Hace unos meses, concretamente el 18
de octubre de 2012, 19 personas, desconocidas, pero con una misma inquietud,
emprendimos una nueva etapa de nuestra vida.
Por circunstancias, una compañera
abandonó esta inquietud, fue valiente y decidió que su motivación estaba en
otro camino.
Hemos aprendido a ser más competentes,
a comprender la importancia del cambio, a mejorarnos continuamente, a trabajar
en equipo, a valorarnos profesional y personalmente, incluso hemos llevado a la
práctica técnicas de negociación durante los descansos y sobretodo…y lo más importante es que hemos disfrutado
con ello y lo hemos hecho juntos.
Los seres humanos requerimos de la
interacción con los demás para lograr nuestros objetivos. Así es como surge
trabajar en equipo y que en este mismo proceso aparezcan sentimientos tanto
positivos como negativos. Dentro de nuestro grupo el clima que se ha generado
ha estado en todo momento marcado por el respeto, la generosidad y apoyo. En
más de una ocasión nos decían que no éramos un grupo común. Nos dábamos cuenta.
Lo sabíamos. Había algo entre nosotros que era, es y será muy especial. Nos
hemos ido de pinchos, a jugar al futbolín, a los karts, de cenas, hemos
celebrado cumpleaños juntos, hemos salido de fiesta, hemos quedado a ver el
fútbol en el Provenza… pero sobretodo nos hemos apoyado en los proyectos, en las
presentaciones, en las opiniones de cada uno, en situaciones personales y no
tan personales… Por todo esto, SI, NOS HEMOS CONSIDERADO UN GRUPO ESPECIAL,
COHESIONADO Y MUY MOTIVADO.
Recuerdo que leí en un libro que el
trabajo en equipo es una inversión de futuro, un pilar fundamental del progreso
social y del desarrollo humano, tanto personal, como académico y profesional.
Nosotros hemos vivido ese desarrollo. Para mí ha sido aquello que más nos ha
influenciado de manera positiva ya que ha permitido que sacara todo lo bueno de
nosotros y ha potenciado el compañerismo. Este compañerismo se ha desarrollado
porque nosotros hemos sabido encajar trabajo y amistad.
El desarrollo personal y profesional
es factor indispensable en nuestras vidas para poder alcanzar nuestras metas y
disfrutar de ello. Todas las personas que hemos participado en el Máster de
Dirección de Personas hemos ido desde un principio con una actitud de superación
y de predisposición. Alguien nos dijo en
uno de sus módulos que el único que dirige tu vida es UNO MISMO, y es esta la esencia
de la superación personal.
Nosotros hemos sabido desarrollar
nuestro propio centro de superación personal, porque contamos con la capacidad
fortificada para nuestra realización personal y profesional, además de un
pensamiento positivo constante y de una enorme fuerza interior.
La única manera de aprender es probar,
experimentar y practicar. Es algo que nosotros teníamos claro desde un primer
momento. Es necesario aprender de manera permanente porque las cosas cambian y
los seres humanos no vivimos dos veces las mismas situaciones.
Nosotros como grupo hemos decidido que
nuestras competencias humanas no se pueden desarrollar igual que se aprenden
teoremas matemáticos, sino que hay que trabajar las experiencias de forma
permanente tanto para conocerse mejor como para dominar las relaciones con los
demás. Y esta ha sido nuestra decisión, seguir avanzando como grupo fuera del
aula.
El 8 de junio de 2013 ha sido la
penúltima vez que nos vimos. Todos sabemos que siempre que tengamos oportunidad
de vernos será la PENÚLTIMA VEZ.
En definitiva, nuestra relación de
grupo, compañeros, amigos…. siempre va a tener espacio en nuestra rueda de la
vida.
Máster Dirección de Personas y
Desarrollo Personal 2012 – 2013:
Susana
Sanz, Laura Baz, Roberto Manrique, Rubén Fraile, Rodri Aguilar, Arancha Martín,
Cristina Sanz, David Manso, Álvaro Retortillo, Juan Martínez, Helena Pérez,
Sonia Yustos, Héctor Castro, Isabel Carrasco, Arancha Rodríguez, Yolanda
Domínguez, Estefanía Morán, Isabel Ceamanos.