No hace mucho tiempo me tocó dar
una charla a un grupo de profesores. El director antes de comenzar hizo una
introducción y una reflexión basada en el texto siguiente que me encantó como
texto y como método para crear sintonía en el grupo de aprendizaje.No sé quién
la escribió. Yo me he permitido adaptarla. Este es el resumen.
¿Por qué algunas personas pueden
hacer frente a los contratiempos y las pruebas más duras de la vida mientras
que otras se sienten superadas por el obstáculo más nimio? Dicho con una
metáfora muy gráfica: ¿Cuál es el secreto que permite recoger flores en el
estiércol? Aquellas personas que superan las adversidades de la vida y resurgen
fortalecidas las calificamos de personas resilientes. Darwin en el origen de
las especies apuntaba: No son los más fuertes ni los más inteligentes los que
sobreviven. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios
Si más allá del carácter
metafórico de la resiliencia queremos conocer una definición más académica,
podemos disponer de la siguiente: la resiliencia es la capacidad de un grupo o
persona de afrontar, sobreponerse a las adversidades y resurgir fortalecido y
transformado. Rojas Marcos cita seis pilares de la resiliencia que se
complementan entre sí: Conexiones afectivas gratificantes con otras personas,
ciertas funciones ejecutivas personales, como la aptitud de regular las
emociones, identificar metas y programar los pasos para conseguirlas, el autocontroly
autoestima de uno mismo, tendencia a
percibir y explicar las cosas positivamente y la conciencia de motivos
personales que den sentido a la propia vida.
Hay una metáfora que circula por
internet que es muy ilustrativa para entender qué es la resiliencia:
“Una hija estaba muy molesta
porque parecía que cuando un contratiempo se les solucionaba, aparecía un
problema nuevo aún más complicado. Habló de ello con su padre, que era jefe de
cocina. La miró y, sonriente, cogió tres ollas. En un puchero puso algunos
huevos, en otro algunas zanahorias y en una tercera olla, café. La joven se
quedó pasmada pensando que su padre no la escuchaba, como ya era habitual,
porque en lugar de proporcionarle una respuesta se ponía a cocinar. Después de
veinte minutos de cocción, el padre le preguntó a la hija. “¿Qué ves?” La chica
quedó atónita. “¿Qué quieres que vea?” ¡Como no me haces ningún caso mientras
cueces unos huevos y unas zanahorias y haces café!”, respondió medio enfadada.
El padre imperturbable la invitó a palpar los tres ingredientes. La joven
azorada le preguntó qué significaba.
Él le respondió: “Los huevos eran
frágiles antes de la cocción, y ante la adversidad (el calentamiento con el
fuego) se han vuelto duros; las zanahorias, en cambio, eran duras y con el
fuego se han vuelto blandas; en cambio, el café, cuando ha sido calentado ha
sido incluso capaz de cambiar y de transformar su
contexto: el café ha transformado el agua. ¿Qué deseas ser tú, hija mía, ante
las adversidades? Ojalá seas como el café y que cuando aparezcan los problemas
o las adversidades, seas capaz de ser fuerte, sin dejarte vencer ni aislarte,
salir airosa e incluso mejorar tu misma consiguiendo cambiar tu entorno”
La resiliencia es una metáfora
que se asemeja al poder de transformación del café.
Metafóricamente, el proceso
resiliente es parecido a la creación de la perla dentro de una ostra. Cuando un
granito de arena entre en su interior y la agrede, la ostra segrega nácar para
defenderse y, como resultado crea una joya brillante y preciosa.
En otras palabras, la resiliencia
facilita un mejor desarrollo para seguir proyectándose en el futuro, a pesar de
cruzarse con acontecimientos desestabilizadores, encontrarse con condiciones de
vida difíciles y padecer traumas graves.
Cuando nos encontramos con
situaciones que parecen no tener salida, la resiliencia nos invita a
desbloquear la mirada paralizada, dar vuelta atrás en el callejón sin salida y
encontrar nuevas posibilidades. Consiste en reanimar lo que creemos acabado,
sortear aquello que parecía que no se podía rehuir. “Reencantarnos”, a nosotros
mismos, redescubrir aquello extraordinario que todas las personas poseemos,
sacar a la luz nuestro “tesoro escondido”.
Podríamos citar muchos héroes
resilientes, que todos conocemos, pero
prefiero homenajear a ese montón de anónimos que todos los días están prestos a
la ayuda de otros, víctimas del contexto
social.
La resiliencia es una metáfora
sobre las posibilidades de reconstrucción humana que apuesta por suministrar un
manto de caricias proveniente del contexto social a la persona herida, con el
objeto de permitirle desarrollar aquellas capacidades y habilidades que la
puedan catapultar hacia su transformación.
¡Meditemos, que ese era el objeto de la presentación ante
el grupo de profesores, descubramos
nuestra resiliencia y ayudemos en función de nuestras capacidades. En silencio.
Ayudar a otros es crecer nosotros!
Para profundizar en este tema
leer el libro de Luis Rojas Marcos: “Cómo superar la adversidad”. El poder de
la resiliencia. Espasa 2010
Un matiz: Resiliencia no significa invulnerabilidad, sufren como cualquiera, lo que les diferencia es su capacidad para tener una adecuada calidad de vida a pesar de todas las experiencias dolorosas.
ResponderEliminar¿Qué es lo que permite tener una calidad de vida adecuada? La investigación de Emmy Werner dio respuesta a la pregunta después de haber estudiado durante 32 años a personas de la isla hawaiana de Kauai que habían crecido en la adversidad y pobreza más absoluta. Todos aquellos que fueron capaces de salir y de transformarse positivamente, habían vivido algo en común: contar con al menos una persona, familiar o no, que los había aceptado tal y como eran de manera incondicional, independientemente de su temperamento, de su aspecto físico o de su pasado. La conclusión fue la misma que la de uno de los pioneros en el estudio de la resiliencia, Boris Cyrulnik. Con seis años logró escapar de un campo de concentración donde vio morir a sus padres. Tras vagar por diferentes centros de acogida, unos granjeros lo adoptaron y le inculcaron el amor por la vida y la literatura.
Pilar Jericó en su libro Héroes Cotidianos comenta: "después de una dificultad, nunca se vuelve al mismo punto de origen. Afortunadamente no somos gomas elásticas, por eso, cada dificultad o cambio nos influyen y todos ellos tienen la capacidad de transformarnos. Sabemos que suelen llegar en el momento más inoportuno, aunque tampoco se sabe cuál es el momento oportuno, el reto es entender la dificultad como una invitación a dar lo mejor de nosotros mismos".
Resiliencia, ser capaz de sobreponerse a las adversidades, saber pasar página y comenzar de nuevo, superar las dificultades (sufriendolas, no siendo insensible a ellas)es un tema apasionante y donde reside siempre, en mi opinión el secreto del éxito y la superación personal, empresarial, de un equipo, etc... que siempre fortalece y transforma.
ResponderEliminarGracias por traer el tema José, me invita a releer algunas textos sobre este asunto.
Yo por mi parte propongo 2 lecturas breves en las que, sin tratar el asunto de forma expresa, se percibe un actitud resiliente. espero os gusten tanto como me ha gustado leer a mi este post.
1) Ernest Schackleton:
http://www.elmundo.es/especiales/2011/12/ciencia/antartida/protagonistas/shackleton.html
2) Rudyard Kipling: "Si"
Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en tí mismo cuando los demás dudan de tí,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduria...
Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre)
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho:
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas...
Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".
Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.
Gracias