jueves, 10 de marzo de 2011

MIEDO EMOCIONAL por ROBERTO CABEZAS

Después de hacer una revisión a los artículos presentados hasta la fecha y teniendo que decidir acerca de qué puedo escribir y reflexionar, me he inclinado a tratar el mundo de las emociones. Comienzo por una de las cuatro emociones principales: EL MIEDO (tan de actualidad en este momento de crisis), dejo para otras ocasiones y/o para otros compañeros/as la alegría, tristeza e ira.
Según he leído (la mitología me fascina, me divierte mucho y me enseña a comprender más todo lo humano), el miedo es hijo de una infidelidad mitológica. Venus, diosa del amor, no le era precisamente fiel a su marido Vulcano, dios del fuego (la verdad, es que no sale muy agraciado en todas las pinturas, la más famosa La Fragua de Vulcano de Velázquez). Su romance más sonado en el Olimpo fue con Marte, dios de la guerra, ¡con quién tuvo cinco hijos! Cupido, dios del amor erótico; Anteros, es dios del amor correspondido (menos conocido que su hermano, porque, no se prodiga tanto JEJEJE); Concordia personifica la unidad, y, por último, los hijos que acompañaban a su padre en las batallas: Fobos (fobia) y Deimos (terror).Los mitos tratan de dar explicación a las necesidades que tenemos las personas y, según parece, el Miedo desciende de la unión del amor y de la guerra.
El miedo, también entendido como, malestar, estrés, ansiedad, fobia, angustia ,pánico..., tiene mucho de cultura, por ejemplo, cuando se proyectan los primeros rascacielos a principios del siglo XX, en Manhattan, se contrata a indios peruanos, familiarizados con las alturas.
Todos tenemos miedo. Todos. Sin embargo, su sola mención en las empresas se considera tabú. Sólo los mensajes atractivos tienen cabida en los discursos y en las campañas de publicidad, pero entre bastidores se encuentra: la presión por los resultados, luchas de poder, riesgo de despidos y por supuesto, nuestro querido miedo.

En una clasificación rápida, podemos describir cinco miedos:

PRIMER MIEDO: No llegar a fin de mes. Dentro de la empresa, estaría asociado a la empleabilidad, es decir, a las posibilidades que uno tiene de ser contratado en otra organización. O mejor aún, tiene que ver con el talento deseado.

SEGUNDO MIEDO: ¡Necesito que me quieran! Cómo decía Aristóteles: “El hombre es un animal social”.

TERCER MIEDO: Alérgicos al fracaso. Hemos aprendido a interpretar el fracaso como una mancha y la limpiamos con alguna justificación o hacemos como si no existiera.

CUARTO MIEDO: Aferrándome al poder. Tiene que ver con nuestra imagen de prestigio y está relacionado con nuestros valores. Haciendo un guiño al nombre del foro, quizás el poder sea el canto de sirena que nos gusta sintonizar, aunque nos creamos Ulises atados al mástil.

QUINTO MIEDO: Sin cambios, por favor. Cómo decía Mafalda: “a las personas no les disgusta el cambio, sino el ser cambiadas”.

El miedo dispara: contra el talento, contra el cambio y la visión a largo plazo, contra la innovación y la creatividad y contra la calidad de vida y la felicidad.
Nadie reconoce el miedo abiertamente. Pues bien, hagamos un esfuerzo por sacarlo del silencio, sólo así, nos daremos cuenta de que existe otra alternativa, sin duda mucho más rentable: basada en el talento, el cambio y la innovación.
Para ello debemos hacer frente a dos desafíos, uno relacionado con nosotros y otro, con nuestras empresas.
El primero consistirá en liberarnos de la gran cadena del miedo: desarrollar todo nuestro potencial, a menudo prisionero de nuestras propias inseguridades, aunque nos vistamos con corbatas.
El segundo, evitar la gestión basada en el miedo: sí es cierto, que ha sido el modelo clásico de gestión y ha funcionado, pero también funcionaban los carruajes de caballos.
El futuro lo conseguimos si nos atrevemos a crecer sobre nosotros mismos. Quiero finalizar este artículo con una cita que me digo a mí mismo, cada día, cuando me abordan mis miedos: “No es valiente el que tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo” (Nelson Mandela)

2 comentarios:

  1. Roberto, que poco se habla del miedo y cuanto se podría decir.

    Recientemente leí en un artículo, que sin tecnicismos psicológicos venía a decir, que es más fácil que una persona se esfuerce si tiene miedo a perder algo, que si tiene la esperanza de ganar algo (Lo mismo).

    Según esto, no es lo mismo decir, si no haces esto te quito mil euros, que decir, si haces esto te doy mil euros. El esfuerzo para ganar 1000 euros, puede no merecer la pena (Si hasta ahora he vivido sin ellos...). Pero si puede merecer la pena, el esfuerzo por no perder 1000 euros (Que ya son míos).

    Según la naturaleza humana, parece que el miedo le ha ganado el pulso a la motivación.

    Roberto, no sabía y me ha gustado, que el miedo viene de la unión del amor y de la guerra. Ahora entiendo porqué mi miedo a no pagar la hipoteca viene del amor que le tengo a la casa, y de la guerra que tengo con los bancos.[:D]

    Un saludo

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