II
Un día, mientras camina por la calle una mujer de éxito, Directora de Recursos Humanos de una importante compañía multinacional, es trágicamente atropellada por un camión y muere. Su alma llega al paraíso y se encuentra en la entrada con San Pedro, que en persona le dice:
– "Bienvenida al paraíso. Antes de que te acomodes, parece que hay un problema: verás... muy raramente un directivo ha llegado aquí, y no estamos seguros de qué hacer contigo".
– "No hay problema, déjame entrar", le dice la mujer.
– "Bueno... me gustaría, pero tengo órdenes desde lo más alto. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir dónde pasar la eternidad".
– "De hecho ya lo he decidido –responde la mujer–. Prefiero estar en el paraíso".
– "Lo siento, pero tenemos nuestras reglas", dice San Pedro, mientras acompaña a la Directora al ascensor y la ve bajar hasta el infierno.
Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un club y de pie delante de ella están todos sus amigos y colegas (muchos de ellos miembros del Foro Ulises), todos vestidos con traje de noche y muy contentos.
Corren a saludarla, la besan en las dos mejillas y recuerdan los buenos tiempos. Juegan un agradable partido de golf y luego por la noche cenan juntos en el club con langosta y caviar. Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando. Se está divirtiendo tanto que antes de que se dé cuenta es ya hora de irse. Así que todos le dan un apretón de manos y la saludan mientras sube al ascensor.
El ascensor sube y se reabre la puerta del paraíso, donde San Pedro la está esperando y le dice: "Ahora es el momento de pasar al paraíso". La mujer pasa las 24 horas siguientes paseando de nube en nube, tocando el arpa y cantando. Se divierte mucho y antes de que se dé cuenta las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarla. A su encuentro le dice:
– "Entonces, has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso... Ahora debes elegir tu eternidad".
La mujer reflexiona un momento y responde:
– "Bueno, quiero decir que el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno...".
San Pedro la acompaña hasta el ascensor y otra vez baja hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren, se encuentra en medio de una tierra desierta, cubierta de deshechos y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras. El Diablo la alcanza y le pone un brazo en el cuello.
– "No entiendo... –balbucea la mujer–. Ayer estaba aquí y había un campo de golf y un club, y comimos langosta y caviar, y bailamos y nos divertimos mucho! Ahora todo lo que hay es una tierra desierta llena de desperdicios, y todos mis amigos parecen unos miserables!
El Diablo la mira, sonríe y le dice:
– "Ayer te estábamos reclutando... hoy eres parte del personal.”
– "Bienvenida al paraíso. Antes de que te acomodes, parece que hay un problema: verás... muy raramente un directivo ha llegado aquí, y no estamos seguros de qué hacer contigo".
– "No hay problema, déjame entrar", le dice la mujer.
– "Bueno... me gustaría, pero tengo órdenes desde lo más alto. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir dónde pasar la eternidad".
– "De hecho ya lo he decidido –responde la mujer–. Prefiero estar en el paraíso".
– "Lo siento, pero tenemos nuestras reglas", dice San Pedro, mientras acompaña a la Directora al ascensor y la ve bajar hasta el infierno.
Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un club y de pie delante de ella están todos sus amigos y colegas (muchos de ellos miembros del Foro Ulises), todos vestidos con traje de noche y muy contentos.
Corren a saludarla, la besan en las dos mejillas y recuerdan los buenos tiempos. Juegan un agradable partido de golf y luego por la noche cenan juntos en el club con langosta y caviar. Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando. Se está divirtiendo tanto que antes de que se dé cuenta es ya hora de irse. Así que todos le dan un apretón de manos y la saludan mientras sube al ascensor.
El ascensor sube y se reabre la puerta del paraíso, donde San Pedro la está esperando y le dice: "Ahora es el momento de pasar al paraíso". La mujer pasa las 24 horas siguientes paseando de nube en nube, tocando el arpa y cantando. Se divierte mucho y antes de que se dé cuenta las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarla. A su encuentro le dice:
– "Entonces, has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso... Ahora debes elegir tu eternidad".
La mujer reflexiona un momento y responde:
– "Bueno, quiero decir que el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno...".
San Pedro la acompaña hasta el ascensor y otra vez baja hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren, se encuentra en medio de una tierra desierta, cubierta de deshechos y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras. El Diablo la alcanza y le pone un brazo en el cuello.
– "No entiendo... –balbucea la mujer–. Ayer estaba aquí y había un campo de golf y un club, y comimos langosta y caviar, y bailamos y nos divertimos mucho! Ahora todo lo que hay es una tierra desierta llena de desperdicios, y todos mis amigos parecen unos miserables!
El Diablo la mira, sonríe y le dice:
– "Ayer te estábamos reclutando... hoy eres parte del personal.”
Me parece muy bien lo del humor. El chiste también pone de manifiesto la verdad y realidad de muchas empresas.
ResponderEliminarMuy buenos los dos, pero a mí la parodia que hace Forges de los sistemas de medición que usamos me resulta sublime.
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