La mañana de primavera estaba espléndida y rutilante. El sol sacaba de la naturaleza un halo de frescor que llegaba a nuestra piel agitando levemente las hojas de los árboles. En la parada del autobús, algunas señoras y unos jóvenes con mochilas a la espalda.
La espera fue corta. Llegó el autobús y subimos casi todos. Venía casi vacío. Ocupé un asiento adecuado al sentido de marcha, abrí mi libro y me puse a leer. Detrás de mí, dos hombres de media edad levantaban el volumen de sus voces, animados por la discusión, lo que me impedía centrarme en la lectura.
- He perdido toda esperanza, decía uno. Llevo más de un año enviando el currículo a todas las empresas de esta región y sólo dos de ellas me han contestado, diciendo que por el momento no tienen previstas contrataciones de personal.
- ¿Has probado con los anuncios de periódicos y las páginas de empleo que hay en Internet?, le anima el amigo.
- Todo. He escrito a todos los anuncios en los que puedo cubrir el perfil, más o menos. Ni una sola respuesta.
El amigo trata de quitar importancia a la situación.
- De todos modos tu situación no es tan grave: tu mujer tiene un buen empleo. Siempre me has dicho que ganaba más que tú, y seguro que en tu casa no ha de faltar para vivir.
- Es cierto, pero no es el dinero solo. Se nos está estropeando el ambiente. Pilar me dice que cada vez tengo peor humor, que estoy siempre descontento. Y tiene razón: estoy desmoralizado. Hacer la compra y las tareas de la casa, me entretiene, pero cuando pienso en la ilusión que tenía en aplicar lo que estudié en la carrera, me descompongo. No se qué hacer.
- Siempre has sido un soñador y ya es hora de que despiertes. Se trabaja para ganar dinero, no para hacer cosas bonitas, ni para que sirvan a la sociedad, como tu piensas. La única utilidad es la que da lo que a uno le pagan. Si en tu casa no os falta el dinero, el caso no es tan grave.
- Creo que no entiendes lo que he sentido cuando trabajaba. Mi mayor satisfacción era ver cómo funcionaba una idea que habíamos aplicado, después de trabajarla mucho. Ver que el problema quedaba resuelto, o que la mejora que lográbamos era notable. Esto me animaba a seguir trabajando con brío. La paga, era una recompensa lógica, -y necesaria, no digo que no-, pero no era mi objetivo. Mi mayor recompensa era el propio contenido del trabajo y lo que se derivaba de él.
- Un soñador. Siempre lo has sido. ¿Por qué crees que se crean las Empresas?. Para ganar dinero, no para cubrir necesidades que tiene la Sociedad, como dicen algunos teóricos a los que tú has creído. Tu empresa es tu casa, y en ella no falta el dinero, luego no debes sufrir tanto....
Enganchado por la charla de mis compañeros de viaje, había cerrado mi libro y en mi cabeza daba vueltas a una idea: ¿será cierto que el trabajo es un castigo de Dios, como dice la Biblia?
Al dejar el autobús, el aire joven de primavera me trajo a la memoria los versos del Arcipreste de Hita, que leí hace tiempo:
Como dice el filósofo, cosa es verdadera:
el hombre, por dos cosas trabaja, la primera
por haber mantenencia, la otra era
por tener juntamiento con hembra placentera.
..........................
¿Por qué trabaja el hombre, realmente?
La espera fue corta. Llegó el autobús y subimos casi todos. Venía casi vacío. Ocupé un asiento adecuado al sentido de marcha, abrí mi libro y me puse a leer. Detrás de mí, dos hombres de media edad levantaban el volumen de sus voces, animados por la discusión, lo que me impedía centrarme en la lectura.
- He perdido toda esperanza, decía uno. Llevo más de un año enviando el currículo a todas las empresas de esta región y sólo dos de ellas me han contestado, diciendo que por el momento no tienen previstas contrataciones de personal.
- ¿Has probado con los anuncios de periódicos y las páginas de empleo que hay en Internet?, le anima el amigo.
- Todo. He escrito a todos los anuncios en los que puedo cubrir el perfil, más o menos. Ni una sola respuesta.
El amigo trata de quitar importancia a la situación.
- De todos modos tu situación no es tan grave: tu mujer tiene un buen empleo. Siempre me has dicho que ganaba más que tú, y seguro que en tu casa no ha de faltar para vivir.
- Es cierto, pero no es el dinero solo. Se nos está estropeando el ambiente. Pilar me dice que cada vez tengo peor humor, que estoy siempre descontento. Y tiene razón: estoy desmoralizado. Hacer la compra y las tareas de la casa, me entretiene, pero cuando pienso en la ilusión que tenía en aplicar lo que estudié en la carrera, me descompongo. No se qué hacer.
- Siempre has sido un soñador y ya es hora de que despiertes. Se trabaja para ganar dinero, no para hacer cosas bonitas, ni para que sirvan a la sociedad, como tu piensas. La única utilidad es la que da lo que a uno le pagan. Si en tu casa no os falta el dinero, el caso no es tan grave.
- Creo que no entiendes lo que he sentido cuando trabajaba. Mi mayor satisfacción era ver cómo funcionaba una idea que habíamos aplicado, después de trabajarla mucho. Ver que el problema quedaba resuelto, o que la mejora que lográbamos era notable. Esto me animaba a seguir trabajando con brío. La paga, era una recompensa lógica, -y necesaria, no digo que no-, pero no era mi objetivo. Mi mayor recompensa era el propio contenido del trabajo y lo que se derivaba de él.
- Un soñador. Siempre lo has sido. ¿Por qué crees que se crean las Empresas?. Para ganar dinero, no para cubrir necesidades que tiene la Sociedad, como dicen algunos teóricos a los que tú has creído. Tu empresa es tu casa, y en ella no falta el dinero, luego no debes sufrir tanto....
Enganchado por la charla de mis compañeros de viaje, había cerrado mi libro y en mi cabeza daba vueltas a una idea: ¿será cierto que el trabajo es un castigo de Dios, como dice la Biblia?
Al dejar el autobús, el aire joven de primavera me trajo a la memoria los versos del Arcipreste de Hita, que leí hace tiempo:
Como dice el filósofo, cosa es verdadera:
el hombre, por dos cosas trabaja, la primera
por haber mantenencia, la otra era
por tener juntamiento con hembra placentera.
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¿Por qué trabaja el hombre, realmente?
Necesisad y Estatus. Las actividades remuneradas se hacen por necesidad y por estatus. La remuneración en un porcentaje básico cubre necesidades y en otro marginal da nivel de vida.
ResponderEliminarLo importante no es el trabajo, sino el nivel. Un millonario puede vivir bastante feliz. Realizará actividades que le plazcan sin remuneración y conservará su estatus. Eso sí, una persona que pierde capacidad remunerativa pierde posición social, familiar, en la pareja ...
Para un animal social la posición en el grupo es algo muy importante.
un saludo
Hijo Pródigo