender a relativizar los problemas.
En el mundo laboral, el
ser una persona positiva no es un requerimiento académico o una competencia
necesaria para el desempeño profesional, pero sí que ayuda en determinados
puestos o cuando adoptas un rol concreto, por ejemplo, un coach o un jefe de proyecto. En estos casos concretos la
persona debe ser positiva, porque nadie
se imagina a un Coach diciendo a su Coache, “si tienes razón, como nos va a
salir mal, no merece la pena intentarlo”, o un jefe de proyecto, “no vale la pena
dedicarle a este proyecto dos años de nuestras vidas”.
Con el paso del tiempo,
la persona se encontrará mejor ánimo, sus problemas se habrán relativizado, empezará a valorar y creer en sí mismo/a, en que se puede conseguir todo lo que
se proponga, tanto en el plano laboral, como en el académico y por supuesto, en
el personal.
No nos engañemos, nadie
quiere como compañero de clase o de trabajo una persona negativa, triste y
apática, nos encanta rodearnos de personas positivas, sociales y que cada vez
que entran en un sitio o mantienes una conversación con esa persona, proyecta
una energía y un positivismo por todo lo que hace, contagioso y digno de admirar.
P.D.: ¡No te olvides de
levantarte cada mañana con una sonrisa!